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Cinco razones para que Rajoy no anticipe las elecciones
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Federico Quevedo

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Cinco razones para que Rajoy no anticipe las elecciones

El pasado miércoles me llamó un diputado del PP visiblemente excitado para contarme el runrún de que Rajoy adelantará las elecciones generales

El pasado miércoles por la tarde, a última hora, me llamó un diputado del PP visiblemente excitado para contarme que había un runrúnmuy extendido en las filas de su partido según el cual era más que probable que Mariano Rajoy adelantara las elecciones generales. Como muy bien contaba un día después Alberto Pérez Giménez en El Confidencial, según sus fuentes y las mías se barajaban dos fechas: o noviembre de este año, o la primavera que viene coincidiendo con las municipales y autonómicas.

Siempre según esta versión, sería el sociólogo de cabecera del PP, Pedro Arriola, quien estaría intentado convencer a Mariano Rajoy de anticipar los comicios, primero a noviembre y, si no es en esa fecha, en mayo del año que viene. En la argumentación de Arriola pesarían tres razones para apostar por noviembre: la primera, frenar a un PSOE que con la llegada de Pedro Sánchez y el liderazgo en la sombra de Susana Díaz podría recuperar votos; la segunda, evitar el avance de Podemos que amenaza con convertirse en tercera fuerza política y que podría impedir que el PP gobernara sumando sus votos al resto de la izquierda parlamentaria; y, tercera, parar en seco la consulta soberanista convocada por Artur Mas para el 9 de noviembre.

Esta última razón ya no tendría sentido si las elecciones son en mayo, pero entonces habría otra que es la de arrastrar con los votos de las elecciones generales los de aquellas ciudades o comunidades autónomas que hoy por hoy están en peligro de dejar de ser gobernadas por el PP. Ese mismo jueves dos fuentes distintas, una de Génova 13 –o sea, de la Dirección del PP- y otra de Moncloa, coincidían en darme no cuatro, sino cinco razones por las cuales el presidente del Gobierno no debe adelantar las elecciones. Es más, conociendo un poco a Mariano Rajoy, eso es lo más probable: que agote la legislatura hasta el final, a pesar de que en el PSOE manejan el escenario de un posible adelanto electoral.

Las cuatro primeras razones son una respuesta a las supuestamente esgrimidas por Arriola para afirmar sus tesis. La primera es que a pesar del impulso inicial que puede suponer para el PSOE la elección de un nuevo líder y de una nueva ejecutiva, tanto el hecho de haber retrasado las primarias como la ausencia de un discurso articulado y de propuestas que supongan una verdadera alternativa al Gobierno del PP van a seguir ahondando en la crisis socialista. Pero, si como se espera además Pedro Sánchez va a articular un discurso más de izquierdas que le distinga del PP para recuperar voto por ese lado, eso al PP le puede venir bien para, a su vez, recuperar el voto de centro que ahora se encuentra en el limbo de la abstención.

La segunda tiene que ver también bastante con la primera, y es que a tenor de los resultados de las europeas y de lo que dicen los sondeos el voto de Podemos no proviene del PP –salvo en un porcentaje insignificante-, sino de IU y el PSOE, luego difícilmente va a tener el PP en su mano frenar ese avance. Más bien al contrario, cuanto más tarde Rajoy en convocar elecciones más tiempo tendrá el PSOE para recuperar parte de ese voto y anular el avance del partido de Pablo Iglesias que, además, en este tiempo seguirá enseñando su verdadero rostro prochavista y totalitario desengañando a muchos de sus votantes.

La tercera es que no hay ninguna razón para pensar que adelantar las elecciones generales al mes de noviembre fuera a frenar la consulta soberanista, sino que más bien al contrario un resultado adverso en esas elecciones –y a la vista de lo ocurrido en las europeas es más que probable que se diera así- daría alas a los nacionalistas en sus objetivos ante un Gobierno debilitado sin mayoría parlamentaria. Al contrario, mientras haya estabilidad política las posibilidades de que el plan secesionista de Artur Mas triunfe son muy pocas.

La cuarta es que el propio Partido Popular da por perdida la Comunidad Valenciana y, muy probablemente, las principales alcaldías de esa comunidad, Valencia y Alicante, esta última sumida en escándalos de corrupción a los que el PP valenciano no hace frente. Y en Madrid, aunque ahora todo hace pensar que se pueden perder capital y comunidad, sin embargo la ola de la recuperación económica y unos buenos candidatos a ambas instituciones podrían dar la vuelta a lo que hoy dicen las encuestas, sin necesidad de arriesgar el Gobierno de la Nación.

Y la quinta, pero no por ello menos importante, es que no tendría sentido que “pudiendo coger la ola de la recuperación económica, nos subamos a una olita”, señalan estas fuentes que además añaden que el país necesita tiempo para darse cuenta de cómo han influido las reformas llevadas a cabo por el Gobierno para acabar con la crisis y, sobre todo, para notar en sus bolsillos la reforma fiscal que entrará en vigor el 1 de enero de 2015… “No tiene sentido hacer esa reforma fiscal y no aprovecharla convocando elecciones sin dar tiempo a sentir su impacto”, añaden.

Y estas cinco razones, como los Diez Mandamientos, podrían resumirse en una: “Si lo dice Arriola, a la vista de sus últimos aciertos, mejor hacer todo lo contrario”.

El pasado miércoles por la tarde, a última hora, me llamó un diputado del PP visiblemente excitado para contarme que había un runrúnmuy extendido en las filas de su partido según el cual era más que probable que Mariano Rajoy adelantara las elecciones generales. Como muy bien contaba un día después Alberto Pérez Giménez en El Confidencial, según sus fuentes y las mías se barajaban dos fechas: o noviembre de este año, o la primavera que viene coincidiendo con las municipales y autonómicas.

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