Es noticia
España y un presidente que no nos mienta…
  1. España
  2. Dos Palabras
Federico Quevedo

Dos Palabras

Por

España y un presidente que no nos mienta…

Estos días pasados no me quitaba de la cabeza aquella canción de cuando éramos pequeños los de mi generación y que decía eso de “vamos a

Estos días pasados no me quitaba de la cabeza aquella canción de cuando éramos pequeños los de mi generación y que decía eso de “vamos a contar mentiras, vamos a contar mentiras, por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas…”. Lo digo porque estos días tenía la sensación de que los ciudadanos vivimos en una permanente y continua tomadura de pelo, y probablemente la culpa de que eso sea así la tenga la ausencia de explicaciones, la falta de un discurso político que dé satisfacción a los muchos interrogantes que se abren y a los que nadie da solución.

En cualquier rincón de este país no hay otro tema de conversación que no sea la crisis, con la sana excepción de las alegrías deportivas, y lo que más se hace la gente son preguntas, muchas preguntas, infinidad de preguntas sin respuesta. En lugar de eso lo que nos encontramos son unos líderes políticos empeñados en contarnos la historia según les conviene, y así asistimos a bochornosas escenas de vodevil en las que si uno dice que ha presionado, enseguida responde otro diciendo que el que ha presionado ha sido él, en las que unos evitan hablar de rescate y otros parecen empeñados en querer comparar este rescate con el de Grecia, en las que un comisario europeo dice que habrá que cerrar bancos, y enseguida se le echa encima el Gobierno de España diciendo que eso es imposible, el mismo Gobierno que aseguraba que nunca habría un rescate a la banca española. hoy por hoy sigue habiendo demasiada impunidad, demasiada gente que se va de rositas después de dejarnos en herencia desastres que tenemos que pagar de nuestros bolsillo, demasiado corporativismo para tapar los escándalos más reprobables

OTAN no, Irak, brotes verdes, rescate…

¿A quién creemos? ¿Quién nos dice la verdad? En este país lo de mentir se ha convertido en una tradición política. No hay un presidente que no haya engañado, al menos una vez, a sus ciudadanos. Y probablemente no lo hayan hecho con esa intención, pero el caso es que lo han hecho. González travistió aquel OTAN no, bases fuera por el ‘SI’ en el referéndum, y pocos podrán decir hoy que no tenía razón al hacerlo, pero lo cierto es que fue un engaño.

Aznar mintió en la Guerra de Irak y vendió su palabra para asegurar que había armas de destrucción masiva en aquel país, pero lo hizo creyendo que de esa manera ponía a España en un lugar en el que nunca había estado en la escena internacional.

Zapatero negó hasta la saciedad que hubiera crisis e incluso cuando ésta ya era un tsunami que se lo iba a llevar por delante se empeñaba en encontrar brotes verdes a la vuelta de cada esquina, pero seguramente estaba convencido de que no hay mejor antídoto contra el desánimo colectivo que la esperanza.

Y ahora, ¿qué tenemos? Pues un presidente del Gobierno que dice que no subirá impuestos y los sube, que dice que no habrá dinero público para los bancos y a los diez minutos se anuncia una inyección de capital para la cuarta entidad financiera del país, que asegura que jamás habrá un rescate ni a España ni a su banca, y este fin de semana acaba siendo él quien lo pide.

Yo no digo que la culpa la tenga él… Es más, estoy seguro de que no la tiene, pero la ausencia de un relato de los hechos nos lleva a pensar que el Gobierno ha caído en el reino de la improvisación. Y bien, ¿qué hacemos? El país necesita que el presidente del Gobierno comparezca en las Cortes y de una vez por todas nos ofrezca una explicación de dónde estamos, cómo hemos llegado hasta aquí, y qué es lo que va a pasar en el futuro y que, como dijo el mismo en su discurso de investidura, empiece a llamar a las cosas por su nombre y se deje de vericuetos imposibles y de rocambolescas volteretas para esquivar lo inevitable. En cualquier rincón de este país no hay otro tema de conversación que no sea la crisis, con la sana excepción de las alegrías deportivas, y lo que más se hace la gente son preguntas, muchas preguntas, infinidad de preguntas sin respuesta

Y no se trata tanto de que entre en los detalles, como de que construya un discurso político que le permita a él y a su partido recuperar la confianza que yo creo que están perdiendo en la ciudadanía. Esta semana la única opinión sensata que he escuchado salía de los labios de Manuel Pizarro, sí, aquél que fue presidente de IberCaja, de la CECA, diputado y candidato a ser ministro de Economía: “Si el socialismo cayó por su ineficacia –dijo-, el sistema de economía de mercado puede acabar por la corrupción, que puede ser institucional cuando hay impunidad”. Y hoy por hoy sigue habiendo demasiada impunidad, demasiada gente que se va de rositas después de dejarnos en herencia desastres que tenemos que pagar de nuestros bolsillo, demasiado corporativismo para tapar los escándalos más reprobables.

Merkel tiene secuestrado al BCE

¿Qué hace el Gobierno para impedirlo? ¿Qué hace el Gobierno para evitar que los ciudadanos tengan la impresión de que sólo ellos pagan las consecuencias de la crisis? Nada, es más, encima se nos dice que este rescate de nuestro sistema financiero nos va a salir casi gratis… No es verdad, y es un error vender las cosas así. El Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer, lo lleva haciendo desde el minuto uno, pero no sabe trasladar a los ciudadanos una explicación convincente del porqué de sus acciones, ni logra transmitir la impresión de que esta crisis es igual para todos, porque entre otras cosas no lo es y al final hasta el rescate bancario lo vamos a pagar los españoles de nuestro bolsillo, para que luego vengan los señores de traje y corbata a desahuciarnos de nuestras casas porque hemos tenido un retraso de dos meses en el pago de la hipoteca… Perdonen este desahogo, pero necesitaba hacerlo.

¿Qué le pasa al Gobierno? “Ahora mismo estamos a merced de los mercados, ya nada depende de nosotros sino de lo que por nosotros quiera y pueda hacer Europa, quiera y pueda hacer el BCE”, me decía el jueves por la tarde un ministro del Ejecutivo. Y el problema es que el BCE está secuestrado por Ángela Merkel, Europa está secuestrada por Ángela Merkel. Inexplicablemente toda la Unión coincide en que hay que tomar decisiones en una dirección, y sin embargo es la postura intransigente e insolidaria de Berlín la que se hace fuerte y se impone frente al resto. Empiezo a temer cómo va a acabar esto: “Da la impresión de que Merkel apuesta en privado por una Europa a dos velocidades, la Europa del norte con Noruega, Finlandia, Suecia, Austria… Y la Europa del Sur. Pero eso no es la Unión Europea en la que creyeron Schumann y Adenauer y Monet… Esa era una Europa solidaria que debía caminar hacia su unión política, hacia los Estados Unidos de Europa, y ese es nuestro único futuro como unión, lo contrario es el final”.

Estos días pasados no me quitaba de la cabeza aquella canción de cuando éramos pequeños los de mi generación y que decía eso de “vamos a contar mentiras, vamos a contar mentiras, por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas…”. Lo digo porque estos días tenía la sensación de que los ciudadanos vivimos en una permanente y continua tomadura de pelo, y probablemente la culpa de que eso sea así la tenga la ausencia de explicaciones, la falta de un discurso político que dé satisfacción a los muchos interrogantes que se abren y a los que nadie da solución.

Banco de España