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Objetivo: ‘incendiar’ la calle tras las europeas
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Objetivo: ‘incendiar’ la calle tras las europeas

Hace no mucho escribí un post en el que afirmaba que la izquierda más extrema, los más radicales y violentos, buscaban un muerto en sus protestas

Hace no mucho escribí un post en el que afirmaba que la izquierda más extrema, los más radicales y violentos, buscaban un muerto en sus protestas para ponerlo encima de la mesa del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pues bien, los hechos del pasado 22 de marzo por la noche tras las manifestaciones por la dignidad vinieron a confirmar mi afirmación. Esa noche se desató contra la policía una violencia como hacía tiempo que no se conocía en nuestras calles, con la única intención de provocar a las fuerzas de seguridad hasta llevarlas al extremo y conseguir que al final algún agente sacara su arma y se produjera lo que nadie con dos dedos de frente quiere que pase, pero los organizadores de estas algaradas sí.

La violencia continuó días después, esta vez teniendo como escenario las facultades, pero siempre llevada a cabo por sujetos que nada tienen que ver con la Universidad. Son ultras, de izquierda en este caso –aunque también se suman algunos radicales de la derecha más extrema–, que se han organizado en torno a distintas organizaciones que han crecido al calor de las protestas ciudadanas. Hace tiempo este tipo de radicales antisistema se concentraban en Cataluña y en el País Vasco, pero han dado el salto a Castilla y León y a Galicia, y poco a poco van extendiendo sus redes de captación de violentos por toda España, según me cuentan fuentes policiales.

De aquí a las elecciones europeas vamos a asistir a nuevos brotes de violencia callejera que se producirán como consecuencia de alguna manifestación previa de carácter pacífico

Ya vimos un experimento de su capacidad de acción en los sucesos de Gamonal, y ya entonces algunos dijimos que eso era un primer paso, como después se ha confirmado el 22-M. Y van a seguir. De aquí a las elecciones europeas vamos a asistir a nuevos brotes de violencia callejera que se producirán como consecuencia de alguna manifestación previa de carácter pacífico. Dejemos algo claro desde el principio, para que no haya equívocos: una cosa son las protestas ciudadanas, perfectamente democráticas y respetables, y otra cosa son estos brotes de violencia que no hacen ningún favor al objetivo natural de muchos ciudadanos que sólo quieren dejar constancia de su malestar y su preocupación y pedirle al Gobierno que cambie sus políticas.

Pero sí es verdad que entre quienes en un primer momento convocan y organizan estas marchas o manifestaciones pacíficas se encuentran personajes de dudosa procedencia financiera que, amparados en su condición de famosoWilly Toledo– o en la de nuevo referente de lo más rancio de la izquierda –Pablo Iglesias–, alientan y amparan a los violentos frente a las Fuerzas de Seguridad de un Estado democrático como es el nuestro, aunque ellos se empeñen en negarlo aquí y, sin embargo, defenderlo en Cuba o en Venezuela, donde se pisotean constantemente los derechos humanos.

La estrategia está clara: primero se organiza una manifestación, se utiliza a ciudadanos cabreados por muchas razones que en la mayoría de las ocasiones son justas y razonables, y cuando la concentración termina se suelta a los violentos para que empiecen la juerga. Y esto, como digo, va a seguir. Y eso no es lo peor. “Si el PP no gana las elecciones europeas, si pierde aunque sea por muy poco, esa estrategia se va a endurecer, porque ahora dicen que el PP ha perdido la calle, pero después dirán que también ha perdido las urnas, aunque eso no sea cierto porque se trata de unas elecciones europeas, no nacionales, y entonces ese escenario de violencia ira creciendo”, me asegura una fuente policial. 

Lo peor de todo es que, si eso ocurre así, es más que probable que la izquierda democrática aproveche la situación y mire para otro lado en lugar de condenarlo. Y hace mal, porque en su lucha contra el sistema a estos radicales ya les va a dar igual que gobiernen unos u otros… Lo que van a querer es acabar con el sistema mismo y no van a parar hasta conseguirlo. 

Hace no mucho escribí un post en el que afirmaba que la izquierda más extrema, los más radicales y violentos, buscaban un muerto en sus protestas para ponerlo encima de la mesa del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pues bien, los hechos del pasado 22 de marzo por la noche tras las manifestaciones por la dignidad vinieron a confirmar mi afirmación. Esa noche se desató contra la policía una violencia como hacía tiempo que no se conocía en nuestras calles, con la única intención de provocar a las fuerzas de seguridad hasta llevarlas al extremo y conseguir que al final algún agente sacara su arma y se produjera lo que nadie con dos dedos de frente quiere que pase, pero los organizadores de estas algaradas sí.

Mariano Rajoy