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Rajoy le hace un último favor a Rubalcaba
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Rajoy le hace un último favor a Rubalcaba

El sábado por la tarde, en el despacho de Mariano Rajoy, el presidente se reunía con sus más íntimos, un ‘selecto’ grupo en el que se

El sábado por la tarde, en el despacho de Mariano Rajoy, el presidente se reunía con sus más íntimos, un ‘selecto’ grupo en el que se encontraban la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, la mujer del presidente, Elvira Fernández, y la ministra de Fomento, Ana Pastor, y al menos otras dos personas más que yo no he conseguido identificar, aunque supongo que al menos uno de ellos sería el jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas;el otro, el sempiterno asesor del PP, Pedro Arriola, siempre y cuando mis fuentes sean totalmente fiables en cuanto a los nombres, no en cuanto a la reunión, que es absolutamente cierto que se produjo.

En ese momento, el presidente del Gobierno y del PP, que ya había venido reflexionando sobre el asunto en los últimos días, sobre todo a raíz de la última declaración de Bárcenas ante el juez Ruz, y que había recibido llamadas de varios dirigentes del partido en ese sentido (entre ellos el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo) tenía tomada la decisión de comparecer de alguna manera para dar explicaciones y, en la medida de lo posible, dejar este asunto zanjado evitando que se convirtiera en una inacabable serpiente de verano durante el mes de agosto que siguiera minando la imagen del país.

La cuestión era cómo, y eso debía dilucidarse en esa reunión sabatina en la que se pusieron sobre la mesa hasta tres opciones: comparecencia ante las Cortes, rueda de prensa o ambas cosas a la vez, aunque no el mismo día. Esta última posibilidad fue la primera en descartarse, y después la rueda de prensa por una doble razón: la misma no desactivaba la moción de censura anunciada por el PSOE y, además, de esa última manera el presidente del Gobierno recupera la iniciativa política donde se deben producir los debates importantes, que es en el Parlamento. Y Rajoy, que es absolutamente riguroso en lo que a los procedimientos y a las normas se refiere, y también a las costumbres democráticas, optó por la comparecencia en aras de la “responsabilidad”, según mis fuentes.

Rajoy ha preferido no forzar una moción de censura que, probablemente, hubiera sido implacable contra Rubalcaba pero que hubiera afectado muy negativamente a la imagen de España en el exterior

¿Qué responsabilidad? Pues, probablemente, la que nunca hubiera tenido el Partido Socialista si la situación fuese justamente la contraria. De hecho, una de las cuestiones que en esa reunión se puso sobre la mesa fue la posibilidad de dejar que el PSOE presentara la moción de censura y que “Rubalcaba se cociera en su propia salsa”, plenamente conscientes en el PP y en el Gobierno de que la amenaza de Rubalcaba era la peor opción para el propio líder del PSOE, que podía verse muy comprometido en un debate del que saliera muy castigado y sin apoyos parlamentarios, lo cual habría aumentado notablemente su ya manifiesta debilidad al frente del PSOE.

“Nos obliga el país, no la acción política”, dicen estas fuentes, y en ese sentido Rajoy ha preferido no forzar una moción de censura que, probablemente, hubiera sido implacable contra Rubalcaba pero que hubiera afectado muy negativamente a la imagen de España en el exterior. “Sin duda, si los papeles estuvieran cambiados, el PSOE no habría hecho el mismo ejercicio de responsabilidad, pero no somos lo mismo”, añaden estas fuentes. ¿Significa eso que Rajoy le ha hecho un favor a Rubalcaba? Sí, y no ha sido flacoprecisamente, porque me consta que en Ferraz estaban implorando a todos los santos para que Rajoy compareciera y evitar así el ridículo de una moción que podía acabar antes de tiempo con la carrera política del secretario general del PSOE. Eso que le debe Rubalcaba a Rajoy, aunque dudo que se lo reconozca.

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El sábado por la tarde, en el despacho de Mariano Rajoy, el presidente se reunía con sus más íntimos, un ‘selecto’ grupo en el que se encontraban la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, la mujer del presidente, Elvira Fernández, y la ministra de Fomento, Ana Pastor, y al menos otras dos personas más que yo no he conseguido identificar, aunque supongo que al menos uno de ellos sería el jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas;el otro, el sempiterno asesor del PP, Pedro Arriola, siempre y cuando mis fuentes sean totalmente fiables en cuanto a los nombres, no en cuanto a la reunión, que es absolutamente cierto que se produjo.

Alfredo Pérez Rubalcaba
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