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Ni en el mejor de sus sueños encontró Rajoy un aliado igual: Alexis Tsipras
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Federico Quevedo

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Ni en el mejor de sus sueños encontró Rajoy un aliado igual: Alexis Tsipras

La serie continuada de errores cometidos por Tsipras no hacen otra cosa que alimentar los temores de una parte del electorado que empieza a darse cuenta de lo que se juega votando a Podemos

Foto: Alexis Tsipras, primer ministro griego. (EFE)
Alexis Tsipras, primer ministro griego. (EFE)

Si cualquiera de ustedes entra en el perfil de Twitter de Pablo Iglesias, líder de Podemos, se encontrará con una foto en la que aparece junto a Alexis Tsipras, al que coge por el hombro mientras saluda al público con la otra mano (ver foto adjunta). Si, además, leen ustedes sus tuits –yo no puedo porque me tiene bloqueado, lo cual, por otra parte, me importa un rábano aunque dice mucho del personaje–, observarán que en los últimos días son un recurrente elogio del primer ministro griego y de los pasos que ha ido dando hasta situar a su país al borde del abismo.

Y en esas estamos: asomado el pueblo griego al vacío de un precipicio sin fondo, su primer ministro, en un acto de cobardía sin límites, le obliga a decidir si da un paso adelante y caer –votar ‘no’ a las exigencias de Bruselas para seguir adelante con el rescate–, o dar un paso atrás y alejarse –votar ‘sí’ a las condiciones del Eurogrupo–. Hasta ahora solo ha habido un país que le ha lanzado un órdago a Bruselas y lo ha ganado, fue España en el verano de 2012, cuando todo el mundo pedía el rescate a la griega, y el Gobierno se plantó y dio un puñetazo en la mesa: “Si hay rescate, nos vamos”.

Pero ni España es Grecia ni la situación del verano de 2012 es la de ahora. Tsipras ha jugado con la carta marcada de creer que bajo ninguna circunstancia se iba a permitir que Grecia saliera del euro, y lo que no se ha dado cuenta es de que quien está sacando a Grecia del euro es ella misma. Del euro no se echa a nadie, sino que uno se va. De ahí que la encrucijada en la que el propio Tsipras ha puesto a pueblo griego sea esa exactamente: o seguimos o nos vamos. Si los griegos deciden seguir –votar ‘sí’–, el que se va es Tsipras derrotado por las urnas. Si deciden irse –votar ‘no’–, será un duro revés para Europa, pero, sobre todo, significará la caída de Grecia en el abismo con todas sus consecuencias.

Y todo esto ocurre a muy pocos meses de unas elecciones generales en España en las que los españoles también nos jugamos nuestro futuro, de ahí que estemos observando con especial atención todo lo que está pasando en Grecia y el influjo que eso tiene sobre la actualidad política en nuestro país. Volvamos al principio. Aquí Tsipras/Syriza tiene un aliado incondicional, Pablo Iglesias/Podemos, quien desde el minuto uno del partido ha querido mirarse en el espejo del primer ministro griego, de ahí que, aun cuando ahora los dirigentes de Podemos intentan distanciarse (“España no es Grecia” es el eslogan que ahora más repiten), chocan con la cruda realidad de las hemerotecas y de sus propios comentarios sobre lo que está ocurriendo con el país heleno.

Yo ya dije cuando ganó Syriza las elecciones que aquello podría servir de vacuna contra la tentación de votar a Podemos, y poco han tardado en darme la razón. Da igual lo que pase el domingo –digo igual en términos de consumo político interno de España–, porque cualquiera de los dos escenarios va a ser utilizado por el presidente del Gobierno y por su partido para alertar a los españoles sobre los riesgos de votar a los populistas. Si sale ‘sí’ será una derrota para Tsipras y Syriza y tendrá consecuencias negativas para Podemos, porque es más que probable que Grecia se viera abocada a unas nuevas elecciones en las que probablemente volviera al poder Nueva Democracia.

Y si sale ‘no’, la concatenación de desgracias que van a caer sobre los griegos serán inmediatamente amplificadas en España por los medios de comunicación y, obviamente, utilizadas en plena precampaña electoral para alertar al país de lo que podría ocurrir si las elecciones las ganara Podemos o gobernara con el apoyo socialista. Y eso, lógicamente, está en el manual de cualquier estratega y sería absurdo que Rajoy no lo utilizara como argumentario para su campaña.

La izquierda lo sabe, y de ahí la queja, pero les guste o no, la serie continuada de errores cometidos por Tsipras y Syriza no hacen otra cosa que alimentar los temores de una parte del electorado que empieza a darse cuenta de lo que se juega votando a Podemos. Y si al final, después de todo, Rajoy y el PP vuelven a ganar las elecciones una vez más, mucho tendrá que ver en esa victoria Alexis Tsipras.

Si cualquiera de ustedes entra en el perfil de Twitter de Pablo Iglesias, líder de Podemos, se encontrará con una foto en la que aparece junto a Alexis Tsipras, al que coge por el hombro mientras saluda al público con la otra mano (ver foto adjunta). Si, además, leen ustedes sus tuits –yo no puedo porque me tiene bloqueado, lo cual, por otra parte, me importa un rábano aunque dice mucho del personaje–, observarán que en los últimos días son un recurrente elogio del primer ministro griego y de los pasos que ha ido dando hasta situar a su país al borde del abismo.

Alexis Tsipras