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Usted no es imprescindible, señor Aznar
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Usted no es imprescindible, señor Aznar

Hace una semana pregunté a mis fuentes de Génova 13 si esta vez en la campaña electoral se iba a tener en cuenta a José María

Hace una semana pregunté a mis fuentes de Génova 13 si esta vez en la campaña electoral se iba a tener en cuenta a José María Aznar o no. La respuesta fue que la campaña no estaba todavía cerrada, que faltaban muchos mítines por determinar y que se tendrían en cuenta las preferencias de Miguel Arias Cañete, que actúa como cabeza de lista y en muchos casos decide con quién quiere contar en los mítines. “Pero, francamente, tenemos la impresión de que el expresidente Aznar tiene muy poco interés en participar en la campaña porque en otras ocasiones, no él directamente, pero sí a través de terceros, nos ha hecho llegar su disponibilidad y en esta ocasión no tenemos noticia alguna”, me añadió mi fuente.

Se me adelantó El Mundo al desvelar que el PP no contaba con él, y se ha liado un cierto revuelo, sobre todo porque en su línea habitual de dramatización de los hechos, el propio Aznar se hizo el ofendido el lunes pasado en un acto protagonizado por la alcaldesa de Madrid, a la sazón su esposa Ana Botella. No es la primera vez. Ya actuó de igual manera cuando nadie de la actual Dirección del PP acudió a la presentación de su último libro, y lo mismo hizo cuando, según su entorno, se le dejó fuera de la Convención de Valladolid. Pero la pregunta es: ¿tiene el PP que estar pendiente siempre de los deseos y los caprichos del señor Aznar?

En condiciones normales, su figura debería ser un referente para su partido en la medida en que fue el primero en conseguir que el PP alcanzara el poder y gobernara durante ocho años. Cierto es también que él mismo se encargó de que aquello no durara más… Pero la realidad es que Aznar, lejos de convertirse en un referente, se ha convertido en un obstáculo. Su desencuentro con la actual dirección del partido y con el Gobierno es más que evidente, y aunque sus críticas en público están medidas, en privado dice todo lo que piensa y lo que piensa no es nada agradable a los oídos de los actuales responsables del PP.

En condiciones normales, su figura debería ser un referente para su partido en la medida en que fue el primero en conseguir que el PP alcanzara el poder, pero la realidad es que se ha convertido en un obstáculo

No son pocas las veces que en encuentros restringidos, bien en casa del exsecretario de Estado de Cultura Miguel Ángel Cortés o en otro cenáculos a los que acuden algunos incondicionales del expresidente y críticos con la actual dirección, Aznar ha manifestado su profundo pesimismo por la situación política y económica del país y por, según sus palabras, la “incapacidad” del Gobierno para hacer frente a los problemas. Problemas que, en buena medida, él contribuyó a crear. La crítica de Aznar se extiende al problema catalán, a las promesas incumplidas de bajar impuestos, a la educación, a la lucha contra el terrorismo…

Pero en todos esos casos reprocha al Gobierno de Rajoy actuaciones que anteriormente él mismo protagonizó siendo presidente del Gobierno. No voy a entrar en detalles sobre cómo ayudó Aznar a alimentar el nacionalismo o cómo cedió ante ETA en plena tregua porque ya lo he hecho en anteriores ocasiones, pero escuchar ahora algunas de sus críticas da idea del narcisismo del personaje, incapaz de reconocer sus propios errores, pero sí de castigar los de los demás, si es que son tales…

En su ejercicio de deslealtad hacia el partido que honoríficamente preside, Aznar ha seguido una estrategia de victimismo bastante chapucera. Ayer se puso de manifiesto a cuenta del último episodio, cuando desde la sede del PP se llamó a FAES para preguntar a qué mítines quería acudir el expresidente y ofrecerle dos de los más notables, y desde FAES se contestó que a ninguno porque Aznar ya tenía cerrada su agenda desde hace tiempo… Luego entonces, ¿todo el lloriqueo era un cuento chino? También lo fue en la Convención de Valladolid dado que, aun sabiendo desde hacía semanas las fechas de la misma, el expresidente no dejó ni un solo hueco en su agenda para poder acudir, pero sí para quejarse de no haber sido invitado.

Salvo que pretendiera que el PP condicionara sus actos a su propia agenda personal, lo cual situaría al expresidente al borde de la paranoia. No creo que sea el caso. Creo más bien que es una cuestión de dar la nota y de mantener una cierta presencia mediática que algunos políticos necesitan como si fuese una bombona de oxígeno. Por eso Aznar ya no es imprescindible para el PP, más bien al contrario: su presencia resta votos aunque él crea lo contrario. Los de VOX le han invitado a sus mítines… Pues ya sabe, ahí siempre encontrará oídos agradecidos con su discurso derrotista.

Hace una semana pregunté a mis fuentes de Génova 13 si esta vez en la campaña electoral se iba a tener en cuenta a José María Aznar o no. La respuesta fue que la campaña no estaba todavía cerrada, que faltaban muchos mítines por determinar y que se tendrían en cuenta las preferencias de Miguel Arias Cañete, que actúa como cabeza de lista y en muchos casos decide con quién quiere contar en los mítines. “Pero, francamente, tenemos la impresión de que el expresidente Aznar tiene muy poco interés en participar en la campaña porque en otras ocasiones, no él directamente, pero sí a través de terceros, nos ha hecho llegar su disponibilidad y en esta ocasión no tenemos noticia alguna”, me añadió mi fuente.

Miguel Arias Cañete José María Aznar