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El nuevo PP ‘post-Aznar’ brilla con luz propia, más allá de 'bárcenas' y 'galeotes'
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Federico Quevedo

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El nuevo PP ‘post-Aznar’ brilla con luz propia, más allá de 'bárcenas' y 'galeotes'

Hay dos hechos que han marcado claramente esta semana -que están marcando sin duda las últimas semanas- en la vida interna del Partido Popular. Uno es

Hay dos hechos que han marcado claramente esta semana -que están marcando sin duda las últimas semanas- en la vida interna del Partido Popular. Uno es la manera en que el nuevo equipo que lidera el PP del País Vasco con Antonio Basagoiti al frente ha conseguido un resultado satisfactorio en las urnas y, lo que es más importante, se ha convertido en una pieza clave para la gobernabilidad del País Vasco y para que se produzca allí algo tan necesario para la higiene democrática como es la alternancia después de treinta años de régimen nacionalista. Les tengo que reconocer que para todos los que hemos sido parte de la diáspora, el de ayer fue un día especial, muy especial, porque algo ha empezado a cambiar en Euskadi y eso solo puede hacernos sentir satisfechos. El segundo asunto, lo habrán adivinado, es la ‘Operación Gürtel’ y, más en concreto, todo lo que afecta al tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, en el ojo del huracán desde que se conociera su patrimonio, un patrimonio aparentemente muy por encima de las posibilidades de un político que no llega a esta profesión con la vida resuelta, precisamente.

Déjenme que empiece por el principio. Lo que se va a vivir en el País Vasco es, sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos históricos más trascendentes desde la Transición. Es un éxito que no solo cabe achacárselo a las actuales direcciones del PP y del PSE, a Basagoiti y a López, sino que hoy se merece un reconocimiento la labor de otros antes que ellos, sobre todo en los últimos tiempos cuando Nicolás Redondo, Jaime Mayor y María San Gil se empeñaron en conseguir una alternativa constitucionalista al nacionalismo. A ellos tres, y sobre todo a todos los que en las filas del PSE y del PP dejaron su vida defendiendo la idea de nación y la libertad, hay que reconocerles su esfuerzo y su inmensa generosidad. Dicho eso, lo cierto es que contra viento y marea, contra las posiciones de una izquierda remisa al pacto con el PP -liderada por El País-, y de una derecha reacia al pacto con el PSE -liderada por La Mañana de la cadena COPE-, tanto el PSE como el PP han demostrado una envidiable altura de miras y una clarísima sumisión al interés general, y han conseguido acallar todas las voces críticas y conjurar los temores con un documento programático que debería estudiarse en los colegios porque es la esencia de cualquier democracia liberal -algo que no existía en el País Vasco, por cierto-. Es verdad que no era este el escenario que quería López, pero una vez que las urnas se han pronunciado, el dirigente socialista vasco ha sabido amoldarse y entender cuál era el significado de ese resultado del día 1 de marzo.

Pero también es verdad que López ha encontrado en el PP una interlocución propicia al acuerdo. El PP, y esto hay que reconocérselo a su comisión negociadora liderada por Iñaki Oyarzabal, ha sabido tensar y destensar la cuerda hasta conseguir su máximo objetivo, que no era poder, sino que el cambio se plasmara por escrito y con unas directrices muy claras que afectan a cuestiones esenciales en la vida de las personas y su libertad. Basagoiti, que en última instancia ha sido el muñidor de la estrategia y el que ha ido escalando peldaño a peldaño hasta llevar a su partido a una cima que parecía inalcanzable -¿alguien se imaginaba hace un par de semanas que el PP presidiría el Parlamento Vasco?-, ha evidenciado el acierto de Rajoy al apostar por él, y se ha convertido por méritos propios en una figura emergente en el PP, junto a Oyarzabal, a Alfonso Alonso, a Alberto Núñez Feijóo y a toda una generación de jóvenes políticos en la periferia y en Madrid -Sáenz de Santamaría, González Pons, Cospedal…- que suponen el recambio presente a la generación de Aznar y de los que saldrá el líder que dirija el PP dentro de unos años, cuando Rajoy haya dejado la Presidencia del Gobierno -a la que, les aseguro, llegará pronto-.

Por eso es una pena que todo este trabajo bastante bien hecho se vea enturbiado por cuestiones como las que afectan al Tesorero del PP, Luis Bárcenas. Partiendo de la base de que es cierto el modo fraudulento y canalla con el que Garzón ha utilizado este sumario contra el PP, negar que existe un problema llamado Correa y las relaciones que éste tenía con algunos personajes del partido sería suicida. Ni Basagoiti, ni Arantxa Quiroga, ni Núñez Feijóo, que tomará posesión en unos días como presidente de la Xunta, se merecen que sus éxitos, que son éxitos de todo el partido, se vean afectados por una trama con la que no tienen nada que ver. Y siendo también cierto que todo el mundo tiene derecho a la presunción de inocencia, no lo es menos que en las actuales circunstancias lo mejor que podrían hacer Bárcenas y Galeote es dejar sus actuales cargos y dedicarse en cuerpo y alma a su defensa. Y si se demuestra que todo esto son acusaciones falsas, confiar en que la Justicia ponga a cada uno en su lugar, entre ellos el juez Garzón, y que su partido les rehabilite. Pero mientras tanto, le harían un gran favor a su partido y a la gente que se deja la piel todos los días en los ayuntamientos del País Vasco, en donde se juegan la vida a cambio de sueldos de miseria, si se apartan hasta que todo esto se aclare y se despejen las dudas que hoy -y ni Bárcenas ni Galeote pueden negar que es así- existen sobre ellos.

Hay dos hechos que han marcado claramente esta semana -que están marcando sin duda las últimas semanas- en la vida interna del Partido Popular. Uno es la manera en que el nuevo equipo que lidera el PP del País Vasco con Antonio Basagoiti al frente ha conseguido un resultado satisfactorio en las urnas y, lo que es más importante, se ha convertido en una pieza clave para la gobernabilidad del País Vasco y para que se produzca allí algo tan necesario para la higiene democrática como es la alternancia después de treinta años de régimen nacionalista. Les tengo que reconocer que para todos los que hemos sido parte de la diáspora, el de ayer fue un día especial, muy especial, porque algo ha empezado a cambiar en Euskadi y eso solo puede hacernos sentir satisfechos. El segundo asunto, lo habrán adivinado, es la ‘Operación Gürtel’ y, más en concreto, todo lo que afecta al tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, en el ojo del huracán desde que se conociera su patrimonio, un patrimonio aparentemente muy por encima de las posibilidades de un político que no llega a esta profesión con la vida resuelta, precisamente.

Luis Bárcenas José María Aznar Botella