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Ciudadanos/David contra PP/Goliat
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Ciudadanos/David contra PP/Goliat

No es fácil en un sistema político como el español, donde los mecanismos electorales favorecen a los grandes partidos, que estos se vean desbancados por fuerzas emergentes

Foto: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

No le falta razón al expresidente del Gobierno José María Aznar cuando afirma que la voluntad política de Ciudadanos es ocupar el espacio electoral que ahora pertenece al Partido Popular. El problema es que, primero, esa es una aspiración legítima y, segundo, si lo consigue –cosa que pongo en duda- será más por deméritos del PP que por méritos del partido de Albert Rivera. Digo que lo pongo en duda porque no es fácil en un sistema político como el español, donde los mecanismos electorales favorecen a los grandes partidos, que estos se vean desbancados por fuerzas emergentes.

Pero lo cierto es que a día de hoy, y a la espera de saber qué es lo que realmente pasa en las elecciones del 24 de mayo, en el tablero político lo que está en juego es la supervivencia de los dos grandes partidos cuyas bases electorales están siendo ocupadas por Podemos en el caso del PSOE, y de Ciudadanos en el del PP. Salvando las distancias que separan al partido de Pablo Iglesias del de Rivera, y que no son objeto de este post.

Pero si hace unos meses parecía que toda la atención política se centraba en hasta dónde era capaz Podemos de robarle espacio electoral al PSOE, lo cual hasta cierto punto podía beneficiar al PP –por la fragmentación del voto de la izquierda-, ahora es en las filas populares donde han saltado todas las señales de alarma porque ven cómo Ciudadanos se lleva su voto a espuertas. Y esa es la razón por la que ha salido a la palestra José María Aznar tocando a rebato para intentar recuperar al electorado más fiel al PP. Pero mi duda es si eso vale.

Me explico: si la sangría de votos del PP viniera provocada por VOX, tendría cierto sentido que Aznar bajara al ruedo a pelear por ese electorado tradicionalmente fiel al PP pero que ahora le abandona por aquello de haber dejado de lado los principios y los valores. Pero VOX no es un problema porque en estas elecciones prácticamente va a desaparecer del mapa político. Sí lo es la abstención, que se ha convertido realmente en el refugio del electorado más a la derecha del PP, y contra esa abstención lucha el aznarismo.

Ciudadanos está llamado a convertirse en un partido bisagra, mientras que Podemos lo está a convertirse en un báculo/complemento del PSOE por la izquierda

Pero el voto que se va a Ciudadanos es diferente. No es el voto fiel de siempre del PP, sino el voto que en el año 2011 se rebeló contra Zapatero y le dio al PP la mayoría absoluta. Eso lo ha entendido Albert Rivera, y por eso combina un discurso que hace un complicado equilibrio entre liberalismo y socialdemocracia. Es un voto relativamente joven, y de ahí la referencia de Rivera a que esa generación posdictadura debe ser la encargada de llevar a cabo la regeneración, una afirmación absolutamente desquiciante pero que le ha dado cierta relevancia entre su ‘público objetivo’.

Es un voto urbano, profesional, bastante independiente y poco ideologizado, que igual ha votado al PSOE –lo hizo en 2004 a Zapatero- que al PP –a Rajoy en 2011-, y es por eso por lo que Albert Rivera va a tener que pensarse muy, pero que muy bien su política de alianzas o de apoyos tras el 24 de mayo. Pero, precisamente porque ese voto, siendo el que hace oscilar la balanza a un lado o al otro, no es pos sí solo mayoritario, es por lo que dudo mucho que Ciudadanos consiga alguna vez ocupar el espacio político-electoral del Partido Popular.

De hecho, la impresión que da –insisto, habrá que analizarlo con más detalle el 25M- es la de que Ciudadanos está llamado a convertirse en un partido bisagra, mientras que Podemos lo está a convertirse en un báculo/complemento del PSOE por la izquierda como ya lo fue en su día Izquierda Unida. Y en España los partidos bisagra no han tenido mucho éxito, aunque esto bien puede cambiar en el futuro, sobre todo si aprovechando su éxito de ahora C’s logra imponer una reforma de la ley electoral que acabe con la supremacía del nacionalismo como factor de estabilidad política.

Ciudadanos no va a desbancar al PP. Es más, corre el riesgo de ‘morir de éxito’ si no sabe administrarlo. Hace un par de meses –antes de las elecciones andaluzas- le dije a Albert Rivera en TV que su mayor problema iba a ser encontrar a gente ‘buena’ para hacer candidaturas y que se le iban a sumar muchos arribistas de última hora y gente cuando menos dudosa… Y así ha sido, y ejemplos hay unos cuantos. Hoy por hoy, sin embargo, C’s está recogiendo el fruto del descontento del electorado del PP que no mira nombres, sino la marca, pero, ¿cuánto puede durar eso?

Lo que pase entre el 24 de mayo y la fecha de las elecciones generales va a ser crucial, y subido a la ola de la recuperación económica al PP solo le hacen falta unos cuantos tropiezos de Ciudadanos para volver a recuperar buena parte de su electorado y acercarse de nuevo a la mayoría para gobernar otros cuatro años. No pierdan de vista lo que ha pasado en Gran Bretaña.

No le falta razón al expresidente del Gobierno José María Aznar cuando afirma que la voluntad política de Ciudadanos es ocupar el espacio electoral que ahora pertenece al Partido Popular. El problema es que, primero, esa es una aspiración legítima y, segundo, si lo consigue –cosa que pongo en duda- será más por deméritos del PP que por méritos del partido de Albert Rivera. Digo que lo pongo en duda porque no es fácil en un sistema político como el español, donde los mecanismos electorales favorecen a los grandes partidos, que estos se vean desbancados por fuerzas emergentes.

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