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¿Es este el fin del bipartidismo?
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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¿Es este el fin del bipartidismo?

Pasado este paréntesis de la Semana Santa, a partir del lunes vuelve, digamos, la normalidad, y la normalidad implica en este caso una campaña electoral que

Pasado este paréntesis de la Semana Santa, a partir del lunes vuelve, digamos, la normalidad, y la normalidad implica en este caso una campaña electoral que nos llevará hasta las elecciones europeas del 25 de mayo. ¿Qué va a pasar en esas elecciones? En estos próximos días tendremos los avances de las primeras encuestas electorales, pero todo apunta a que en esa fecha lo que se va a producir en un aumento importante de la abstención, una cierta disgregación del voto y un retroceso importante de los dos grandes partidos, PP y PSOE. ¿Tanto como para poner en riesgo el bipartidismo? Esta es la gran cuestión que nos ocupa a los analistas políticos en los últimos tiempos.

Es un hecho evidente que los dos grandes partidos están en crisis, y no solo ellos, sino todo aquello que hasta ahora aparecía como los referentes esenciales de una sociedad democrática bastante joven e inexperta. Me refiero a esas instituciones como la Monarquía, la Justicia, el Parlamento, etc, que nos ofrecían cierta seguridad y que ahora, sin embargo, sufren una profunda desafección ciudadana. Esto es una realidad y los 'aparatos' de los dos grandes partidos son conscientes de ella, pero da la sensación de que o bien no quieres o bien no pueden afrontarla y, por lo tanto, tomar las decisiones oportunas para devolver al país la credibilidad de las instituciones.

Los dos grandes partidos están en crisis, y no solo ellos, sino todo aquello que hasta ahora aparecía como los referentes esenciales de una sociedad democrática bastante joven e inexperta. Me refiero a esas instituciones como la Monarquía, la Justicia, el Parlamento, etc, que nos ofrecían cierta seguridad y que ahora, sin embargo, sufren una profunda desafección ciudadana

Esa es la razón de que, en cierta manera, triunfen en estos días mensajes populistas tanto de derechas como de izquierdas que se sitúan en los extremos del sistema, cuando no fuera del mismo. Son mensajes fáciles de construir porque se basan en las supuestas necesidades de la gente. Dicho de otro modo, se trata de argumentarios fáciles, de todo a cien, pero con mucho tirón popular. ¿Hasta el punto de robarles votos a los dos grandes partidos? En ambos casos, tanto el PSOE como el PP sufren por sus extremos la aparición de estos pequeños partidos extra-sistema de los que ya veremos el próximo 25 de mayo su verdadera capacidad de movilizar el voto. Es cierto que las elecciones europeas son propicias a que los ciudadanos apliquen un cierto voto de castigo que luego no suele repetirse en las generales...                                  

Hemos visto en otras ocasiones como formaciones pequeñas y a veces un tanto frikis obtienen representación en el Parlamento Europeo, pero luego desaparecen cuando se trata de elecciones en las que los ciudadanos entienden que se juegan su futuro de verdad -también se lo juegan en las europeas, aunque no tenga esa percepción-. Sin embargo, en esta ocasión, la situación es distinta porque lo que antes podía ser un castigo ante unas determinadas políticas o simplemente un experimento, ahora parece el fruto de una reflexión más profunda de la ciudadanía, harta de unos partidos políticos que durante los últimos años han gobernado de espaldas a los ciudadanos y, aunque es cierto que la situación económica ha mejorado, también lo es que no existe entre los españoles la sensación de que el Gobierno haya hecho nada por mejorar sus condiciones de vida, y ese debe ser el objetivo fundamental de cualquier gobierno.

Y el PSOE, lejos de ofrecer una alternativa posible, no puede escapar de su propio pasado en el que sumió al país en una grave crisis fruto de una enorme inconsciencia a la hora de tomar las decisiones de gobierno. Si a ese panorama añadimos la crisis política generada por la cuestión catalana, y el descrédito general de las instituciones, lo verdaderamente preocupante no es que estemos ante el fin del bipartidismo, sino que estamos ante una auténtica crisis de régimen cuyo alcance es hoy por hoy difícil de determinar.

Pasado este paréntesis de la Semana Santa, a partir del lunes vuelve, digamos, la normalidad, y la normalidad implica en este caso una campaña electoral que nos llevará hasta las elecciones europeas del 25 de mayo. ¿Qué va a pasar en esas elecciones? En estos próximos días tendremos los avances de las primeras encuestas electorales, pero todo apunta a que en esa fecha lo que se va a producir en un aumento importante de la abstención, una cierta disgregación del voto y un retroceso importante de los dos grandes partidos, PP y PSOE. ¿Tanto como para poner en riesgo el bipartidismo? Esta es la gran cuestión que nos ocupa a los analistas políticos en los últimos tiempos.

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