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Rubalcaba, atrapado en el caso Bárcenas
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Rubalcaba, atrapado en el caso Bárcenas

Éste es el problema de hacer seguidismo en lugar de hacer oposición. No deja de ser curioso que un partido que tiene la experiencia de haber

Este es el problema de hacer seguidismo en lugar de hacer oposición. No deja de ser curioso que un partido que tiene la experiencia de haber vivido campañas mediáticas similares caiga en la trampa tendida por un periódico y un preso. Ya lo advirtió Felipe González, y aun así el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, insiste en tropezar cuantas veces hagan falta en la misma piedra. Bárcenas ha engañado a mucha gente.

Primero, de su partido, incluido el propio presidente del Gobierno, y ahora también de la oposición, que le está siguiendo el juego infantilmente con la única esperanza de que en algún momento procesal aparezca la prueba definitiva que involucre a Mariano Rajoy en un delito de financiación ilegal del PP o, al menos, en el de haberse llevado dinero negro supuestamente percibido de donaciones irregulares. Pero a estas alturas de la película en la calle Ferraz saben perfectamente que eso no va a pasar, y el problema es que se han dejado atrapar hasta tal punto en la red tendida por el tándem Bárcenas-Pedro Jota que ya no pueden salir de ella sin sufrir alguna clase de aparatoso accidente político.

La realidad es que, a día de hoy, por mucho que se quiera decir lo contrario, el juez Ruz sigue en sus trece investigando no la financiación irregular del PP, sino la procedencia de los más de cincuenta millones de euros que llegó a acumular el extesorero en sus cuentas en el extranjero. Ese es el bosque, por muchos árboles que algunos se empeñen en seguir levantando para entorpecer su visión. El primero, el propio Bárcenas, que ha conseguido arrastrar a su estrategia de defensa, basada en encender un ventilador que no esparce nada, a periodistas de reconocido prestigio, a un director predispuesto por su animadversión a Rajoy y a la oposición en pleno, que se pensó que con esto tumbaba al Gobierno del PP.

Lo difícil es saber compaginar la crítica con la responsabilidad, y para eso el PSOE tiene mucho que aprender, aunque es difícil que lo consiga teniendo al frente del partido a algunos de los personajes que tiene

Pues no. Y el problema es que mientras Rubalcaba y los suyos siguen enredados en la estrategia marcada por el extesorero del PP, al Ejecutivo empiezan a salirle las cuentas de la economía y lo que se avecina, si Siria no lo impide, es un otoño en el que se va a visualizar el final de una crisis muy larga y muy profunda y el comienzo de un nuevo ciclo económico que con las bases reformistas que ha puesto en marcha el Gobierno del PP va a traer empleo y una nueva estructura de crecimiento mucho más sólida que la anterior, que se basó en el ladrillo.

Si a eso añadimos toda una batería de leyes y medidas destinadas a la regeneración democrática y a evitar que vuelvan a producirse episodios como el de Bárcenas o, si se repiten, a castigarlos consecuentemente, de aquí a 2015 el escenario puede haber cambiado radicalmente para el Gobierno mientras el PSOE sigue erre que erre con lo mismo. Cuidado, que yo no digo que no deba el Partido Socialista pedir explicaciones al PP por todo lo que ha pasado, faltaría más: eso forma parte de su labor de oposición y su obligación de vigilancia de poder.

Pero debe haber un equilibrio entre la lógica crítica al PP por este asunto y la necesidad de llegar a acuerdos que pongan fin a episodios tan lamentables de corrupción como este u otros que afectan al PSOE y a otros partidos, ¿o es que nos olvidamos de que en todas partes cuecen habas, y que nada menos que el presidente de la Junta de Andalucía acaba de dejar su cargo a las puertas de una imputación gravísima por el caso de los ERE? El país necesita soluciones a sus problemas y desde el primer momento la ciudadanía reclama de sus políticos un cierto grado de acuerdo ante la gravedad de los mismos.

Lo fácil es hacer oposición simplemente dedicándose a aprovechar coyunturas como la de Bárcenas, aun a riesgo de que el tiempo acabe diluyendo todo lo que ahora se plantea como el escándalo de corrupción más grave de la democracia… Lo difícil es saber compaginar la crítica con la responsabilidad, y para eso el PSOE tiene mucho que aprender, aunque es difícil que lo consiga teniendo al frente del partido a algunos de los personajes que tiene, a los que difícilmente podría encontrarse en un cargo de responsabilidad, siquiera parecido, en una gran empresa.

Este es el problema de hacer seguidismo en lugar de hacer oposición. No deja de ser curioso que un partido que tiene la experiencia de haber vivido campañas mediáticas similares caiga en la trampa tendida por un periódico y un preso. Ya lo advirtió Felipe González, y aun así el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, insiste en tropezar cuantas veces hagan falta en la misma piedra. Bárcenas ha engañado a mucha gente.

Alfredo Pérez Rubalcaba Mariano Rajoy