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La 'Ley Rajoy' se impone en el Partido, el Gobierno y la Nación
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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La 'Ley Rajoy' se impone en el Partido, el Gobierno y la Nación

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es un hombre que se levanta temprano todas las mañana, hace ejercicio -en muchos meses solo ha fallado dos días,

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es un hombre que se levanta temprano todas las mañana, hace ejercicio -en muchos meses solo ha fallado dos días, el 1 de enero y este sábado-, y se sienta en su despacho a trabajar. Viene haciendo lo mismo desde hace bastante tiempo... El deporte le permite tener la mente despejada y liberarse de las tensiones propias de la condición de su trabajo actual: presidente del Ejecutivo. Rajoy es un hombre templado, de convicciones firmes, pero abierto al diálogo. Sin embargo, es sobre todo un hombre convencido de lo que tiene que hacer y lo demuestra de manera continua en cada uno de sus gestos y de sus acciones. Por eso nunca dude de que en este XVII Congreso Nacional del PP celebrado en Sevilla quien, a los ojos de los medios de comunicación allí presentes, saldría fortalecida del mismo sería María Dolores de Cospedal. Llevo una semana, o más, cuestionando abiertamente las informaciones que apuntaban a que Rajoy podría ponerle un 'contrapeso' dentro del partido, más que nada porque me precio de conocer, creo que bastante bien, al líder del PP y ese tipo de cosas no le van.

Lo que le va a Rajoy es la constancia y la lealtad y si hay alguien que le ha sido leal desde el primer día, desde el minuto uno en el que la eligió como secretaria general en el XVI Congreso del PP en Valencia, ha sido María Dolores de Cospedal, que se ha tenido que comer todos los marrones del mundo al frente de su cargo al tiempo que hacía auténticos equilibrios para que las tensiones internas no se reflejaran hacia fuera. En aquel Congreso -nada que ver con éste último-, Mariano Rajoy se apoyó en dos pilares esenciales: Cospedal en el partido y Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso de los Diputados. Ambas se convirtieron en el verdadero núcleo duro del líder del PP, en sus personas de máxima confianza.

Tras la victoria del 20-N, Rajoy situó a Sáenz de Santamaría como la pieza esencial del Gobierno y la vistió con un poder que algunos consideran excesivo, pero que se ajusta como un guante al carácter y la capacidad de la vicepresidenta. Lo que no tenía sentido es que Rajoy no hiciera lo mismo con Cospedal, confiándole una dedicación similar, aunque esta vez al frente del partido. Un ministro decía ayer con bastante tino en el Congreso del PP que Rajoy había creado para Cospedal un ministerio fuera del Gobierno.

Rajoy es el político con más cabeza fría que haya gobernado el país. Lo demostró ayer, nuevamente, con un discurso de factura impecable, en el que reivindicó el enorme caudal que le han dado las urnas al PP para hacer lo que está haciendo, más allá de inútiles manifestaciones callejeras de una izquierda empeñada en suicidarse en la calle

Y lo ha hecho manteniendo los lógicos equilibrios personales -Arenas sigue siendo un hombre clave en la estructura, pero el mismo es consciente de que eso va durar hasta el 25 de marzo, tanto si gana como si no gobierna-, pero dejando muy claro que quien manda ahora en el PP, en la organización del PP, se llama María Dolores de Cospedal. Ella va a ser la voz y la imagen del partido y la que se ocupe, además de las relaciones con el Gobierno. Ésa es la 'Ley Rajoy', una ley que tiene mucho que ver con el carácter firme y templado del personaje, la ley de un político que sabe lo que tiene que hacer y no duda en hacerlo. Es la ley con la que quiere gobernar el país. Sé que estas palabras me van a costar las descalificaciones de siempre, pero son fruto de la convicción y de la reflexión, no de la imposición: Rajoy es, probablemente, el político con más cabeza fría y corazón templado que haya gobernado el país. Lo demostró ayer, nuevamente, con un discurso de factura impecable, en el que reivindicó el enorme caudal que le han dado las urnas al PP para hacer lo que está haciendo, más allá de inútiles manifestaciones callejeras de una izquierda empeñada en suicidarse en la calle.

No es difícil para los sindicatos llenar las manifestaciones de liberados, pero que le expliquen al ciudadano cómo es posible que griten contra el Gobierno los mismos que callaban hace unos meses cuando la precariedad laboral alcanzaba cotas indignantes, mientras esos liberados, como José Enrique Martínez, cobran sueldos de empresas públicas (2.300 euros en RENFE al mes, que ya está bien) sin dar un puto palo al agua ¡durante más de veinte años! Lo que temen los sindicatos no es que se abarate el despido, sino que este Gobierno los meta en cintura y acabe con décadas del 'chollo sindical', y sería, desde luego, una de las mejores cosas que le podría ocurrir a este país, porque si hay alguien que tiene buena parte de culpa de que hoy haya más de cinco millones de parados que, esos sí, han perdido todos sus derechos, son los sindicatos mayoritarios de este país.

Rajoy le ha dicho al país lo que el país esperaba escuchar de su boca: que toca pasar sangre, sudor y lágrimas, pero que eso será inevitable para después recoger los frutos del esfuerzo. Que vienen tiempos malos, pero que serán preludio de tiempos mejores. Esa es su ley, la ley del esfuerzo, la del trabajo, la de la convicción... Miren, me puedo equivocar y si el futuro dice lo contrario de lo que pienso ahora lo admitiré, pero hoy estoy convencido de que Rajoy pasará a la historia por ser uno de los mejores presidente que haya tenido España, y por ser el hombre que consiguió darle a este país un nuevo impulso reformista y regenerador.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es un hombre que se levanta temprano todas las mañana, hace ejercicio -en muchos meses solo ha fallado dos días, el 1 de enero y este sábado-, y se sienta en su despacho a trabajar. Viene haciendo lo mismo desde hace bastante tiempo... El deporte le permite tener la mente despejada y liberarse de las tensiones propias de la condición de su trabajo actual: presidente del Ejecutivo. Rajoy es un hombre templado, de convicciones firmes, pero abierto al diálogo. Sin embargo, es sobre todo un hombre convencido de lo que tiene que hacer y lo demuestra de manera continua en cada uno de sus gestos y de sus acciones. Por eso nunca dude de que en este XVII Congreso Nacional del PP celebrado en Sevilla quien, a los ojos de los medios de comunicación allí presentes, saldría fortalecida del mismo sería María Dolores de Cospedal. Llevo una semana, o más, cuestionando abiertamente las informaciones que apuntaban a que Rajoy podría ponerle un 'contrapeso' dentro del partido, más que nada porque me precio de conocer, creo que bastante bien, al líder del PP y ese tipo de cosas no le van.