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La noche en que Twitter fue nuestro mejor aliado
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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La noche en que Twitter fue nuestro mejor aliado

Fue en Twitter donde la información fluía con mayor velocidad: gente que ofrecía información, gente que la buscaba, gente que contaba lo poco que sabía o retuiteaba lo más interesante...

Foto: Homenaje viral a las víctimas de París
Homenaje viral a las víctimas de París

El viernes 13 de noviembre, una fecha que quedará grabada a sangre y fuego en nuestra memoria colectiva, como lo están el 11-S y el 11-M, me encontraba en el plató de 'El Cascabel', el programa de debate de 13TV que dirige y presenta Antonio Jiménez. Habíamos empezado el programa haciendo un resumen de lo más destacado de los últimos días, fundamentalmente las medidas que había tomado el Ayuntamiento de Madrid para frenar la contaminación, y obviamente el lío catalán, que no podía faltar como parte del contenido de la tertulia, y al que dedicamos los primeros minutos de la noche.

Nada nos hacía pensar que lo que comenzaba siendo un programa más, como muchos que hacemos los viernes, se iba a convertir en una larguísima noche de conmoción. Pero, a eso de las 22:30, Antonio se vuelve hacia mí y me dice por lo bajo para que no se escuchara en los micrófonos: “Busca en internet, que me parece que está pasando algo”. Entré en las webs de El Confidencial, 'El País' y 'El Mundo', pero no había nada extraño. Busqué en las agencias, y tampoco… Y entonces aparecieron las primeras noticias en el TL de Twitter: explosiones y tiroteos en París, FrançoisHollande evacuado de urgencia del estadio en el que se estaba celebrando el partido Francia-Alemania.

Era en Twitter donde la información fluía con mucha mayor velocidad. De hecho, durante cuatro horas la red social se convirtió en el guión del programa

No se sabía mucho más, pero enseguida nos dimos cuenta de que aquello tenía muy mala pinta y Antonio Jiménez empezó a pedir información por el micrófono interno a la gente de producción del programa. En las webs ya empezaban a aparecer los primeros mensajes de urgencia, pero era en Twitter donde la información fluía con mucha mayor velocidad. De hecho, durante cuatro horas la red social se convirtió en el guion de nuestro programa. Es verdad que la prudencia nos obligaba a adoptar ciertas prevenciones, y de hecho luego se demostraron como 'fakes' o tuits falsosfotos del Empire State iluminado con la bandera de Francia o de la sala Bataclan repleta de gente en un concierto de hace tiempo que se hizo pasar por el de esa misma noche.

Pero 'fakes' al margen, lo cierto es que sin la velocidad con la que fluía la información por la red social hubiese sido muy difícil para un equipo pequeño como el nuestro afrontar un programa de cuatro horas en el que todos, presentador, tertulianos, producción, cámaras, etcétera, hicimos un esfuerzo descomunal para mantener viva la información y ofrecer a los espectadores lo que otras cadenas les estaban hurtando.

Fue un no vivir, una continua búsqueda, no de la última hora, sino del último minuto, en cada tuit que se subía. A medida que avanzaba la noche, ustedes ya lo saben, crecía el número de víctimas asesinadas por los salvajes terroristas del Estado Islámico. Los tuits de gente que vivía de cerca los acontecimientos nos llenaban de pavor, especialmente aquellos que hablaban de ejecuciones masivas en la sala Bataclan. Se nos cortaba la respiración, y en más de un momento estuvieron a punto de saltar nuestras lágrimas, pero seguíamos al pie de Twitter recibiendo cada noticia como una bala que penetraba en cada una de nuestras conciencias.

Se nos acabaron las baterías de los iPads y seguimos con los móviles hasta que al filo de las dos y media de la madrugada, entonces con la cifra -desmentida al día siguiente- de 160 víctimas, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ponía punto y final a cuatro horas y media de emisión ininterrumpida.

Esa noche en Twitter vi y leí de todo, gente que ofrecía información, gente que la buscaba, gente que contaba lo poco que sabía o retuiteaba lo que le parecía interesante, estúpidos que buscaban en la sinrazón la razón de una crítica al sistema de libertades, idiotas que siguen sin entender que el yihadismo va más allá de una interpretación viciada del Islam, bárbaros que proponían la expulsión de cualquiera que tuviera aspecto de árabe o musulmán, pero, sobre todo, gente de bien que rezaba, lloraba y se sentía taninmensamente cerca del sufrimiento de las víctimas y de sus familias que solo encontraba el camino de esos 140 caracteres para expresar su dolor.

Twitter, esa noche, fue el mejor aliado para los que creemos en la paz, en la libertad, en la democracia, en el respeto… Y fue el mejor aliado para los que nos vemos en la obligación de transmitir noticias, sean buenas o malas, a la opinión pública.

El viernes 13 de noviembre, una fecha que quedará grabada a sangre y fuego en nuestra memoria colectiva, como lo están el 11-S y el 11-M, me encontraba en el plató de 'El Cascabel', el programa de debate de 13TV que dirige y presenta Antonio Jiménez. Habíamos empezado el programa haciendo un resumen de lo más destacado de los últimos días, fundamentalmente las medidas que había tomado el Ayuntamiento de Madrid para frenar la contaminación, y obviamente el lío catalán, que no podía faltar como parte del contenido de la tertulia, y al que dedicamos los primeros minutos de la noche.