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Sindicatos y PSOE, cómplices de la algarada y de la herencia
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Sindicatos y PSOE, cómplices de la algarada y de la herencia

Ayer fue un día de manifestaciones en casi toda España, convocadas por los sindicatos y amparadas por el Partido Socialista, contra los llamados ‘recortes’ del Gobierno

Ayer fue un día de manifestaciones en casi toda España, convocadas por los sindicatos y amparadas por el Partido Socialista, contra los llamados ‘recortes’ del Gobierno del Partido Popular y la reforma laboral. En Madrid, no más de medio millar de estudiantes (“se podían contar desde la ventana”, me dice una fuente de Educación) se concentraron a las puertas del Ministerio de Educación por la mañana, y por la tarde la manifestación convocada por las centrales reunió a unos cuantos miles de personas. En Barcelona hubo incidentes y detenciones. Los catalanes siempre van por delante en eso de la violencia callejera, vaya usted a saber el porqué, pero lo cierto es que la Policía tiene detectados varios grupos de radicales anti-sistema que habitan en la Ciudad Condal.

La cuestión es la siguiente: ¿había y hay razones para manifestarse? Objetivamente, si. Las había hace mucho tiempo, esa es la cuestión de fondo. Las había cuando en el Gobierno se sentaba un presidente del Partido Socialista que hizo el mayor recorte social que se ha hecho jamás en la democracia española, cuando congeló las pensiones y le bajó el sueldo a los funcionarios, cuando hizo una reforma laboral que consagró el despido libre y gratuito, cuando hizo una reforma para alargar la edad de jubilación a los 67 años, cuando dedicó miles de millones de euros a reflotar entidades financieras sin que eso revirtiera en liquidez para empresas y familias, cuando mintió negando la crisis y después afirmando que había brotes verdes, cuando volvió a mentir diciendo que el déficit era del 6% y en realidad sabía que estaba por encima del 8%…

La ‘deriva’ castellano-manchega

Las había cuando en Castilla-La Mancha gobernaba un señor que dejó las arcas, no solo vacías, sino endeudadas hasta las cejas, lo que ha llevado a esa comunidad al borde del abismo, como otras, también del PP, no vamos a negarlo. Pero no deja de resultar sorprendente que los mismos sindicatos que fueron cómplices de la política despilfarro de José María Barreda en Castilla-La Mancha, los mismos sindicatos que miraron para otro lado cuando se hicieron los recortes del Gobierno en Educación, en pensiones, en funcionarios, callaran antes y ahora se empleen a fondo para tomar las calles… No deja de ser curioso cómo las centrales hacen gala de una desmemoria enfermiza al desvincularse de lo ocurrido en los últimos años con los gobiernos socialistas, de cuyas actuaciones fueron cómplices activos.

El Gobierno del PP no lleva ni tres meses ejerciendo el mandato e las urnas y hay un importante sector de la sociedad, minoritario pero importante, que se niega a aceptar el resultado electoral, que pretende deslegitimarlo

En Castilla-La Mancha todas las políticas de diseño del mercado laboral se acordaron (Pacto por el Empleo) entre las dos partes con los resultados –negativos- de sobra conocidos. Y ahora, los sindicatos responden al llamamiento de García Page para hacer un nuevo pacto irrelevante -porque además no gobierna el PSOE-, al tiempo que se unen para tomar las calles contra el PP. Pero ¿dónde estaban los líderes sindicales cuando Barreda prometía crear 80.000 puestos de trabajo, objetivo que claramente incumplió? Claro que a lo mejor su silencio de entonces tiene que ver con el hecho de haber recibido más de 16 millones de euros del anterior Gobierno. No es baladí el hecho de que ayer no lograran un seguimiento de más del 20% de su huelga de funcionarios, y es que la sociedad les está dando la espalda claramente convencida de que han estado durante todo este tiempo al servicio del poder.

A la calle contra el PP

Pero, ¿por qué ahora vuelven a la calle? Porque Gobierna la derecha, no hay más. Ni menos. La pregunta que cabe hacerse es por qué la izquierda siempre necesita salir a la calle para hacer oposición. Ayer, en la manifestación de estudiantes frente al Ministerio, los chavales -y algunos no tan chavales- llevaban banderas republicanas, enseñas independentistas castellano-manchegas y banderas de la extinta Unión Soviética y simbología comunista.

No sé, la verdad, qué narices tiene que ver todo eso con protestar por los supuestos recortes en Educación y, sobre todo, no sé si alguien les ha explicado a estos chicos qué significan buena parte de esos símbolos, y cómo hubieran vivido ellos mismos en la extinta URSS, porque a lo mejor se lo pensaban dos veces antes de caer en la tentación de enarbolar banderas de totalitarismo. ¿En qué estamos? ¿A qué se debe todo esto? El Gobierno del PP no lleva ni tres meses ejerciendo el mandato e las urnas y hay un importante sector de la sociedad, minoritario pero importante, que se niega a aceptar el resultado electoral, que pretende deslegitimarlo.

Ayer mismo, otros trescientos estudiantes se acercaron, por dos veces -y ya van cuatro días de acoso-, al domicilio particular de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, para insultarla y amedrentarla. Pero ¿qué tipo de oposición es esa? Y ¿dónde están los dirigentes del PSOE que no salen a condenar esos hechos antidemocráticos y delictivos? ¿O es que el PSOE está encantado con “incendiarle las calles” al PP, de la mano de las centrales sindicales?

Durante estos años atrás, y a pesar de que un Gobierno de izquierda cometió los mayores atropellos que se podían cometer contra los derechos sociales de los trabajadores y los ciudadanos, ni los sindicatos, ni los estudiantes, ni los trabajadores sanitarios ni ninguno de estos colectivos se atrevieron a salir a la calle a protestar salvo en ocasiones muy contadas y, desde luego, en ningún caso con la violencia que están empezando a desplegar ahora. Pero claro, el PSOE es primo hermano de esa izquierda radical, y además en la situación en la que se encuentra Rubalcaba de debilidad interna parece que necesite volver a este camino para recuperar parte del crédito perdido. Pero lo que deberían estar haciendo Rubalcaba, Zapatero y Elena Salgado es dar explicaciones de la situación en la que han dejado el país y asumir algún tipo de responsabilidad más allá de lo que ya han determinado las urnas.

Ayer fue un día de manifestaciones en casi toda España, convocadas por los sindicatos y amparadas por el Partido Socialista, contra los llamados ‘recortes’ del Gobierno del Partido Popular y la reforma laboral. En Madrid, no más de medio millar de estudiantes (“se podían contar desde la ventana”, me dice una fuente de Educación) se concentraron a las puertas del Ministerio de Educación por la mañana, y por la tarde la manifestación convocada por las centrales reunió a unos cuantos miles de personas. En Barcelona hubo incidentes y detenciones. Los catalanes siempre van por delante en eso de la violencia callejera, vaya usted a saber el porqué, pero lo cierto es que la Policía tiene detectados varios grupos de radicales anti-sistema que habitan en la Ciudad Condal.