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La conspiración pincha en hueso
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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La conspiración pincha en hueso

Tengo que reconocer que la obsesión casi enfermiza que prodigan el diario El Mundo y su director, Pedro J. Ramírez, por Rajoy tiene también su mérito.

Tengo que reconocer que la obsesión casi enfermiza que prodigan el diario El Mundo y su director, Pedro J. Ramírez, por Rajoy tiene también su mérito. Es difícil encontrar un día detrás de otro una mentira a la que agarrarse para poner en entredicho la palabra del presidente del Gobierno, pero ellos lo hacen con una enorme profesionalidad. En ese punto eran importantes ayer las declaraciones de dos exsecretarios generales del PP, Francisco Álvarez Cascos y Javier Arenas, ante el juez Pablo Ruz, porque de las mismas podían confirmarse o desmentirse definitivamente muchas de las insidias que durante este tiempo se han ido divulgando sin el menor pudor por parte de determinados medios de comunicacion y por la oposición que les sigue el juego.

Fue El Mundo el primero en lanzar la piedra de la acusación y esconder la mano de la prueba allá por el mes de enero cuando tituló a cuatro columnas que en el PP se pagaban sobresueldos. Luego vinieron las fotocopias publicadas por El Pais de los supuestos papeles de Bárcenas en los que aparentemente se demostraba que en el PP había una contabilidad B. Y después vino de nuevo El Mundo con la publicación de los originales y una extensa entrevista al extesorero que llevó al periódico a convertirse en portavoz del delincuente.

La conspiración contra Rajoy ha pinchado en hueso y el asunto Bárcenas empieza a ser sólo un recurso pobre de una oposición desnortada y de un medio de comunicación con síntomas claros de esquizofrenia a la que esa oposición hace seguidismo

Pero la realidad es que a estas alturas ni las fotocopias ni los originales demuestran otra cosa que no sea que, en efecto, habia una contabilidad B, con B de Bárcenas, no con la B que implica opacidad y negritud en los dineros del partido. Ayer, Cascos y Arenas, que declaraban como testigos y, por lo tanto, tenían la obligación de decir la verdad -nuestro sistema judicial permite mentir al imputado, pero no al testigo-, negaron con rotundidad el pago de esos sobresueldos -entendiendo como tales cantidades no declaradas- y que hubiera habido una contabilidad B en el partido. Admitieron, sin embargo, que ellos no controlaban la entrada y la salida de las donaciones, poniendo la carga de la prueba en quienes realmente se ocupaban de esos menesteres, es decir, el gerente y el tesorero del partido.

En cierta ocasión otro exsecretario general del PP, Ángel Acebes, me explicaba que ellos estaban ahí para hacer política, y que de las cuentas se encargaban el tesorero y el gerente que para eso eran cargos de confianza. Eso fue lo que pasó. Cada vez es más evidente y pone más en entredicho al propio Bárcenas que empieza a verse enredado en su propia red de mentiras. Había, claro que sí, una contabilidad B, la que llevaba él para ocultar sus propios delitos, la manera en que amasó su ingente fortuna, y eso es lo que está aflorando la investigación del juez Ruz. Hoy le toca declarar a María Dolores de Cospedal, actual secretaria general del PP, y me consta que no va a dejar ni un cabo suelto al que pueda agarrarse el preso de Soto del Real ni su portavoz mediático.

La conspiración contra Rajoy ha pinchado en hueso y el asunto Bárcenas, más allá de alguna que otra sorpresa, empieza a ser sólo un recurso pobre de una oposición desnortada y de un medio de comunicación con síntomas claros de esquizofrenia a la que esa oposición hace seguidismo, pero la realidad es que, como escribí el otro día, hay un mundo más alla de Bárcenas que empieza a creer que es posible salir de esta crisis, y prueba de ello es que la prima de riesgo que hace poco más de un año amenazaba con llevarnos al rescate, hoy esta más cerca que nunca de esos 250 puntos básicos que el Gobierno considera como línea roja que marca el inicio definitivo de la recuperación económica.

Tengo que reconocer que la obsesión casi enfermiza que prodigan el diario El Mundo y su director, Pedro J. Ramírez, por Rajoy tiene también su mérito. Es difícil encontrar un día detrás de otro una mentira a la que agarrarse para poner en entredicho la palabra del presidente del Gobierno, pero ellos lo hacen con una enorme profesionalidad. En ese punto eran importantes ayer las declaraciones de dos exsecretarios generales del PP, Francisco Álvarez Cascos y Javier Arenas, ante el juez Pablo Ruz, porque de las mismas podían confirmarse o desmentirse definitivamente muchas de las insidias que durante este tiempo se han ido divulgando sin el menor pudor por parte de determinados medios de comunicacion y por la oposición que les sigue el juego.

Luis Bárcenas Javier Arenas Francisco Álvarez Cascos