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De Arenas a Cascos, auge y caída de dos ‘viejas glorias’ del PP
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Federico Quevedo

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De Arenas a Cascos, auge y caída de dos ‘viejas glorias’ del PP

Auge del primero y caída del segundo, obviamente. Aunque, siendo cautos, todo con matizaciones. Me explico, y empecemos por el primer caso, es decir, el de

Auge del primero y caída del segundo, obviamente. Aunque, siendo cautos, todo con matizaciones. Me explico, y empecemos por el primer caso, es decir, el de Javier Arenas, quien desde el próximo lunes puede ser presidente de la Junta de Andalucía cerrando así una etapa de más de 30 años de gobierno socialista en esta Comunidad, la más pobre, la más atrasada, no ya de España, sino de toda Europa. Verán, Arenas se lo juega todo en estas elecciones porque si finalmente no se cumplen las encuestas y el PP no puede gobernar, y ésa es la llave del éxito o del fracaso, será el final de su carrera política. Es probable que, en esa situación, Mariano Rajoy le conceda algún premio de consolación, pero habrá pasado a un segundo plano como líder político del PP. Es lógico; lo ha intentado ya tres veces y perder de nuevo -y no gobernar significa perder- no sería ya sostenible.

La deriva de Cascos es inversamente proporcional a la de Arenas y cabe decir de él que es un político acabado que verá este domingo como todas sus aspiraciones se desvanecen

Arenas ha sido casi de todo en política: ministro, secretario general del PP, vicesecretario… llegó incluso a estar en las quinielas de la sucesión de Aznar, pero Andalucía siempre se le ha resistido. Es verdad que durante un tiempo su manera de enfrentarse a la realidad andaluza dejó mucho que desear, pero desde hace varios años su actitud ha cambiado, se ha recorrido la región palmo a palmo, ha estrechado manos por doquier, se ha acercado al pueblo, lo ha palpado, ha compartido y sentido con la gente, y eso ha hecho de él un político más humano, más próximo… Me he puesto en el peor de los escenarios para el PP, pero todo apunta a que ese proceso de renovación personal del Arenas que se hacía fotos jugando al pádel con Bárcenas-Merino-Galeote-Sepúlveda culminará este domingo con una sonora victoria en las urnas que lo empujará hasta el Palacio de San Telmo.

Y no he traído a cuenta lo de las fotos porque sí… Verán, es cierto que en aquella época en la que Correa y compañía campaban a sus anchas por la sede del PP eran unos cuantos los dirigentes populares que se dejaban ver con ellos, que se fotografiaban con ellos… Eso no significa que necesariamente fueran cómplices de sus fechorías. En el caso de Arenas, me consta que se le ha buscado hasta debajo de las piedras para intentar encontrar una relación, por mínima y tangencial que fuera, con el ‘caso Gürtel’. No se ha encontrado nada que poder utilizar contra él, mientras que a los líderes socialistas les ha caído encima el diluvio de los EREs. Y es que, con todos los defectos que pueda tener y que seguramente tendrá, hoy por hoy lo único que cabe decir del líder del PP andaluz es que se trata de un político honrado, y eso parece que también lo van a saber valorar los ciudadanos andaluces.

No ocurre lo mismo si nos vamos unos cuantos kilómetros más arriba. Si es cierto que Arenas no aparece vinculado al ‘caso Gürtel’ ni en los deseos más intensos de sus adversarios políticos, no cabe decir lo mismo del todavía hoy presidente del Principado de Asturias, Francisco Álvarez Cascos, cuyas iniciales, PAC, aparecen en varios documentos. Policía y jueces han sospechado que se trata de él, aunque todavía no haya sido imputado. Cascos también tuvo relación con los responsables de esa trama, es más, él era quien ‘mandaba’ sobre sus actividades en el partido, él, el General Secretario, al que nada se le escapaba y de quien nadie escapaba. La deriva de Cascos es inversamente proporcional a la de Arenas y cabe decir de él que es un político acabado que después de este domingo va a ver como todas sus aspiraciones, todas sus ambiciones, se desvanecen.

Cascos, el soberbio, el vanidoso, el hombre que ha sido literalmente enemigo acérrimo de cualquier pacto con el PP durante estos meses, el hombre que ha llevado a Asturias a una situación insostenible en muy poco tiempo, puede ver como toda su aventura política edificada sobre el resentimiento se viene abajo a manos de sus propios correligionarios. ¿Por qué digo esto? Pues porque, si mis fuentes no fallan, y creo que no, es muy probable que el resultado de las urnas aboque a un pacto necesario entre el Foro y el PP para que gobierne el Partido Popular, es decir, Mercedes Fernández Cherines, y si eso ocurre son mayoría los integrantes de Foro que están ya dispuestos a dar el paso de abandonar este partido para volver a las siglas de las que se segregaron cuando siguieron a Cascos en su aventura personal. ¿Cómo era aquello de que Roma no paga traidores? 

Auge del primero y caída del segundo, obviamente. Aunque, siendo cautos, todo con matizaciones. Me explico, y empecemos por el primer caso, es decir, el de Javier Arenas, quien desde el próximo lunes puede ser presidente de la Junta de Andalucía cerrando así una etapa de más de 30 años de gobierno socialista en esta Comunidad, la más pobre, la más atrasada, no ya de España, sino de toda Europa. Verán, Arenas se lo juega todo en estas elecciones porque si finalmente no se cumplen las encuestas y el PP no puede gobernar, y ésa es la llave del éxito o del fracaso, será el final de su carrera política. Es probable que, en esa situación, Mariano Rajoy le conceda algún premio de consolación, pero habrá pasado a un segundo plano como líder político del PP. Es lógico; lo ha intentado ya tres veces y perder de nuevo -y no gobernar significa perder- no sería ya sostenible.

Francisco Álvarez Cascos Javier Arenas