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Mario Conde fue a la cárcel por mucho menos que lo de Bankia
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Federico Quevedo

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Mario Conde fue a la cárcel por mucho menos que lo de Bankia

Y cuando digo mucho menos, es que fue mucho, muchísimo, menos. Estamos hablando de que entonces, finales de 1993, el Banco de España intervino Banesto al

Y cuando digo mucho menos, es que fue mucho, muchísimo, menos. Estamos hablando de que entonces, finales de 1993, el Banco de España intervino Banesto al detectar un agujero de más o menos 3.500 millones de euros, algo más de 600.000 millones de las antiguas pesetas. Hoy -ayer, para ser más exactos-, lo que se ha puesto sobre la mesa es que Bankia, la cuarta entidad financiera de este país, tiene un agujero de nada menos que 23.000 millones de euros, casi cuatro billones de las antiguas pesetas. Hemos sabido, también, que el anterior equipo gestor mintió con las cuentas de 2011, al informar al Banco de España -que dio el visto bueno a esas cuentas sin mayores miramientos- de un beneficio de 300 millones de euros cuando la realidad es que había unas pérdidas de 3.000 millones. De la gravedad de todo este asunto da cuenta el hecho de que la prima de riesgo superara ayer los 500 puntos básicos.

En su rueda de prensa en la sede de Génova 13, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dijo que esa escalada de la prima de riesgo poco o nada tenía que ver con el ‘caso Bankia’, sino que se debía casi exclusivamente a las dudas sobre Grecia. Pues bien, en mi modesta opinión el presidente del Gobierno perdió ayer una oportunidad de oro para decirles a los ciudadanos dos cosas importantes: la primera, por qué se ha llegado a esta situación, qué es lo que ha pasado para que una entidad financiera como Bankia tenga que ser ‘rescatada’ por el Estado español y nacionalizada, y por qué los ciudadanos vamos a tener que poner tanto dinero de nuestro bolsillo -500 euros cada uno- para salvarla; la segunda, haber dado orden al fiscal general del Estado para que, de inmediato, se abriera una investigación profunda sobre lo que ha pasado en Bankia, en particular, y en buena parte de nuestro sistema financiero, en general.

Si en este país no ha quebrado ninguna entidad financiera es, precisamente, porque existe una imbricación entre el sistema y los poderes públicos que garantiza a los banqueros que sus empresas son las únicas que nunca jamás acudirán a un expediente de suspensión de pagos o de quiebra

Hoy, más que nunca, este país necesita saber que todos sus esfuerzos, que todos sus sacrificios, no van a ser en vano, y que los responsables de haber llegado a esta situación no van a irse de rositas como ocurre casi siempre. En el año 1993 fue el propio Banco de España el que intervino en aquella situación, y el que llevó a Mario Conde ante los tribunales de justicia. Ahora, sin embargo, podemos afirmar que durante estos últimos años, el Banco de España ha actuado en una absoluta connivencia con los gestores, con los malos gestores de nuestro sistema financiero. Si los funcionarios del banco emisor, que son técnicos de lo mejor que hay en el mundo, tuvieran sentido de Estado y sacaran a la luz los informes que ellos hicieron sobre Bankia y sobre el resto del sistema financiero, y que las autoridades políticas guardaron en los cajones, seguramente nos llevaríamos muchas sorpresas.

Pero la actitud de las autoridades políticas del Banco de España ha llevado a un descrédito tal de esta entidad, que el propio Gobierno, por indicación de la UE, ha tenido que contratar a expertos independientes que evalúen las verdaderas necesidades de financiación y saneamiento del sistema. Si conociéramos esos informes, seguramente no haría falta gastarse el dinero que nos va a costar ese estudio ‘independiente’, porque estoy completamente seguro -y no hablo de oídas- de que esa evaluación está hecha y más que hecha. Pero volviendo al tema que me ocupaba, se equivoca profundamente el Gobierno mirando para otro lado en el asunto de las responsabilidades de unos y de otros en este asunto. Las hay. No seré yo quien diga si tal o cual gestor debe acabar en la cárcel, porque no tengo la armadura legal para poder afirmarlo, pero sí que creo, como cree la mayoría de la gente de este país que, por cierto, cada día que pasa está más indignada, que al menos debería abrirse un proceso de investigación de todo lo ocurrido, porque la sensación de que se nos ha tomado el pelo, de que los mismos de siempre se han reído de nosotros mientras se lo llevaban crudo, es cada vez más creciente y puede hacer estallar esta aparente calma social como si fuera una olla a presión, y con toda la razón del mundo.

Miren, quienes se quejan de que el nuestro es un sistema capitalista y ultraliberal y que por eso estamos donde estamos, se equivocan de cabo a rabo: si en este país no ha quebrado ninguna entidad financiera es, precisamente, porque existe una imbricación entre el sistema y los poderes públicos que garantiza a los banqueros que sus empresas son las únicas que nunca jamás acudirán a un expediente de suspensión de pagos o de quiebra. Y eso no es, precisamente, liberalismo económico, sino todo lo contrario. Pero es lo que ha permitido, también, que los banqueros jugaran con nosotros para, al final, acabar arruinándonos y conduciendo a este país a una crisis de deuda sin precedentes. Sí, la prima de riesgo se disparó ayer por culpa de Bankia, y negarlo sería como negar que esta noche vaya a salir la luna. Y no puede ser que aquí no pase nada, que desde que saltara el escándalo de la Caja de Castilla-La Mancha siga sin pasar absolutamente nada. Algún día algún responsable de todo esto tendrá que sentarse ante la justicia. Y si no ocurre, dudo mucho que la sociedad lo aguante.

Y cuando digo mucho menos, es que fue mucho, muchísimo, menos. Estamos hablando de que entonces, finales de 1993, el Banco de España intervino Banesto al detectar un agujero de más o menos 3.500 millones de euros, algo más de 600.000 millones de las antiguas pesetas. Hoy -ayer, para ser más exactos-, lo que se ha puesto sobre la mesa es que Bankia, la cuarta entidad financiera de este país, tiene un agujero de nada menos que 23.000 millones de euros, casi cuatro billones de las antiguas pesetas. Hemos sabido, también, que el anterior equipo gestor mintió con las cuentas de 2011, al informar al Banco de España -que dio el visto bueno a esas cuentas sin mayores miramientos- de un beneficio de 300 millones de euros cuando la realidad es que había unas pérdidas de 3.000 millones. De la gravedad de todo este asunto da cuenta el hecho de que la prima de riesgo superara ayer los 500 puntos básicos.

Mario Conde