Podemos y la teoría del ‘tren precintado’

En una de las numerosas entrevistas que a lo largo de este tiempo le han hecho al líder de Podemos, Pablo Iglesias, este se refiere a la teoría del tren precintado como explicación al hecho de que colabore con una televisión financiada con dinero de Irán, un país en el que se cuelga de grúas a los homosexuales, se lapida a las mujeres y, por supuesto, no existe ninguna clase de democracia y se violan constantemente los derechos humanos. La teoría del tren precintado se refiere a cuando los alemanes embarcaron a Lenin en un tren con destino a Rusia, sabiendo que de ese modo utilizaban a un enemigo suyo como arma para desestabilizar un país peligroso para los planes nacionales de expansión.

Y explica Iglesias que ellos hacen lo mismo, utilizar cualquier medio, incluso el que pone en sus manos una televisión financiada por un régimen teocrático, para desestabilizar el sistema democrático español.

Esa y otras lindezas del líder de Podemos se recopilan en este vídeo que no tiene desperdicio y que muestra el verdadero rostro de quien ahora se quiere presentar a la sociedad como un político moderado que renuncia a sus postulados iniciales. Si no fuera porque estamos hablando de algo serio, parecería que la estrategia política de Podemos la hubiera marcado Marx, no Karl, sino Groucho… “Estos son mis principios y, si no le gustan, tengo otros”, ¿se acuerdan?

El problema es que Pablo Iglesias y los suyos en ningún momento han renunciado a sus principios radicales, sino que simplemente están aprovechando los espacios que la propia democracia les permite para el engaño y la estafa y ofrecer un rostro que no es el suyo. ¿Por qué? Ellos saben que para ganar unas elecciones no basta con el voto radical.

Probablemente todo lo que dice en ese vídeo y que atenta contra los principios básicos y esenciales que sustentan un sistema democrático liberal como el nuestro será compartido por mucha gente, porque entre aquellos que defienden y apoyan sistemas políticos totalitarios, aquellos que aunque no los defiendan están tan indignados con el sistema que están dispuestos a cualquier cosa con tal de tirarle una piedra a los cristales del edificio del Estado de derecho y aquellos que simplemente quieren romper con todo, Podemos suma un considerable porcentaje de apoyo popular.

Pero su objetivo es gobernar, y para eso es necesaria una mayoría social. Y la mayoría social implica contar con gente moderada, que cree en la ley, la democracia, en la iniciativa privada, en la libertad de expresión –¿son conscientes los medios que le han dado tanto pábulo a Pablo Iglesias de que el día que gobierne los va a cerrar en nombre de su particular visión de la libertad de prensa?–, y en todo aquello que nos ha permitido construir este sistema de libertades con sus virtudes y sus defectos.

A esa gente no se le puede decir que se quiere nacionalizar más de la mitad de nuestro sistema productivo, que se pretende cerrar medios de comunicación, que se quiere abandonar los organismos internacionales en los que participa España, que no se va a cumplir con nuestros compromisos… Porque esa gente no está dispuesta a pegarse un tiro en pie, y por eso Pablo Iglesias y Podemos están dispuestos a acudir a la teoría del tren precintado, es decir, la de utilizar los medios y los mensajes oportunos para convencer a esos votantes de que no son lo que parecen ser, aunque realmente lo sean.

Nota de la redacción: En una primera versión de este artículo el autor hablaba de "nazis catalanes" y "planes de expansión de Hitler". Ambas referencias históricas son incorrectas y las hemos corregido.