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Ahora sí: la pelota la tiene Pedro Sánchez, pero ¿sabrá jugarla?
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Ahora sí: la pelota la tiene Pedro Sánchez, pero ¿sabrá jugarla?

Hasta ahora, se podía negar a cualquier acuerdo de investidura con el PP porque su objetivo era ser presidente. Pero en las actuales circunstancias, ¿podrá renunciar a sus ambiciones personales?

Foto: Pedro Sánchez, durante una visita a Castellón. (EFE)
Pedro Sánchez, durante una visita a Castellón. (EFE)

“Esto lo cambia todo”, me decía este fin de semana un miembro destacado de la dirección del PP. “Nos habíamos resignado ya a no gobernar, bien porque Pedro Sánchez lograra su ansiado pacto de izquierdas que le permitiera ser presidente, bien porque, de no lograrlo, iríamos directos a unas nuevas elecciones generales”, añadía.

En el análisis que hacía estos días atrás el PP se daba por hecho que Junts Pel Sí y la CUP no llegarían a ningún acuerdo y se convocarían elecciones de nuevo en Cataluña, lo cual complicaba enormemente cualquier otra salida a nivel nacional, primero porque ante un escenario electoral habría cierre de filas en el PSOE y, segundo, porque todo apuntaba a una alternativa de izquierdas también en Cataluña que sumara a la CUP, ERC y Podemos con el referéndum de autodeterminación como objetivo prioritario.

Lo ocurrido este fin de semana, sin embargo, obliga a todo el resto de actores políticos a replantearse sus posiciones. No puedo evitar un comentario sobre lo que ha pasado: en los últimos 40 años no habíamos vivido en España una situación tan rocambolesca como esta, en la que la Presidencia de la Generalitat ha sido reducida a un vergonzoso y patético mercadeo tercermundista, en la que incluso se admite públicamente algo tan antidemocrático como “corregir el resultado de las urnas”, y en la que nunca antes un presidente de la Generalitat y todos los que con él han colaborado -medios de comunicación incluidos- habían llevado a Cataluña a una situación tan dramática y con una fractura social tan enorme.

Soy consciente de que cualquier acción que implique llevar a los responsables de este desaguisado ante los tribunales alimentaría el victimismo de los independentistas, pero en algún momento futuro será necesario que quienes han vulnerado sistemáticamente la ley y el Estado de derecho acaben respondiendo de sus actos. Dicho eso, estamos donde estamos, y eso implica que tras este acuerdo 'in extremis' que altera la voluntad de las urnas y que no responde al deseo de la mayoría de los catalanes, el siguiente paso al que nos vamos a enfrentar es el de lo que los independentistas llaman la desconexión o el inicio del proceso de independencia.

Y ante ese escenario que se va a producir en las próximas fechas, lo que pase en Madrid va a ser fundamental si entre todos queremos parar un desafío que altera el orden constitucional y va en contra de todas nuestras leyes y de la voluntad del pueblo soberano. Nadie, creo, duda de dónde van a estar el Partido Popular y Ciudadanos. El problema es el PSOE. “Mariano Rajoy volverá a tomar la iniciativa en esta nueva situación”, me decían estas fuentes, “ahora con un argumento añadido: el de la defensa de la unidad de España y de la Constitución”. Pero la pelota no está en el tejado del PP, sino en el del PSOE.

Pero en las actuales circunstancias, ¿podrá Pedro Sánchez renunciar a sus ambiciones personales en favor del interés general?

Hasta ahora, Pedro Sánchez se podía negar a cualquier tipo de acuerdo de investidura con el PP porque su objetivo principal -y personal, porque se estaba jugando su propia supervivencia política, por encima del interés de su partido y del interés general- era ser presidente del Gobierno. Pero en las actuales circunstancias, ¿podrá Pedro Sánchez renunciar a sus ambiciones personales en favor del interés general? Y, sobre todo, si él no lo hace, ¿habrá quien en el PSOE se plantee la posibilidad de provocar su dimisión para forzar un acuerdo a tres que haga frente al plan soberanista?

Lo cierto es que si en los últimos días la posición de los barones enfrentados con Sánchez parecía haberse debilitado, lo ocurrido en Cataluña vuelve a poner en valor a aquellos que creen que la situación del país es en estos momentos tan grave que necesita de un esfuerzo de generosidad por parte de todos. Incluido el PP, por supuesto. También el partido de Rajoy tendrá que hacer concesiones, aunque después de lo visto en Cataluña no parece que la de que Rajoy dé un paso a un lado para elegir a alguien a quien no hayan votado los ciudadanos sea la más oportuna.

Pero nada es descartable. Con todo, “el papel de Rajoy en los próximos días va a ser el de convocar a todos a un gran acuerdo que sirva para hacer frente al independentismo”, y todos quiere decir “todos aquellos que no quieren que Cataluña se separe de España”, lo cual incluye a Podemos, partido al que el último movimiento en Cataluña ha dejado sin discurso. Rajoy hablará con Pablo Iglesias e intentará, también, sumarle a ese acuerdo. Pero, sin duda, el actor principal va a ser Pedro Sánchez: ¿sabrá estar a la altura? Lo veremos en los próximos días.

“Esto lo cambia todo”, me decía este fin de semana un miembro destacado de la dirección del PP. “Nos habíamos resignado ya a no gobernar, bien porque Pedro Sánchez lograra su ansiado pacto de izquierdas que le permitiera ser presidente, bien porque, de no lograrlo, iríamos directos a unas nuevas elecciones generales”, añadía.