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Por qué Mariano Rajoy volverá a ganar las elecciones
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Federico Quevedo

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Por qué Mariano Rajoy volverá a ganar las elecciones

El último sondeo electoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, dice que si hoy se celebraran elecciones generales el Partido Popular habría perdido otros cuatro puntos

El último sondeo electoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, dice que si hoy se celebraran elecciones generales el Partido Popular habría perdido otros cuatro puntos más respecto de las elecciones del pasado 20 de noviembre, y con un 36,6% de los votos estaría muy lejos de la mayoría absoluta que ahora ostenta. El sondeo del CIS abunda en algo que ya contamos en El Confidencial: mientras el PP cae y su líder pierde crédito hasta el punto de reflejar una valoración muy similar a la peor que registró Zapatero -y esto a tan solo siete meses de haber ganado las elecciones por un margen muy abultado-, el PSOE sin embargo no recoge ningún fruto del hundimiento del PP. Mientras que por los extremos crecen IU y UPyD, con lo que de celebrarse hoy las elecciones tendríamos un Parlamento muy difícil de hacer compatible con la necesaria estabilidad política que requiere una situación tan compleja y dramática como la que está atravesando este país.

Ahora lo fácil sería caer en la demagogia de echar la culpa de todos nuestros males a los dos partidos mayoritarios, como si los demás pasaran solo por aquí y los ciudadanos no tuviéramos nuestra parte de responsabilidad a la hora de votarles incluso cuando nos prometían el oro y el moro y aplaudíamos con las orejas, aunque ahora no haya dinero para pagar la fiesta. A lo que voy: no es posible hacer frente a esta situación sin la necesaria estabilidad política, y esa estabilidad política no la garantizan ninguno de los partidos pequeños que buscan pescar en río revuelto con discursos oportunistas y demagógicos. La garantiza el Partido Popular, que cuenta con una sólida mayoría absoluta en el Parlamento que, a su vez, le está permitiendo tomar decisiones extraordinariamente difíciles y dolorosas que, de haber sido otro el resultado, nos habrían conducido a una situación de inestabilidad político-social de muy dolorosa factura.

No es posible hacer frente a esta situación sin la necesaria estabilidad política, y esa estabilidad política no la garantizan ninguno de los partidos pequeños que buscan pescar en río revuelto con discursos oportunistas y demagógicos. La garantiza el Partido Popular

Con sus errores, que son unos cuantos fruto, entre otras cosas, de un comportamiento presuntuoso que llevó al PP a creer que tan solo con llegar ellos al poder todo se iba a arreglar -y que se plasmaba en aquella manera de echarle la culpa a Zapatero de la prima de riesgo-, y sus aciertos, que también están siendo muchos a pesar de lo dolorosas que pueden resultar las medidas que está tomando, lo cierto es que el PP está haciendo lo que nadie hubiera podido hacer en otras circunstancias parlamentarias: inmolarse. Le ha costado a su presidente darse cuenta de que era eso lo que tenía que hacer, pero por el bien del país, es lo que está haciendo a cuenta de un profundo desgaste que, seguramente, sería menor si hiciera caso de algunas cosas que le hemos dicho incluso en persona: más pedagogía y más, mucha más, ejemplaridad aunque eso implique apoyar algunas de las medidas que se le sugieren desde la oposición y que afectarían a las rentas y el patrimonio de los que más tienen.

Pero, más allá de que Rajoy quiera o no hacer menos inclinada la cuesta abajo que debe recorrer el PP en los próximos meses, lo cierto es que el desgaste se va a seguir produciendo porque, queramos o no, el Gobierno no va a tener más remedio que seguir con los ajustes entre otras cosas porque al final no le va a quedar otra que recurrir a alguna forma de rescate que, por blando que sea, no va a estar exento de ciertas condicionalidades. Y, sin embargo, ese es precisamente el mejor escenario que puede tener el PP de cara a las próximas elecciones generales: estar solo al frente de un programa de ajuste muy duro que puede ser definitivo para que España vuelva a encontrar la senda del crecimiento a partir de 2014. Y ese es, exactamente, el escenario con el que trabajan los expertos que asesoran a Rajoy: el PP seguirá acusando el efecto negativo de sus ajustes, que podrá compensarlo en parte con algunas de sus reformas -como la de la Administración Pública- y que podría atenuar con medidas como las antes mencionadas, pero a partir de 2014, si los mecanismos puestos en marcha por la UE empiezan a dar sus frutos combinados con los ajustes la economía española, podría experimentar un importante salto hacia adelante que permita a Mariano Rajoy llegar a 2015 con un escenario radicalmente distinto al actual y con el valor añadido de haber sido él solo quien asuma el coste de hacer lo que había que hacer para superar la situación.

El único temor del Gobierno radica en un factor exógeno incontrolable: que el euro no logre superar la crisis en la que se encuentra, y entonces el escenario sería absolutamente distinto. Pero mis fuentes dicen que algo ha empezado a cambiar en la UE, que esta vez parece de verdad, y que en los próximos meses vamos a ver cómo esos cambios son para bien del futuro del euro y, por lo tanto, de España. ¿Exceso de optimismo? No lo sé, quizá sea necesario en estos tiempos empezar a creer un poco, pero si el Gobierno quiere que de verdad los ciudadanos empiecen a percibir algo positivo debería poner de su parte y no limitarse a solucionar lo urgente olvidando tantas veces lo importante. No basta con hacer ajustes, hay que empezar a pensar sobre qué bases económicas vamos a construir nuestro futuro, un futuro que parece inevitable que pase por la exportación -lo único que parece que responde a los escasos incentivos que hay- y la innovación.

El último sondeo electoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, dice que si hoy se celebraran elecciones generales el Partido Popular habría perdido otros cuatro puntos más respecto de las elecciones del pasado 20 de noviembre, y con un 36,6% de los votos estaría muy lejos de la mayoría absoluta que ahora ostenta. El sondeo del CIS abunda en algo que ya contamos en El Confidencial: mientras el PP cae y su líder pierde crédito hasta el punto de reflejar una valoración muy similar a la peor que registró Zapatero -y esto a tan solo siete meses de haber ganado las elecciones por un margen muy abultado-, el PSOE sin embargo no recoge ningún fruto del hundimiento del PP. Mientras que por los extremos crecen IU y UPyD, con lo que de celebrarse hoy las elecciones tendríamos un Parlamento muy difícil de hacer compatible con la necesaria estabilidad política que requiere una situación tan compleja y dramática como la que está atravesando este país.

Mariano Rajoy