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La inexplicable zancadilla de Rajoy a Cospedal
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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La inexplicable zancadilla de Rajoy a Cospedal

El pasado viernes, al menos tres presidentes provinciales del PP andaluz me daban la misma información: que todo se resolvería el fin de semana y que

El pasado viernes, al menos tres presidentes provinciales del PP andaluz me daban la misma información: que todo se resolvería el fin de semana y que la decisión la iba a tomar Mariano Rajoy personalmente. Y me añadían que la cosa estaba entre dos nombres: el candidato propuesto por la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el todavía presidente del PP-A, Juan Antonio Zoido, es decir, el secretario general José Luis Sanz; y la ministra de Empleo, Fátima Báñez, cuyo nombre había vuelto a sonar con fuerza como la única capaz de generar la suficiente unanimidad en un partido sometido a una evidente tensión entre la autoridad de Cospedal y el poder que todavía conserva Javier Arenas en el mismo.

La renuncia del alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, daba alas a esa posibilidad, así como el hecho de que Báñez encajaba a la perfección en un perfil muy apto para hacer frente a Susana Díaz. Lo cierto es que por diversas razones, entre ellas familiares muy importantes para la ministra, Báñez no estaba muy dispuesta a aceptar ese encargo, de tal modo que Rajoy y sobre todo su principal apoyo en el Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, respetaron la voluntad de la ministra. El lunes todo hacía pensar que finalmente, y después de dos tropiezos previos, José Luis Sanz iba a ser finalmente quien presentara los avales para ser candidato.

Tan convencidos estaban en el PP andaluz de que iba a ser así que ante esa posibilidad empezaron a surgir fuertes apoyos en las redes sociales para que la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo e, incluso, el propio Nieto presentaran también sus candidaturas, y si de hecho Sanz hubiera presentado sus avales, al menos una de ellas habría salido adelante. Y es que, pese al apoyo de la secretaria general y el de Zoido, lo cierto es que Sanz no concitaba, ni mucho menos, el fervor de las bases del partido en Andalucía, sino más bien todo lo contrario.

En ese rechazo es en lo que se apoyó en las horas siguientes Javier Arenas para presionar como nunca antes lo había hecho a Mariano Rajoy y conseguir vetar ese nombramiento. ¿Por qué? Quizás esta sea la parte más inexplicable puesto que, de hecho, José Luis Sanz es un hombre forjado al amparo de Arenas y ha sido una de sus manos derechas durante bastante tiempo hasta que llegó Zoido y se hizo con sus servicios. De hecho, cuando se eligió la nueva dirección andaluza del PP tras la renuncia de Arenas, siempre se dijo que Sanz estaba ahí para controlar a Zoido en nombre del expresidente.

Al final se ha actuado con una enorme torpeza, una torpeza que ha dejado en muy mal lugar a la secretaria general, claramente desautorizada por su presidente

Todo lo que ha sucedido después es extraño, como lo fue que en junio del año pasado se pusiera sobre la mesa el nombre de Juan Manuel Moreno Bonilla, que unos meses después este mismo se postulara, que después de hacerlo alguien en nombre de Rajoy o el propio Rajoy le dijeran que diera un paso atrás y, en efecto, su nombre desapareciera de las quinielas y ahora, de pronto, en el último momento, se volvieran a acordar de él… O es que lo salvaguardaron para no quemarlo, que también puede ser.

Pero lo que no tiene sentido es que para ese viaje hicieran falta unas alforjas de meses de confrontación interna: haber tomado la decisión en septiembre en lugar de regalarle esos meses de ventaja al PSOE de Susana Díaz. Y, sobre todo, si iba a ser esa la decisión, haber pactado con la propia secretaria general del partido el modo y la manera en que debía de producirse la noticia sin que ella quedara desautorizada.

Pero como le suele ocurrir en tantas ocasiones al PP, al final se ha actuado con una enorme torpeza, una torpeza que ha dejado en muy mal lugar a la secretaria general, claramente desautorizada por su presidente, por el mismo presidente que la eligió en su día para el cargo, que la mantuvo cuando mucha gente le decía que era muy difícil compaginar la Secretaría General y la Presidencia de una comunidad autónoma, que le encargó comerse el marrón de todo lo relacionado con el caso Bárcenas cuando ella ni siquiera pasaba por allí en los tiempos en los que ocurrió todo lo que ahora se sabe, que incluso se tuvo que tragar la vergüenza de explicar un contrato inexplicable con el extesorero que ella ni negoció ni firmó, y a la que encargó que buscara un candidato para sustituir a Zoido al frente del PP andaluz porque para eso está la secretaria general.

Y en el último momento se toma una decisión sin contar con ella, hasta el extremo de que tuvo que ser el número tres del partido, Carlos Floriano, quien llamara a Moreno para darle la noticia –no Moncloa, como erróneamente se publicó ayer en algunos medios–. José Manuel Moreno es un buen candidato, yo ya lo escribí hace tiempo, y además sabe lo que tiene que hacer, empezando por una profunda renovación del PP andaluz. Pero más le hubiera valido a su partido hacer las cosas de otra manera, porque ahora se ha abierto una brecha y una herida en el seno de la Dirección Nacional que ya veremos en el futuro qué consecuencia tiene.

El pasado viernes, al menos tres presidentes provinciales del PP andaluz me daban la misma información: que todo se resolvería el fin de semana y que la decisión la iba a tomar Mariano Rajoy personalmente. Y me añadían que la cosa estaba entre dos nombres: el candidato propuesto por la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el todavía presidente del PP-A, Juan Antonio Zoido, es decir, el secretario general José Luis Sanz; y la ministra de Empleo, Fátima Báñez, cuyo nombre había vuelto a sonar con fuerza como la única capaz de generar la suficiente unanimidad en un partido sometido a una evidente tensión entre la autoridad de Cospedal y el poder que todavía conserva Javier Arenas en el mismo.

Mariano Rajoy María Dolores de Cospedal Javier Arenas