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Manual de respuesta a Pablo Iglesias (para políticos de derechas)
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Manual de respuesta a Pablo Iglesias (para políticos de derechas)

Hace una semana en el programa de La Sexta Noche la presidenta del PP de Madrid se coló vía telefónica en la tertulia para debatir con

Foto: Debate entre Esperanza Aguirre y Pablo Iglesias, el pasado sábado, en LaSexta Noche
Debate entre Esperanza Aguirre y Pablo Iglesias, el pasado sábado, en LaSexta Noche

Hace una semana en el programa de La Sexta Noche la presidenta del PP de Madrid se coló vía telefónica en la tertulia para debatir con el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Yo no vi el programa, pero si que he visto después esa parte del debate y, francamente, me resultó lamentable. Pero más lamentable todavía me parece que Esperanza Aguirre se haya ofrecido para ir al programa La Tuerka que emite la web de Público y del que es el socio principal y hasta ahora el referente para todo el propio Pablo Iglesias, a debatir con el susodicho y con todo aquel que se le ponga por delante a la ex presidenta madrileña.

Me resulta lamentable por una simple razón: Esperanza Aguirre es una política de una talla humana e intelectual que le da mil vueltas al líder de Podemos, el cual no le llega ni a la suela de los zapatos pero que, sin embargo, disfruta enormemente viendo como Aguirre se rebaja hasta introducirse en el lodo para debatir con él que, a su vez, consigue ponerse a la altura de políticos que están a años luz por su trayectoria profesional y personal.

Es un hecho que en el PP existe un debate interno sobre como responder a los ataques de Pablo Iglesias y de otros dirigentes de este experimento pseudofascista de corte bolivariano. Hay quienes creen que debe despreciarse a Podemos y quienes, por el contrario, opinan que hay que enfrentarse a ellos en todos los terrenos. Ni una cosa, ni la otra. No es correcto despreciarlos porque es un hecho evidente que su discurso ha calado en un sector importante de la sociedad y que, al menos por ahora, amenaza con crecer aunque sea a costa del voto de la izquierda, y prueba de que están ahí con intención de quedarse es que han conseguido engañar como a chinos a toda una serie de profesionales de la comunicación que se sienten infantilmente atraídos por el romanticismo del lenguaje revolucionario y totalitario de Pablo Iglesias y sus muchachos.

Lo primero que debe entenderse es que esa popularidad de su lenguaje se debe precisamente a lo extraordinariamente simple del mismo, construido sobre la base de argumentos muy fáciles y de enorme repercusión popular adaptados a las circunstancias actuales. Es evidente que Pablo Iglesias y los suyos son unos maestros en la manipulación del lenguaje y en la utilización de los medios, sobre todo privados –a los que luego critican- para expandirlo. En cualquier debate con él, Pablo Iglesias repite hasta la saciedad los mismos argumentos y las mismas consignas, lo que hace imposible una razonada contraposición de ideas.

Su victoria se fundamenta en la extenuación del contrario que, acostumbrado a un debate en el que incluso es posible encontrar puntos de acuerdo, no logra colocar ninguno de sus argumentos porque carecen de la firmeza o la contundencia con la que Iglesias expresa los suyos hasta convencer al público que solo él tiene la razón. Existe una segunda razón por la que el debate con él está perdido de antemano para un político democrático: Iglesias no tiene ninguna responsabilidad ni la ha tenido nunca, realmente es un Don Nadie que ha llegado donde ha llegado gracias al concurso de una serie de factores externos que, eso sí, él ha sabido manejar astutamente, pero precisamente por eso puede decir lo que le de la gana aunque él mismo sepa que si estuviera en el poder no podría hacer lo mismo.

Por el contrario, un político que además haya ejercido tareas de Gobierno se debe a la responsabilidad y eso condiciona mucha veces su libertad para hablar. Primera norma, por lo tanto, si se es un político de los que además están en eso que se llama la primera línea, no rebajarse nunca a debatir con Iglesias ni con ninguno de su secuaces. Existen, sin embargo, en los segundos y terceros niveles de los partidos gente a la que se puede preparar para acudir a esos debates, gente a la que no le importe utilizar las mismas artimañas que utiliza Iglesias, pero sin caer en la mentira y la manipulación.

En ese sentido, y como cuarta norma, hay que buscar todos sus puntos débiles, aquellos con los que se les puede hacer daño porque eso es, exactamente, lo mismo que van a hacer ellos. Con todo, ellos siempre parten con una ventaja: su declarada no pertenencia a la ‘casta’, no tienen –en apariencia- pasado, solo presente y ¿futuro? Pero lo cierto es que eso no es exactamente así porque aunque sea cierto que no han tenido responsabilidades de Gobierno, también lo es que nadie puede escapar de su pasado y de lo errores que haya podido cometer en él, y desde el momento en que ya se han convertido en personajes públicos su pasado viaja con ellos por lo que será necesario como quinta norma bucear en todo aquello que pueda aportar algún dato sobre Iglesias o cualquiera de los suyos que pueda ser rechazable para la opinión pública.

Y aún así seguirá habiendo gente que, de buena fe, se crea su discurso, pero al menos que no sea por incomparecencia del contrario.

Hace una semana en el programa de La Sexta Noche la presidenta del PP de Madrid se coló vía telefónica en la tertulia para debatir con el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Yo no vi el programa, pero si que he visto después esa parte del debate y, francamente, me resultó lamentable. Pero más lamentable todavía me parece que Esperanza Aguirre se haya ofrecido para ir al programa La Tuerka que emite la web de Público y del que es el socio principal y hasta ahora el referente para todo el propio Pablo Iglesias, a debatir con el susodicho y con todo aquel que se le ponga por delante a la ex presidenta madrileña.

Responsabilidad Política Esperanza Aguirre
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