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La ‘teoría de la conspiración’ se abre paso en las filas del PP
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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La ‘teoría de la conspiración’ se abre paso en las filas del PP

Y es que la derecha española, cainita por sí misma porque lo lleva en los genes, no pierde la oportunidad de hacerse el harakiri sin necesidad

Y es que la derecha española, cainita por sí misma porque lo lleva en los genes, no pierde la oportunidad de hacerse el harakiri sin necesidad de que vengan terceros, la oposición o quien sea, a buscarles las vueltas. Ustedes déjenlos, que ellos mismos se encargan de que llegue la sangre al río sin que nadie les ayude, que para eso son unos verdaderos expertos. En la izquierda también hay divisiones, las conocemos, pero no sé cómo lo hacen que siempre parece aquello una balsa de aceite. Fíjense que desde que perdió las elecciones, el PSOE atraviesa una crisis interna de considerables proporciones y, sin embargo, la impresión que se traslada es la de que no son más que minucias.

En el PP se produce un debate interno sobre un asunto tan candente como el de la libertad condicional de Bolinaga, y ya está sobre la mesa la Teoría de la Conspiración, ya tenemos entretenimiento para unos cuantos días a cuenta de las oscuras maniobras de ciertos sectores del PP para echar a Rajoy. Sectores, por supuesto, que obedecen fiel y lealmente las órdenes del todopoderoso presidente de la FAES, José María Aznar.

Nada más lejos de la realidad. Miren, yo no digo que Aznar esté satisfecho con el caso Bolinaga, que seguramente no lo estará y le repugnará que este criminal salga a la calle, como a cualquier hijo de vecino, pero Aznar sabe perfectamente que el Gobierno no ha tenido otra salida que la de cumplir la ley, porque eso fue exactamente lo que hizo su Gobierno cuando Jaime Mayor Oreja era ministro del Interior.

Tampoco vale la excusa peregrina del propio Mayor Oreja cuando dice que sacó a presos de las cárceles porque se estaba acorralando a Batasuna… Primero, porque tendrá que explicar qué tiene que ver una cosa con la otra y, segundo, porque si esa es la excusa, entonces con más razón actúa ahora el Ministerio del Interior teniendo en cuenta que, si de algo está la sociedad bastante convencida, es de que hemos derrotado entre todos a ETA; por eso lleva tres años sin matar y va a seguir así de manera definitiva.

No es creíble que Aznar esté conspirando contra Mariano Rajoy, por más que algunos quieran ver su larga mano detrás de cada crisis interna que se produzca en el PP e, incluso en el Gobierno, donde las divisiones entre algunos ministros del área económica están a la orden del día

Y Aznar sabe también que hacerles el juego a los amigos de los terroristas con este tipo de debates no hace más que mejorar sus expectativas electorales y las del nacionalismo en general. Por eso este asunto debería haber pasado sin pena ni gloria por el Comité Ejecutivo del pasado lunes.

No es creíble que Aznar esté conspirando contra Mariano Rajoy, por más que algunos quieran ver su larga mano detrás de cada crisis interna o cada debate que se produzca en el PP e, incluso en el Gobierno, donde las divisiones entre algunos ministros del área económica están a la orden del día. Es posible que a Aznar no le satisfagan algunas de las actuaciones del Gobierno, que pueda incluso ponerse del lado de las eléctricas en el conflicto que las enfrenta con José Manuel Soria, dado que alguna de ellas le tiene en su nómina de asesores-consejeros de postín; pero de ahí a creer que pueda estar detrás de los conflictos que últimamente han salpicado al Ejecutivo…

No parece razonable pensar que, en las actuales circunstancias, estando como está el Gobierno atravesando una crisis de imagen y de confianza muy importantes, estando como está Rajoy cayendo en valoración en las encuestas, estando como está el PP sufriendo un considerable desgaste por culpa de los ajustes y las reformas que tiene que aprobar el Ejecutivo para intentar sacar al país de la crisis, haya nadie que quiera aprovecharse de la situación para cobrarse determinadas facturas, para vengar actuaciones pasadas.

Más bien, lo razonable es pensar que todo en el PP es como una balsa de aceite y, sin embargo, ni ustedes ni yo nos creemos que sea así. La realidad es que el comienzo del curso no está siendo nada grato para Mariano Rajoy. Ironías aparte, existen tensiones en el PP y existen personas empeñadas en amargarle la existencia. No sé si hasta el punto de conspirar contra él -entiendan ustedes de mis palabras lo que quieran, que seguramente estarán acertados-, pero desde luego no con voluntad de ayudarle ni de ayudar a su partido en el momento en el que más lo necesita.

Más allá de quién esté detrás, o no lo esté, de la presión al Gobierno desde la derecha por el ‘caso Bolinaga’, las palabras de Jaime Mayor en el Comité Ejecutivo del PP son profundamente injustas, como lo es creer que este Gobierno esté favoreciendo a los intereses de la banda terrorista o del nacionalismo radical. De hecho, quienes lo hacen son aquellos que airean estos desencuentros y dan ‘carnaza’ a sus adversarios políticos para restarle al PP expectativas de cara a las elecciones y que, así, el desgaste de Rajoy sea mayor si el PP pierde Galicia y deja de ser decisivo en el País Vasco. Ese es el objetivo final, y en ese objetivo, curiosamente, hay gente del PP dispuesta a hacerle el juego al PSOE. Si lo sabré yo…

Y es que la derecha española, cainita por sí misma porque lo lleva en los genes, no pierde la oportunidad de hacerse el harakiri sin necesidad de que vengan terceros, la oposición o quien sea, a buscarles las vueltas. Ustedes déjenlos, que ellos mismos se encargan de que llegue la sangre al río sin que nadie les ayude, que para eso son unos verdaderos expertos. En la izquierda también hay divisiones, las conocemos, pero no sé cómo lo hacen que siempre parece aquello una balsa de aceite. Fíjense que desde que perdió las elecciones, el PSOE atraviesa una crisis interna de considerables proporciones y, sin embargo, la impresión que se traslada es la de que no son más que minucias.