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Cospedal tiene la llave
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Federico Quevedo

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Cospedal tiene la llave

Hace unas semanas, a cuenta de la resolución del problema del candidato del PP a la Junta de Andalucía, todos los medios de comunicación coincidieron en

Hace unas semanas, a cuenta de la resolución del problema del candidato del PP a la Junta de Andalucía, todos los medios de comunicación coincidieron en señalar que la gran perdedora de esa batalla era María Dolores de Cospedal, a la que el presidente de su partido había desautorizado señalando a Juan Manuel Moreno, que no era precisamente el favorito de la secretaria general del PP. Es un secreto a voces que las relaciones entre Cospedal y Javier Arenas son bastante agrias, pero más allá de esa circunstancia los medios quisieron ver en aquel hecho la consecuencia de la tensión entre la secretaria general y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

De ahí que poco más de una semana después el hecho de que Cospedal respaldara a Arantza Quiroga en su Congreso y ésta se saliera con la suya frente a la presión del portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso –amigo personal de la vicepresidenta- se viera también como una revancha de la primera frente a la segunda. ¿Cuánto hay de verdad en todo esto? Que existe una cierta rivalidad entre las dos mujeres con más poder dentro del PP, parece bastante obvio, pero otra cosa distinta es que ambas se estén mirando permanentemente de reojo como lo pintamos los medios de comunicación a cuenta de estos hechos.

El PP no puede permitirse el lujo de perder Madrid y Valencia a las puertas de unas elecciones generales, y esa responsabilidad sí va a pesar sobre la secretaria general del partido. Ella es plenamente consciente del reto. Sabe que, sobre todo en Madrid, se lo juega todo

Probablemente la tensión entre ambas tenga más que ver con la que provocan sus propios entornos que con algo directamente personal, y es difícil extraer de ellas palabras de reproche. Pero en política las cosas son como parecen, aunque no sean reales o no lo sean del todo, y lo cierto es que a ojos de la opinión pública la secretaria general del PP había quedado desautorizada y, de alguna manera, necesitaba una reparación. Y eso es lo que ha pasado esta semana: primero fue ella la que anunció solemnemente el nombre del cabeza de lista del PP en las elecciones europeas y, segundo, el propio presidente del Gobierno viaja este sábado a Toledo para presentar oficialmente allí la candidatura del PP, una candidatura, por cierto, que realmente solo es novedosa en sus dos primeros puestos.

La marcha de Esteban González Pons a la Eurocámara le va a permitir a Cospedal, además, terminar de constituir un núcleo duro afín a ella en Génova 13. Ya solo falta que Rajoy encuentre un destino apropiado para Javier Arenas y Cospedal habrá conseguido reafirmar su poder en el partido, una cuestión fundamental de cara a cualquier aspiración futura y, sobre todo, esencial para terminar de limpiar Génova 13 de la herencia envenenada con sabor a Caja B, con B de Bárcenas. Ese va a ser de aquí a los próximos meses el principal reto de María Dolores de Cospedal: pasar la segadora. No solo en las plantas de la sede nacional del PP, todavía contaminadas por los años de gestión fraudulenta del ex tesorero ahora en la cárcel y quienes le ampararon y ahora miran para otro lado como si todo lo que está pasando no fuera con ellos, sino también en aquellas estructuras regionales en las que la trama Gurtel ha tenido un impacto demoledor, especialmente en Madrid y Valencia.

La marcha de Esteban González Pons a la Eurocámara le va a permitir a Cospedal terminar de constituir un núcleo duro afín a ella en Génova 13. Ya solo falta que Rajoy encuentre un destino apropiado para Javier Arenas y Cospedal habrá conseguido reafirmar su poder en el partido, una cuestión fundamental de cara a cualquier aspiración futura

De hecho, es ahí donde María Dolores de Cospedal se la juega de verdad. Es más que probable que antes de las elecciones autonómicas de 2015 haya un adelanto electoral en Andalucía, pero sea cual sea el resultado del PP ahí la secretaria general siempre podrá lavarse las manos porque no fue ella quien resolvió. Pero el PP no puede permitirse el lujo de perder Madrid y Valencia a las puertas de unas elecciones generales, y esa responsabilidad sí va a pesar sobre la secretaria general del partido. Ella es plenamente consciente del reto. Sabe que, sobre todo en Madrid, se lo juega todo. Incluso aunque el PP obtuviera mayoría absoluta en Castilla-La Mancha -lo que sería un éxito suyo indudable- la pérdida de Madrid tendría una lectura muy negativa para la aspiración del PP de revalidar la mayoría en las generales de unos meses después.

Pero si Cospedal acierta en la elección de candidatos –que no será solo suya, por supuesto, sino en última instancia de Rajoy- y, sobre todo, en el modelo de campaña que debe hacer el PP para reconquistar lo que ahora parece perdido, su figura saldrá muy reforzada, tanto que habrá quienes la comparen a Susana Díaz en términos de futuro para el PP. Y es que, como se está viendo, cuatro años pasan muy rápido, y nadie duda de que Rajoy –si el PP vuelve a ganar- seguirá el ejemplo de sus predecesores y solo estará ocho años al frente del Gobierno, y entonces la figura de Cospedal será sin duda un referente. Es más, incluso en el caso de que el PP pierda las elecciones y no gobierne, si antes ha conseguido hacerse con las riendas del partido, será difícil que nada pase en el PP sin que ella este detrás moviendo los hilos. Esa es su llave.

Hace unas semanas, a cuenta de la resolución del problema del candidato del PP a la Junta de Andalucía, todos los medios de comunicación coincidieron en señalar que la gran perdedora de esa batalla era María Dolores de Cospedal, a la que el presidente de su partido había desautorizado señalando a Juan Manuel Moreno, que no era precisamente el favorito de la secretaria general del PP. Es un secreto a voces que las relaciones entre Cospedal y Javier Arenas son bastante agrias, pero más allá de esa circunstancia los medios quisieron ver en aquel hecho la consecuencia de la tensión entre la secretaria general y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Javier Arenas María Dolores de Cospedal Mariano Rajoy Soraya Sáenz de Santamaría