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Héroes anónimos en el nombre de Dios
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Héroes anónimos en el nombre de Dios

Ayer murió el padre Miguel Pajares. Hacía menos de una semana que fue repatriado a España infectado por el virus del ébola. Lo primero que ocurrió

Foto: Imagen de vídeo sin fechar facilitada por Fundación Juan Ciudad ONG del religioso español Miguel Pajares. (EFE)
Imagen de vídeo sin fechar facilitada por Fundación Juan Ciudad ONG del religioso español Miguel Pajares. (EFE)

Este martes murió el padre Miguel Pajares. Hacía menos de una semana que fue repatriado a España infectado por el virus del ébola. Lo primero que ocurrió fue un debate absurdo sobre quién o quiénes debían sufragar esa repatriación, debate que zanjó el presidente del Gobierno dejando claro que ese gasto dependía del Estado y que ese debate era estúpido. Lo segundo que supimos fue que a Miguel Pajares le iban a tratar con un nuevo medicamento que este mismo martes la ONU autorizó como experimentación en enfermos de ébola en la zona afectada. Lo último que hemos sabido ha sido que Miguel Pajares fallecía afectado por el virus letal.

¿Quién era Miguel Pajares? Yo no lo sé, y supongo que la mayoría de ustedes, tampoco. Pero de lo que estoy seguro es de que Dios existe y de que desde el martes a las 09:28 de la mañana Miguel Pajares está con Él en el Cielo. No puede ser de otra manera. Miguel Pajares ha puesto nombre a miles de voluntarios y cooperantes que desde hace tiempo se dejan la vida ayudando a los demás, y que ponen en práctica la principal enseñanza del Evangelio: ayudar al prójimo. Y hacerlo hasta el límite de entregar la propia vida por los demás.

Es verdad que en estos países trabajan otras muchas organizaciones humanitarias, que lo hacen allí al igual que lo hacen en los campos de refugiados de Jordania donde se apelmazan cientos de miles de sirios desplazados de una guerra cruel. Pero hay pocos ejemplos como el del padre Miguel Pajares y sus otros dos compañeros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios fallecidos a causa del virus del ébola. Ellos ponen rostro a otros muchos héroes anónimos que en el nombre del Padre están dispuestos a dar su vida por salvar las de los más débiles y marginados de la sociedad, y lo hacen por la única razón del amor que les lleva a una entrega que para la mayoría de nosotros sería imposible.

Son héroes pero, sobre todo, son santos que explican el porqué de la existencia de la Iglesia y de su labor en la tierra. Su ejemplo es una lectura viva del Evangelio, son la prueba evidente de que Dios existe y de que dio su vida por nosotros en una Cruz. Solo así se puede explicar que haya hombres dispuestos a dar su vida por los demás y que tras su muerte haya otros que quieran recoger ese testigo y estén dispuestos a viajar a la zona crítica sabiendo que se exponen también a morir infectados por el virus.

Este martes murió el padre Miguel Pajares. Hacía menos de una semana que fue repatriado a España infectado por el virus del ébola. Lo primero que ocurrió fue un debate absurdo sobre quién o quiénes debían sufragar esa repatriación, debate que zanjó el presidente del Gobierno dejando claro que ese gasto dependía del Estado y que ese debate era estúpido. Lo segundo que supimos fue que a Miguel Pajares le iban a tratar con un nuevo medicamento que este mismo martes la ONU autorizó como experimentación en enfermos de ébola en la zona afectada. Lo último que hemos sabido ha sido que Miguel Pajares fallecía afectado por el virus letal.