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Bruni y Letizia, antídoto ante un Gobierno deplorable
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Bruni y Letizia, antídoto ante un Gobierno deplorable

Si lo único que puede ofrecernos este Gobierno como balance de un año de gestión tras las últimas elecciones generales son los éxitos de Obama, es

Si lo único que puede ofrecernos este Gobierno como balance de un año de gestión tras las últimas elecciones generales son los éxitos de Obama, es para echarse a temblar. Que además el sujeto que nos gobierna pretenda compararse con el presidente norteamericano, roza el insulto a la inteligencia. Pero, que quieren, esto es lo que nos ha tocado: un Gobierno dirigido por un hombre que se sigue creyendo investido de no sé qué mantra divino cuando realmente lo único que le inviste es una supina desvergüenza y una no menos supina ignorancia que le mueven a decir las mayores tonterías y hacer las peores barbaridades siguiendo una especie de recetario de la necedad como único manual para salir de esta crisis económico-social-institucional a la que él mismo nos ha llevado. Porque, no les quepa la menor duda: no es que el Gobierno tenga un problema, es que el problema es el Gobierno. Rodríguez ha dicho que va a responder a esta crisis con más gasto, con mucho más gasto, esa es toda su respuesta mientras los que saben de esto un poco se echan las manos a la cabeza en un gesto de desesperación… ¡No es esto, no es esto! ¿Por qué creen que se fue Solbes? ¿Por qué creen que se va Vegara aunque el trate de disimularlo? ¿Por qué creen que Almunia le dio con la puerta en las narices? Porque estamos en el camino equivocado, y en lugar de corregirlo, insistimos en el error, y como la política económica la maneja el propio Rodríguez, y de esto no sabe ni sabrá jamás. Como el otro día decía Rajoy, caminamos resueltos hacia el abismo, eso sí, con una estúpida sonrisa de oreja a oreja. Que no se diga.

Pero, insisto, como toda alternativa lo único que nos ofrece Rodríguez y el aparato de Ferraz con Leire Pajín al frente es un video resaltando las virtudes de Obama, que yo no niego que las tenga y por algo le he defendido, pero de ahí a basar toda una campaña electoral en Obama como si él fuera el candidato media un trecho importante, el que separa la cortesía política de la tomadura de pelo colectiva. Es evidente que este Gobierno tiene poco que ofrecer, por no decir nada, y ante semejante vacío ideológico-político, ante tal desierto de ideas y propuestas, sólo puede agarrarse a una supuesta complicidad entre el presidente Rodríguez y Obama. Nada más lejos de la realidad. Y no es que Obama esté afrontando la situación con medidas razonables… No, de hecho son muchos los expertos norteamericanos que confían en que el propio empuje de la sociedad americana les permita salir de la crisis antes de que las medidas de Obama se pongan en marcha, porque hasta ahora lo único que ha ofrecido es más gasto público y esa no parece la receta más adecuada para el presente y amenaza con ser una seria factura para el futuro. Y aquí, me temo, lejos de advertir el error vamos a profundizar en él y es más que probable que Rodríguez haya querido adelantar el Debate del Estado de la Nación para interferir en la campaña con un nuevo plan de gasto que nos hipoteque aún más e implique un nuevo retraso de la salida de la crisis.

Con este panorama, ¿cómo no vamos a dejarnos seducir por el encanto de dos prima donas de indudable belleza, como la princesa Letizia y la primera dama francesa, Carla Bruni? En cualquier otra circunstancia me parecería propio de un país de paletos esta expectación levantada en torno a la visita del matrimonio presidencial francés, más por ella que por él, cuando lo realmente interesante de la misma debería ser la cumbre bilateral y los asuntos a tratar entre el presidente de la República Francesa y el presidente español. Pero ahora que ya sabemos que a Sarkozy le parece que Rodríguez es un político poco inteligente, y en los últimos meses no hemos percibido ningún motivo de fricción entre París y Madrid más allá de alguna bravuconada propia de la ausencia de sentido común de Rodríguez, la verdad es que el encuentro bilateral pierde interés y, sin embargo, esta tendencia natural tan española a comparar se deleita en la observación de estas dos beldades. De hecho, no descarto que en el fondo el Gobierno, ahogado en su propia indolencia y sumido en un desplome sin freno de sus expectativas electorales, haya hecho lo posible por intentar que, al menos esta semana, entre Obama y Carla Bruni nos hagan olvidar esa cifra maldita de los cuatro millones de parados. Pero, francamente, me temo que es un esfuerzo baldío y que, como mucho, lo más que harán Bruni y Letizia será servirnos como antídoto coyuntural a la verdadera epidemia de gripe porcina que afecta a este país contagiada por el Gobierno de Rodríguez.

Si lo único que puede ofrecernos este Gobierno como balance de un año de gestión tras las últimas elecciones generales son los éxitos de Obama, es para echarse a temblar. Que además el sujeto que nos gobierna pretenda compararse con el presidente norteamericano, roza el insulto a la inteligencia. Pero, que quieren, esto es lo que nos ha tocado: un Gobierno dirigido por un hombre que se sigue creyendo investido de no sé qué mantra divino cuando realmente lo único que le inviste es una supina desvergüenza y una no menos supina ignorancia que le mueven a decir las mayores tonterías y hacer las peores barbaridades siguiendo una especie de recetario de la necedad como único manual para salir de esta crisis económico-social-institucional a la que él mismo nos ha llevado. Porque, no les quepa la menor duda: no es que el Gobierno tenga un problema, es que el problema es el Gobierno. Rodríguez ha dicho que va a responder a esta crisis con más gasto, con mucho más gasto, esa es toda su respuesta mientras los que saben de esto un poco se echan las manos a la cabeza en un gesto de desesperación… ¡No es esto, no es esto! ¿Por qué creen que se fue Solbes? ¿Por qué creen que se va Vegara aunque el trate de disimularlo? ¿Por qué creen que Almunia le dio con la puerta en las narices? Porque estamos en el camino equivocado, y en lugar de corregirlo, insistimos en el error, y como la política económica la maneja el propio Rodríguez, y de esto no sabe ni sabrá jamás. Como el otro día decía Rajoy, caminamos resueltos hacia el abismo, eso sí, con una estúpida sonrisa de oreja a oreja. Que no se diga.