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Y usted… ¿de verdad se cree las encuestas?
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Y usted… ¿de verdad se cree las encuestas?

Dicen los expertos que la volatilidad del voto en estos momentos es tal que ninguna encuesta de las hechas hasta ahora es creíble, salvo por lo

Foto: La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (Reuters)
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (Reuters)

Dicen los expertos que la volatilidad del voto en estos momentos es tal que ninguna encuesta de las hechas hasta ahora es creíble, salvo por lo que marcan como tendencia general, es decir: retroceso significativo de los dos principales partidos políticos, PP y PSOE, y ascenso de esa tercera fuerza que se erige como voz del descontento llamada Podemos. Pero, cuando en un mismo fin de semana coinciden dos sondeos que, sin embargo, manifiestan resultados tan dispares como que, según cual sea, ganará el PP seguido por Podemos y en tercer lugar quedará el PSOE, o viceversa –es decir, PSOE-Podemos-PP-, es evidente que la sociología no está siendo capaz de revelarnos cuál es la verdad, más allá de la afirmación del principio.

¿Qué va a pasar? Obviamente yo no lo sé, y de aquí a un año el escenario puede cambiar tanto que los sondeos de hoy no sirvan absolutamente para nada. Sin embargo, hay cuestiones que es importante tener en cuenta para no aventurar resultados que hoy por hoy serían, desde mi punto de vista, una verdadera amenaza a la estabilidad política y económica del país. Hace unos días un importante ministro del Gobierno me decía que, si en las elecciones municipales y autonómicas, el PP consigue mantener un porcentaje de apoyo popular en torno al 35% de los votos, eso enviaría un mensaje de tranquilidad a los sectores económicos que consolidaría una recuperación de nuestra economía, para la que, en su mejor escenario, el Ejecutivo prevé un crecimiento de cerca del 3% y no del 2%.

Sin embargo, esa misma fuente reconocía que si el PP –hay que recordar que es el partido que gobierna ahora mismo– obtuviera un mal resultado, por debajo del 30% de los votos, la señal de inestabilidad que se transmitiría a los sectores económicos tendría un evidente impacto negativo sobre la recuperación. Con esto no les estoy invitando a nada, sino que tan simplemente me limito a exponer una realidad: la economía tiene una dependencia enorme de la estabilidad política, una estabilidad política que hoy está amenazada en las encuestas.

Si a eso añadimos que no todo el voto que Podemos acapara en las encuestas será de verdad voto decidido al partido de Pablo Iglesias –hay un porcentaje elevado de ciudadanos que afirman en los sondeos que votarán a esta formación, aunque a la hora de la verdad no lo hagan, porque en las encuestas es gratis tirarle esa piedra a los partidos mayoritarios–, el resultado que anuncian los sondeos puede estar bastante más lejos de la realidad de lo que hoy se nos ofrece. Además, desde el mismo momento en el que Podemos se ha puesto bajo la lupa al convertirse en partido político, ha empezado también a desencantar a muchos votantes potenciales que hasta ahora lo veían como la personificación de la utopía. Una utopía imposible.

Habrá, por lo tanto, que seguir atentos a las tendencias de los sondeos, pero con el foco puesto sobre ese amplio porcentaje de la población que ‘miente’ en las encuestas o, simplemente, no dice toda la verdad sobre lo que verdaderamente hará cuando llegue la hora de depositar su voto. Nunca, que yo recuerde, unas elecciones han estado tan abiertas como lo están ya las que se nos vienen encima en los próximos meses.

Dicen los expertos que la volatilidad del voto en estos momentos es tal que ninguna encuesta de las hechas hasta ahora es creíble, salvo por lo que marcan como tendencia general, es decir: retroceso significativo de los dos principales partidos políticos, PP y PSOE, y ascenso de esa tercera fuerza que se erige como voz del descontento llamada Podemos. Pero, cuando en un mismo fin de semana coinciden dos sondeos que, sin embargo, manifiestan resultados tan dispares como que, según cual sea, ganará el PP seguido por Podemos y en tercer lugar quedará el PSOE, o viceversa –es decir, PSOE-Podemos-PP-, es evidente que la sociología no está siendo capaz de revelarnos cuál es la verdad, más allá de la afirmación del principio.

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