Es noticia
El día en que Garicano le dijo a Rajoy: "Suicídate"
  1. España
  2. Dos Palabras
Federico Quevedo

Dos Palabras

Por

El día en que Garicano le dijo a Rajoy: "Suicídate"

En el verano de 2012, Garicano solicitó una entrevista con el presidente del Gobierno y, en su despacho de Moncloa, el profesor le dijo al político: “Suicídate”. O lo que es lo mismo: “Pide el rescate”

Foto: El economista Luis Garicano. (EFE)
El economista Luis Garicano. (EFE)

El problema que tienen los nuevos partidos es que, siendo como son atractivos para un porcentaje cada vez más importante de votantes, también lo son para un determinado grupo de gente que se ha pasado la vida buscando su parcela de poder, por pequeña que esta fuera, aunque para ello fuera necesario irse arrimando a todo árbol posible sin tener en cuenta la especiecon el fin de encontrar una sombra bajo la que cobijarse. Es el caso de Luis Garicano. Obviamente, en mi vida se me ocurriría poner en duda sus conocimientos sobre economía, líbreme Dios de atreverme a cuestionar la sapiencia de todo un señor profesor de la London School of Economics, pero ya en su día fui crítico con un artículo suyo en El País por la misma razón que lo soy hoy: su ambición de poder.

En aquel verano de 2012, cuando el Gobierno de Mariano Rajoy soportaba una presión insostenible por parte de muchos sectores –empresas, políticos, técnicos…–para que reclamara el rescate a la UE, Garicano solicitó una entrevista con el presidente del Gobierno que le fue concedida, y allí, en su despacho de Moncloa, el profesor le dijo al político: “Suicídate”. O lo que es lo mismo: “Pide el rescate”.

Rajoy se negó, porque no estaba dispuesto a entregar la soberanía nacional en manos de “un nuevo gobierno, con apoyo de todos los partidos mayoritarios y de nuestros expresidentes, compuesto por políticos competentes y técnicos intachables con amplios conocimientos de su cartera”, que era la propuesta que llevaba en el bolsillo Garicano y que no sési antes o después de esa entrevista había publicado junto a los profesores Fernández-Villaverde y Tono Santos en el artículo arriba mencionado. Obviamente, los técnicos de intachable trayectoria eran ellos mismos, como no podía ser de otra manera.

A mí no me importa renunciar al cine porque el IVA ha encarecido la entrada, pero a lo que no puedo renunciar es a dar de comer a mis hijos

Fui muy crítico con aquel artículo, como se puso de manifiesto en el que escribí unos días después, eincluso los responsables de Fedea se preocuparon seriamente por lo que estaba pasando. Con todo, los ‘profesores’ insistieron semanas después con otra pieza semejante publicada en el Financial Times. Tres años después, ni España ha vuelto a los años 50 como parecía que iba a pasar si no se cumplían los consejos de Garicano y sus colegasni parece que fuera tan necesario pedir aquel rescate que, como bien dice el propio Rajoy, “implicaba de partida una rebaja del 20% en las pensiones, y eso no había Gobierno que lo aguantara”. Dicho de otro modo, las exigencias de la troika nos habrían conducido a una situación bastante similar a la de Grecia.

Hoy, Garicano ha vuelto al escaparate político de la mano de Ciudadanos después de haberlo intentado con casi todos los demás antes –salvo IU, imagino–, y sorprende una semana sí, y otra también, con una propuesta económica de laboratorio que no está mal en algunas cosas pero que carece de eso que siempre le echamos en cara a los políticos: pulso de la calle. Ya sabemos, por ejemplo, que el AVE es deficitario, pero sin embargo es una de las inversiones en infraestructuras más socialmente rentables que se haya podido hacer en nuestro país.

La última ocurrencia ha sido decirnos que habría que eliminar el IVA superreducido de los alimentos básicosy bajar al 18% el tipo máximo para favorecer el gran consumo, y de ese modo beneficiar a las clases medias. Como si las clases medias, después de cuatro años de crisis, estuviéramos deseando que nos bajaran el IVA de los Audis y nos subieran el del pan y la leche. A míno me importa renunciar al cine porque el IVA ha encarecido la entrada, pero a lo que no puedo renunciar es a dar de comer a mis hijos. Y conste que yo estoy en contra del IVA cultural porque creo que la cultura, en todas sus manifestaciones, debe protegerse. A lo mejor el partido de Albert Rivera cree que nos hace un favor bajándonos el IVA de los coches, pero por mucha clase media que seamos, no compramos coches todas las semanas, y sin embargo compramos el pan todos los días.

El Gobierno ha conseguido un éxito económico sin precedentes, probablemente incluso mayor que aquel famoso 'milagro español' que tanto se achacó a Rato

El problema, sin embargo, que tiene el PP es que no puede oponer a las ocurrencias del equipo económico de Ciudadanos ninguna voz autorizada porque no la tiene. La única es la del ministro de Hacienda, pero ocurre que –y que no se lo tome a mal el señor ministro, por favor–cada vez que Montoro sale en un medio de comunicación haciendo declaraciones, el PP pierde miles de votos.

El Gobierno ha conseguido un éxito económico sin precedentes, probablemente incluso mayor que aquel famoso 'milagro español' que tanto se achacó al hoy denostado Rodrigo Rato, pero ¿le va a servir de algo? No parece. O no en la medida en la que debería. ¿Por qué? Por la maldita corrupción, un asunto que no estaba en la agenda política del Gobierno cuando llegó al poder y que, sin embargo, le ha amargado la legislatura como no podía imaginarse que lo iba a hacer.

Y eso es lo que lleva a que los nuevos partidos cuenten con una bula extraordinaria que les permite decir y hacer lo que quieran sin que eso les cueste desgaste alguno. Imagínense la que se organizaría aquí si a Montoro se le ocurre decir que habría que subir del 4% al 7% el IVA de los productos de primera necesidad… El linchamiento sería casi cruel, y sin embargo a Garicano nadie le pide cuentas por una propuesta semejante.

El problema que tienen los nuevos partidos es que, siendo como son atractivos para un porcentaje cada vez más importante de votantes, también lo son para un determinado grupo de gente que se ha pasado la vida buscando su parcela de poder, por pequeña que esta fuera, aunque para ello fuera necesario irse arrimando a todo árbol posible sin tener en cuenta la especiecon el fin de encontrar una sombra bajo la que cobijarse. Es el caso de Luis Garicano. Obviamente, en mi vida se me ocurriría poner en duda sus conocimientos sobre economía, líbreme Dios de atreverme a cuestionar la sapiencia de todo un señor profesor de la London School of Economics, pero ya en su día fui crítico con un artículo suyo en El País por la misma razón que lo soy hoy: su ambición de poder.

Ciudadanos Luis Garicano Cristóbal Montoro