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Esa estúpida obsesión por parecerse a Pablo Iglesias
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Federico Quevedo

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Esa estúpida obsesión por parecerse a Pablo Iglesias

A los pocos días de celebrarse las elecciones europeas el sociólogo de cabecera del PP y analista de todo a cien Pedro Arriola dijo que Pablo

Foto: Pablo Iglesias (Efe)
Pablo Iglesias (Efe)

A los pocos días de celebrarse las elecciones europeas el sociólogo de cabecera del PP y analista de todo a cien Pedro Arriola dijo que Pablo Iglesias era un friki. Nada más lejos de la realidad. Pablo Iglesias no es ni un friki –entendido como alguien raro, extravagante, inusual…- ni, mucho menos, un terrorista. Pero Pablo Iglesias es un cretino, entendiendo el término como necio y este como “Imprudente o falto de razón” según la RAE. Pablo Iglesias es un cretino con un trasfondo ideológico tan profundo como un dedal, pero lo increíble es que a estas alturas todavía haya a quienes les siga atrayendo el trasfondo romántico de la postura rebelde de este tipo que no le llega ni a la suela de los zapatos a revolucionarios como el Che Guevara, pero al que hemos hecho crecer hasta hacerle creer que es la encarnación del último mohicano en pleno siglo XXI.

Pablo Iglesias morirá de éxito, y con él se hundirán todos los lameculos que todavía le siguen bailando el agua a este personaje insufrible que, sin embargo, ha sabido manejar con cierta maestría los resortes de la libertad de expresión para arremeter contra quienes la salvaguardan y hacer llegar al gran público un mensaje tan estúpido como letal, y que funciona fantásticamente bien desde los tiempos de Robin Hood: quitémosle el dinero a los ricos para repartirlo entre los pobres. En su versión moderna: echemos a la ‘casta’ para ponernos en su lugar en régimen asambleario. No se lo cree ni él, porque de hecho eso no ha funcionado en ninguno de los países donde se ha ensayado la dictadura del proletariado y en los que sin embargo ha crecido una casta infinitamente más corrupta, más totalitaria y más represora que la que él denuncia.

Pero no vamos a ocultar que esos ojos achinados cruce entre la mirada de Stalin y la de Ho Chi Minh, esa barba indefinida y esa cola de caballo desbocado, han conseguido hacer llegar a un porcentaje elevado de la ciudadanía predispuesta a dejarse embaucar por el mensaje de que se puede acabar con la ‘casta’ y alcanzar una nueva era en la que los que no tenían nada ahora lo van a tener todo. Nadie sabe como se va a pagar eso, pero que tontería, ¿no? Para que preocuparse por minucias…

No se si con el tiempo mucha de la gente que ha votado a Podemos se ha dado cuenta de lo que ha hecho… Por si acaso, yo recomiendo un ejercicio muy saludable y práctico: la lectura de los discursos completos de José Antonio Primo de Rivera. Si, verán, obviando sus referencias a Dios y a la Patria, si han votado ustedes a Podemos se darán cuenta de que están tan de acuerdo con lo que decía el fundador de la Falange como con lo que dice Pablo Iglesias… Vamos, que van a encontrar sospechosas similitudes… Como para preocuparse, ¿no?

Por eso no entiendo la obsesión que tiene una parte de la izquierda española por parecerse a Pablo Iglesias. El otro día el diario El Mundo publicaba una sorprendente entrevista al diputado de IU Alberto Garzón en la que éste, al que le han encargado la labor de acercarse a los movimientos que florecen en los aledaños de la coalición de izquierdas, le faltaba presentarse con las muñecas esposadas en el despacho del líder de Podemos y decirle :”Pablo, por favor, castígame, aflígeme, dame azotes en el culo por haber sido malo y pertenecer a la ‘casta’ malvada…”.

Valiente panda de imbéciles están hechos estos tíos de IU y otros como Madina empeñados en arrancarle a Podemos un puñado de votos que no les va a llevar a ninguna parte. Es verdad que ahora el movimiento amenaza la hegemonía de la que gozaba IU en la extrema izquierda, pero en lugar de entregarse a él con armas y bagajes como hace Garzón, lo que debería estar haciendo IU es intentar neutralizar un discurso que ellos mismo saben que es falso e hipócrita, porque además han sido expertos en utilizarlo. Y, sino, que clausuren la coalición, dejen sus escaños y vayan a las asambleas vecinales a sentarse en el suelo a discutir con gente que les va a dar collejas en la nuca por tontos.

¡Ay Gaspar, Gaspar, cuanto se te echa ahora de menos! Pero, en fin, que una IU en manos de un simple como Cayo Lara y de un pazguato como Alberto Garzón acabe siendo absorbida por el extremismo de Podemos parece que ya es un camino sin retorno… Lo increíble es que siga habiendo en el Partido Socialista gente como Madina que sabiendo como sabe que el discurso de Iglesias va también contra ellos se ponga de espaldas y tuerza el tronco en dirección al suelo para ponérselo más fácil. El PSOE es un partido de poder, o al menos debería serlo, y eso implica capacidad de recoger sobre todo votante del centro que es donde tradicionalmente se juegan los dos grandes partidos la victoria o la derrota en las elecciones. Lo contrario es una condena adelantada al ostracismo, ¿o es que piensa de verdad Madina que la gente va a votar a la copia, pudiendo votar al original? Pues eso.

A los pocos días de celebrarse las elecciones europeas el sociólogo de cabecera del PP y analista de todo a cien Pedro Arriola dijo que Pablo Iglesias era un friki. Nada más lejos de la realidad. Pablo Iglesias no es ni un friki –entendido como alguien raro, extravagante, inusual…- ni, mucho menos, un terrorista. Pero Pablo Iglesias es un cretino, entendiendo el término como necio y este como “Imprudente o falto de razón” según la RAE. Pablo Iglesias es un cretino con un trasfondo ideológico tan profundo como un dedal, pero lo increíble es que a estas alturas todavía haya a quienes les siga atrayendo el trasfondo romántico de la postura rebelde de este tipo que no le llega ni a la suela de los zapatos a revolucionarios como el Che Guevara, pero al que hemos hecho crecer hasta hacerle creer que es la encarnación del último mohicano en pleno siglo XXI.

Alberto Garzón Cayo Lara