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Mario Conde y los riesgos de una operación antisistema
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Mario Conde y los riesgos de una operación antisistema

El pasado domingo, en una amplia entrevista publicada por el Faro de Vigo, el ex banquero Mario Conde anunciaba oficialmente su vuelta al ruedo político. Será

El pasado domingo, en una amplia entrevista publicada por el Faro de Vigo, el ex banquero Mario Conde anunciaba oficialmente su vuelta al ruedo político. Será en las autonómicas gallegas si el actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, no las adelanta a octubre, cosa que podría ser. En ese caso, la 'alternativa' de Mario Conde tendrá que esperar. Y si no las anticipa, entonces podremos tener un primer experimento sobre lo que puede ocurrir en este país en un momento en el que por causa de la crisis está creciendo de manera alarmante la desafección hacia la clase política y existe el riesgo claro de que una parte no menor de la ciudadanía se decante hacia opciones que ponen en duda la viabilidad del sistema.

No es la primera vez que en España aparecen de repente siglas que quieran cuestionarlo todo, o casi todo, pero sí es la primera que ocurre en un contexto tan propicio como el actual, básicamente porque la propia clase política ha sido incapaz de reaccionar para corregir esos defectos del sistema que ahora, con la crisis a cuestas, se hacen tan evidentes. Existe, por lo tanto, el riesgo claro de que en torno a un discurso no exento de cierta demagogia, que ya se está haciendo desde otras posiciones políticas como UPyD o IU, se localice una parte importante de electorado, lo cual implicaría abocar al Parlamento a un escenario de ramificación muy complicado de gestionar ya que ninguno de los dos partidos mayoritarios tendría el suficiente respaldo para gobernar, ni siquiera con los apoyos tradicionales del nacionalismo moderado, y se verían obligados a buscar colaboración tanto por su izquierda como por su derecha.

Eso es lo que dicen las encuestas que podría pasar, y eso es sobre lo que algunos venimos alertando desde hace tiempo, preocupados porque la situación social, política y económica de este país degenere en una revuelta que acabe cuestionando el sistema de arriba a abajo. Y a río revuelto...  Lo cierto es que en el discurso de Mario Conde, al igual que ocurre con el de Rosa Díez e incluso con el de Cayo Lara, hay elementos fácilmente compartibles, y desde luego de mucha aceptación popular. Pero hay dos cuestiones que no son ciertas y que, de alguna manera, son el eje fundamental de esos discursos: la primera, que el sistema no funciona; la segunda, que ellos no son parte del establishment.

Nuestro sistema democrático nace de un ejercicio de responsabilidad y generosidad colectiva como pocas veces se ha dado en ningún país, y lo cierto es que ha funcionado durante todos estos años, y lo sigue haciendo de manera que nos garantiza a los españoles un régimen de libertades y derechos muy similar al que existe en el resto de países de nuestro entorno. Lo que ocurre es que el sistema tiene deficiencias, y éstas son más palpables en situaciones como la actual, sobre todo cuando esas deficiencias se manifiestan en forma de injusticia e insolidaridad que hacen aún más dramática la situación de los sectores más débiles de la sociedad. Pero la alternativa no puede ser tirar el edificio constitucional abajo y abrir un nuevo periodo constituyente como se está proponiendo desde algunas plataformas sociales a las que estos partidos hacen el juego político, sino en modificar aquellos aspectos de la Constitución susceptibles de mejora para ganar en calidad democrática.

Quienes quieren poner el sistema patas arriba forman parte del mismo, han formado siempre parte del mismo, incluso han querido utilizarlo y aprovecharse de élLo contrario, poner patas arriba el sistema, puede acabar como el rosario de la aurora y devolvernos a tiempos que supuestamente todos hemos querido dejar atrás. Y aquí enlazo con la segunda falsedad, porque curiosamente quienes quieren poner el sistema patas arriba forman parte del mismo, han formado siempre parte del mismo, incluso han querido utilizarlo y aprovecharse de él. Resulta curiosa la obsesión de Mario Conde por empezar a reformar la casa por el tejado judicial. No seré yo -nadie que me haya leído podrá decir lo contrario- quien defienda un modelo judicial que se ha mostrado obsoleto y dependiente en exceso del poder político, pero en su caso da la impresión de que el propio Conde tenga una cuenta pendiente con la Justicia...

Esa, y la reforma de la ley Electoral, suelen ser los principales argumentos de estos partidos. ¿Por qué? Pues porque con la actual ley Electoral en la mano sus posibilidades de obtener representación parlamentaria son más limitadas. Al final se trata de lo mismo de siempre, es decir, de acceder de una u otra manera a los privilegios que garantiza el formar parte de la clase política. Pero, en cualquier caso, antes o después van a estar ahí, y los partidos mayoritarios, los que de manera constante se reparten el poder, tendrán una enorme responsabilidad a la hora de haber permitido crecer a estos movimientos antisistema, por no haber sabido ni querido reaccionar a tiempo.

El pasado domingo, en una amplia entrevista publicada por el Faro de Vigo, el ex banquero Mario Conde anunciaba oficialmente su vuelta al ruedo político. Será en las autonómicas gallegas si el actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, no las adelanta a octubre, cosa que podría ser. En ese caso, la 'alternativa' de Mario Conde tendrá que esperar. Y si no las anticipa, entonces podremos tener un primer experimento sobre lo que puede ocurrir en este país en un momento en el que por causa de la crisis está creciendo de manera alarmante la desafección hacia la clase política y existe el riesgo claro de que una parte no menor de la ciudadanía se decante hacia opciones que ponen en duda la viabilidad del sistema.

Mario Conde