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Bankia, del toro de Rajoy a los cuernos de Rubalcaba
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Bankia, del toro de Rajoy a los cuernos de Rubalcaba

El lunes por la mañana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reconocía en antena que si para salir de esta crisis tiene que tomar medidas que

El lunes por la mañana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reconocía en antena que si para salir de esta crisis tiene que tomar medidas que vayan en contra de sus promesas y de sus principios, por el bien del interés general las tomará. Acto seguido añadía su contrariedad hacia la posibilidad de que la banca reciba ayudas públicas, afirmación que era desmentida en un corto espacio de tiempo con una filtración del Ministerio de Economía que hablaba ya de ayudas de entre 4.000 y 10.000 millones de euros para sanear Bankia. Es verdad que Rajoy no tenía previsto que se conociera ese extremo el mismo lunes y que el Gobierno confiaba en no tener que entrar en detalles del anuncio del nuevo decreto que va a poner en orden el sistema financiero hasta el viernes, pero Rodrigo Rato, a quien el ministro De Guindos y sus compañeros de la banca habían puesto en la picota el viernes por la tarde después de que hasta el FMI exigiera su ‘cabeza’, llamó al despacho de quien fuera uno de los hombres fuertes de su equipo económico y le comunicó que dimitía esa misma mañana. Había que dar una explicación a su salida, y se hizo, aunque eso significara dejar un poco desorientado al mismísimo Rajoy.

Da igual. La cuestión es que Mariano Rajoy ha cumplido con su máxima: “Haré lo que haga falta para salir de esta crisis”, aunque signifique contradecirse a sí mismo. Aunque signifique tener que meter en vereda y poner a la picota a los suyos. Aunque signifique llevarse por delante a una caja de ahorros supuestamente amiga, o amagar con la intervención de una Comunidad Autónoma gobernada por el PP. Rajoy va a hacer lo que tenga que hacer, y eso ha provocado un ataque de cuernos en el otro lado del arco parlamentario, donde el PSOE tiene todavía mucho que explicar por todo el dinero de las arcas públicas que ha puesto en manos de la banca durante estos años, por todo lo que ha dejado de hacer para resolver el problema de nuestro sistema financiero, ese del que el propio Zapatero decía que era el mejor del mundo y que se ha convertido en nuestra verdadera pesadilla.

Rajoy va a hacer lo que tenga que hacer, y eso ha provocado un ataque de cuernos en el otro lado del arco parlamentario, donde el PSOE tiene todavía mucho que explicar por todo el dinero de las arcas públicas que ha puesto en manos de la banca durante estos años, por todo lo que ha dejado de hacer para resolver el problema de nuestro sistema financiero

Hemos tardado mucho, demasiado, en dar solución a uno de los factores principales de la crisis, el de un sistema financiero controlado básicamente por políticos y que había engordado hasta índices escandalosos de obesidad con el ladrillo, pero del que el Gobierno del Partido Socialista presumía por doquier al mismo tiempo que le inyectaba ayudas públicas en vena a fondo perdido y sin que eso se tradujera en que el crédito volviera a aparecer para dar algo de respiro a la difícil situación de empresas y familias. En el ranking de culpables de esta crisis, la banca ocupa los primeros puestos, y sin embargo hasta ahora se ha ido saliendo con la suya sin asumir coste alguno, pero de eso tienen también mucho que decir nuestros políticos. Hay mucha responsabilidad, muchísima, en la gestión que hizo el PSOE de las ayudas a la banca, y de la omisión con la que actuó tanto el Ejecutivo como el Banco de España durante mucho, mucho tiempo.

Si se hubiera actuado desde el primer momento, si se hubieran tenido narices para cerrar cajas o intervenirlas de verdad, a lo mejor ahora no estábamos en la situación en la que estamos. Pero ha tenido que ser un Gobierno de la derecha el que, en primer lugar, metiera en vereda los sueldos de los directivos, el sueldo de Rodrigo Rato y, en segundo lugar, lleve a cabo la primera intervención real de una entidad financiera que si no es capaz de devolver el dinero que le van a prestar a un elevado tipo de interés, acabará en manos del Estado porque lejos de ser una ayuda a fondo perdido, se trata de un préstamo en bonos convertibles con condiciones muy duras.

Luego hacer demagogia con eso de que se ayuda a la banca y se le quita el dinero a la sanidad, es cuando menos grotesco y una burla. Rajoy está haciendo lo que no se atrevió a hacer la izquierda, está metiendo en vereda a la banca, a los poderosos de este país con los que Zapatero se reunía en Moncloa, ha cogido este toro por los cuernos de Rubalcaba que ahora no sabe qué hacer para intentar dar la vuelta a una situación que le compromete, porque este país sigue sin saber qué es lo que ha pasado y cómo se ha llegado a esta situación. Que lo expliquen de una vez, y que asuman, en este caso con más motivo que en otros, su responsabilidad, por acción o por omisión, pero responsabilidad al fin y al cabo.

El lunes por la mañana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reconocía en antena que si para salir de esta crisis tiene que tomar medidas que vayan en contra de sus promesas y de sus principios, por el bien del interés general las tomará. Acto seguido añadía su contrariedad hacia la posibilidad de que la banca reciba ayudas públicas, afirmación que era desmentida en un corto espacio de tiempo con una filtración del Ministerio de Economía que hablaba ya de ayudas de entre 4.000 y 10.000 millones de euros para sanear Bankia. Es verdad que Rajoy no tenía previsto que se conociera ese extremo el mismo lunes y que el Gobierno confiaba en no tener que entrar en detalles del anuncio del nuevo decreto que va a poner en orden el sistema financiero hasta el viernes, pero Rodrigo Rato, a quien el ministro De Guindos y sus compañeros de la banca habían puesto en la picota el viernes por la tarde después de que hasta el FMI exigiera su ‘cabeza’, llamó al despacho de quien fuera uno de los hombres fuertes de su equipo económico y le comunicó que dimitía esa misma mañana. Había que dar una explicación a su salida, y se hizo, aunque eso significara dejar un poco desorientado al mismísimo Rajoy.

Mariano Rajoy Alfredo Pérez Rubalcaba