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El ‘showman’ Elpidio Silva y otras fieras de la selva
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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El ‘showman’ Elpidio Silva y otras fieras de la selva

España ha dejado de ser un país serio, ya lo siento. Bueno, vale, es verdad que siempre ha habido en nuestra fauna pseudo política particular personajes

España ha dejado de ser un país serio, ya lo siento. Bueno, vale, es verdad que siempre ha habido en nuestra fauna pseudopolítica particular personajes curiosos… No quedan lejos los tiempos en los que Jesús Gil (QEPD) y José María Ruiz Mateos se presentaban a las elecciones e incluso conseguían sacar algún escaño en las europeas. Pero tenían un público muy particular, mal informado y fácilmente manipulable por su, digámoslo suavemente, escaso nivel intelectual.

Obviamente, en una democracia todos los votos son válidos, desde el que emite el más ilustrado hasta el del último de la clase, esa es la virtud que tiene porque tanto uno como otro tienen el mismo derecho a elegir quién les va a gobernar. Pero entonces ese voto estaba bastante restringido y era perfectamente previsible. También entonces personajes como Gil o Ruiz Mateos tenían sus momentos televisivos, pero también ahí estaba bastante delimitado el espacio, generalmente programas dedicados al corazón y la farándula.

Esto ha cambiado. Puede ser producto de la crisis y, desde luego, de la tan manoseada desafección ciudadana hacia la clase política en general, pero lo cierto es que ha cambiado. Basta con acercarse a las redes sociales y leer los comentarios de mucha gente sobre, por ejemplo, el show montado ayer mismo por el juez Elpidio Silva ante el tribunal que le juzga por un delito de prevaricación, y darse cuenta de que ya no hablamos de un público determinado como el que seguía a Jesús Gil, sino que gente aparentemente mucho más informada se pone del lado de un personaje absolutamente pagado de sí mismo y totalmente carente de cualquier sentido de la moral, la ética o del propio sentido común, entregado a la causa del populismo rancio y casposo, y un ejemplo más de eso que alguna vez he llamado la política friki, cuyo máximo exponente es Miguel Ángel Revilla.

La política no es un espectáculo de 'prime time', y aun comprendiendo las razones de los ciudadanos para sentirse en muchos casos engañados y estafados por los políticos, nuestra obligación como defensores del sistema y creyentes en el Estado de derecho es defender la nobleza de esa profesión a pesar de las muchas veces que incluso a nosotros mismos nos producen repugnancia algunos comportamientos

Tal para cual. Los dos encuentran, por desgracia, espacio televisivo en cadenas que el común de los mortales consideraríamos serias hasta que estos personajes llenan la pantalla, y lo hacen en programas que se adjetivan a sí mismos como informativos. Flaco favor le están haciendo quienes se precian de darles cancha a estos monos de feria sobre el futuro de un sistema democrático que necesita más que nunca todo lo contrario a la política basura que practican. Sí, ya sé que los defensores de estos aprendices de lo más nefasto del chavismo me van a decir que los políticos que tenemos son los que nos han llevado a donde estamos. Y es verdad, no voy a negarlo, sería absurdo. Pero de ellos depende también corregir el rumbo torcido que han cogido estos años atrás.

La política no es un espectáculo de prime time, es algo mucho más serio que todo eso, y aun comprendiendo las razones de los ciudadanos para sentirse en muchos casos engañados y estafados por los políticos, nuestra obligación como defensores del sistema y creyentes en el Estado de derecho es defender la nobleza de esa profesión a pesar de las muchas veces que incluso a nosotros mismos nos producen repugnancia algunos comportamientos. Pero ¿de verdad alguien se puede creer que va a venir un Elpidio Silva, o un Miguel Ángel Revilla, a enderezar todo lo que está torcido? Si de verdad cayera en sus manos el sistema, acabaría por pudrirse completamente, y ellos serían los príncipes de la corrupción y el caradurismo que imperan en regímenes como los que ellos admiran o como los que admiran otros personajes, quizás más intelectuales en apariencia, pero igual de frikis como Pablo Iglesias y la corte que le acompaña en Podemos, producto también todos ellos de la misma carnaza televisiva que nos ofrecen determinados programas.

Elpidio Silva es lo que vimos ayer: un juez arrinconado que reniega del sistema cuando el sistema aplica los principios elementales de la ley y el Estado de derecho contra él. Ya lo hizo antaño el juez Garzón, otro personaje de la misma catadura moral que Silva. Pero las cosas no son así: la ley y el Estado de derecho deben ser iguales para todos, y las garantías judiciales también; ningún juez puede saltarse las normas porque le apetezca o porque considere que de esa manera se hace mejor justicia, porque si ellos actúan así, entonces los ciudadanos tendríamos el mismo derecho a aplicar la ley del Talión cuando nos convenga.

Figuras como las de Silva, o Revilla, o el alcalde de Marinaleda, o el barbas de Beiras, o Iglesias representan lo peor del sistema en el sentido de que son el producto de su propia degradación… Nacen –por decirlo de otra manera– de la podredumbre que el sistema ha generado durante estos años, pero precisamente por eso en ellos es en las últimas manos en las que debe caer este por muy enfermo que esté.

España ha dejado de ser un país serio, ya lo siento. Bueno, vale, es verdad que siempre ha habido en nuestra fauna pseudopolítica particular personajes curiosos… No quedan lejos los tiempos en los que Jesús Gil (QEPD) y José María Ruiz Mateos se presentaban a las elecciones e incluso conseguían sacar algún escaño en las europeas. Pero tenían un público muy particular, mal informado y fácilmente manipulable por su, digámoslo suavemente, escaso nivel intelectual.

Elpidio José Silva