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¿Qué pasa en TVE? Enorme ‘cabreo’ del PP con los informativos
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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¿Qué pasa en TVE? Enorme ‘cabreo’ del PP con los informativos

“Este corte seguro que sale en la televisión”, dijo ayer, en la tribuna del Congreso, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Se refería, sin tapujos, a

Este corte seguro que sale en la televisión”, dijo ayer, en la tribuna del Congreso, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Se refería, sin tapujos, a los informativos de Televisión Española y no deja de ser curioso que sea el Gobierno el que se queje del trato que recibe de la televisión que depende de él mismo. Pero se trata, sin duda, de uno de esos curiosos casos que a veces uno cree que solo ocurren en nuestra democracia.  Verán, el Gobierno socialista cambió la ley para que al presidente de RTVE lo elijan las Cortes por mayoría de dos tercios, lo cual significa que siempre tendrán que ponerse de acuerdo PSOE y PP a la hora de nombrarlo. En su reunión de hace unas semanas, Rubalcaba le dijo a Mariano Rajoy que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo sobre ese nombramientos antes de Semana Santa, eso significa que tendrá que ser dentro de este mes de marzo. Pero en el PP no las tienen todas consigo, y si no se produce ese acuerdo están dispuestos a cambiar la ley, aunque eso alargue todavía más los plazos para poner al frente de la televisión pública a alguien de su confianza.

No deberíamos tener una TV pública sometida a unas siglas, ni a las del PSOE, ni a las del PP, sino una televisión abierta, plural y todo lo humanamente objetiva que se merece una sociedad como la nuestra

Porque, no nos engañemos, de eso se trata. Lo cierto, es que al PP no le faltan razones para estar molesto con el trato que recibe. A Mariano Rajoy parece no preocuparle demasiado: el presidente dice a quien le quiere escuchar que si ha ganado las elecciones por mayoría absoluta con TVE en contra, puede también esperar unos meses hasta arreglar el asunto. Pero en su entorno, y ya no digamos en el resto del PP, crece el malestar con respecto de TVE y el trato que recibe de sus informativos. ¿Exageración? No lo crean. El martes mismo se dio uno de los ejemplos más clamorosos: el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, participaba de una jornadas económicas organizadas por Bankia y hablaba de actualidad política y económica en un momento crucial en el que España se ha plantado ante Bruselas y ha elevado su objetivo de déficit para este año del 4,4% al 5,8% y, lógicamente, esa fue la noticia de apertura de todos los informativos… ¿Todos? No, en TVE no apareció Rajoy hasta el minuto 17. Antes, claro, ya habían circulado por la pantalla media plantilla de la Ejecutiva socialista.

Yo no veo mucho los telediarios, por razones de trabajo, pero hace unos días a cuenta de las revueltas estudiantiles en Valencia, comprobé cómo para TVE el asunto tenía una relevancia tal que dedicaban nada menos que más de 20 minutos del informativo y, eso sí, solo 30 segundos a dar la opinión del PP, frente a los minutos y minutos con los que regaban los oídos de los espectadores los líderes socialistas. Hay muchos más ejemplos y les diré que amigos míos no precisamente simpatizantes del PP, sino más bien todo lo contrario, reconocen que lo de TVE está siendo “brutal”. No nos vamos a llamar a engaño, y desde tiempos casi inmemoriales TVE ha sido siempre la voz de su dueño, independientemente de las siglas del partido en el Gobierno. Unas veces unos, otras veces otros… De Guerra controlando los informativos teniendo como baluarte suyo a María Antonia Iglesias en la Dirección de Informativos, pasando por el ce-ce-o-o de Urdaci, hasta llegar a los ejemplos más sutiles de manipulación de Fran Llorente, esos en los que siempre se equivocan perjudicando al PP y nunca al PSOE o aparece la imagen de Rajoy después de una noticia de pederastia…

En fin, todos sabemos de lo que hablamos, porque no se trata de una cuestión de minutajes, sino de cómo se presentan determinadas informaciones. Pero lo de ahora ya no es sutil, ya no es ‘elegante’… Lo de ahora es guerra de guerrillas, es la trinchera en la que se han colocado los editores, que son los que, a las órdenes de Llorente, mandan en TVE y dictan los contenidos de los telediarios, siempre en contra del PP, pero muy en contra, descaradamente en contra, como si se hubieran adornado con pinturas de guerra y al grito de “¡moriremos matando!” hayan sacado los machetes. Verán, esta es la razón por la que, desde un punto de vista ideológico, siempre me he opuesto a la existencia de una TV pública, pero aceptando que deba existir aunque dándole un contenido mucho menos comercial, creo que no deberíamos tener una TV pública sometida a unas siglas, ni a las del PSOE, ni a las del PP, sino una televisión abierta, plural y todo lo humanamente objetiva que se merece una sociedad como la nuestra. Este ejercicio diario de sectarismo es una auténtica canallada, una vergüenza que debería sonrojar a los profesionales del medio. Y lo que hay que exigir a Rubalcaba es que cumpla su palabra y ofrezca a Rajoy un pacto antes de Semana Santa para que vuelva la paz al Ente público. La paz y la serenidad.

Este corte seguro que sale en la televisión”, dijo ayer, en la tribuna del Congreso, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Se refería, sin tapujos, a los informativos de Televisión Española y no deja de ser curioso que sea el Gobierno el que se queje del trato que recibe de la televisión que depende de él mismo. Pero se trata, sin duda, de uno de esos curiosos casos que a veces uno cree que solo ocurren en nuestra democracia.  Verán, el Gobierno socialista cambió la ley para que al presidente de RTVE lo elijan las Cortes por mayoría de dos tercios, lo cual significa que siempre tendrán que ponerse de acuerdo PSOE y PP a la hora de nombrarlo. En su reunión de hace unas semanas, Rubalcaba le dijo a Mariano Rajoy que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo sobre ese nombramientos antes de Semana Santa, eso significa que tendrá que ser dentro de este mes de marzo. Pero en el PP no las tienen todas consigo, y si no se produce ese acuerdo están dispuestos a cambiar la ley, aunque eso alargue todavía más los plazos para poner al frente de la televisión pública a alguien de su confianza.