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Unidos por un mismo destino: Iglesias y Rajoy no serán presidentes
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Federico Quevedo

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Unidos por un mismo destino: Iglesias y Rajoy no serán presidentes

Un destacado dirigente socialista me insinuaba que Iglesias podría ceder presidencia del Gobierno al PSOE aún siendo Podemos el más representado en el Consejo de Ministros

Foto: Mariano Rajoy y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. (EFE)
Mariano Rajoy y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. (EFE)

En el número 13 de la madrileña calle de Génova, sede del Partido Popular, empiezan a asumir lo inevitable: Mariano Rajoy no será presidente del Gobierno. No es así en todos los despachos porque el sempiterno asesor presidencial Pedro Arriola, colgado de la solapa de la chaqueta de Rajoy cual clavo ardiendo, sigue empeñado en convencer al jefe -que se deja convencer, porque es lo que le interesa- de que existe un voto oculto al PP que aflorará el 26-J y el resultado será espectacular.

Y una mierda, con perdón. Los demás, mucho más realistas y con los pies en el suelo, ya se hacen a la idea de que, en el mejor de los casos, el partido repetirá los resultados del pasado 20 de diciembre, pero que lo más probable es que incluso pierdan algún escaño. Rajoy, instalado en el autoengaño, insiste en exigir a los demás que debe gobernar la lista más votada, lo cual es una solemne memez en un sistema parlamentario como el nuestro donde el Gobierno depende, no de quién tenga más votos en las urnas, sino de quién tenga más votos en el Parlamento. Lo dijo el otro día con mucho sentido común Jordi Sevilla: debe gobernar el que tenga más respaldo parlamentario.

Es lo lógico, y lo legítimo, en un sistema como el nuestro. Rajoy tuvo en su mano haber cambiado la ley electoral para que en los ayuntamientos gobernara la lista más votada pero no le dio la gana hacerlo y eso posibilitó que Podemos se hiciera con alcaldías en las que el PP había sido la primera fuerza política. A joderse, con perdón (insisto). Lo sorprendente es que nadie le pregunte a Rajoy qué hará su partido si resulta que el 26-J la lista más votada no es la del PP, sino, por ejemplo, la de Unidos Podemos… Me gustaría saber qué contesta pero en esta profesión nuestra se nos ha olvidado el oficio de preguntar con un poco de mala leche.

Y me van a permitir un atrevimiento: yo aquí, ahora, me apuesto a que todo ese voto oculto con el que cuenta Arriola para el PP no va a ir a parar a las listas del PP, sino a las de Unidos Podemos, y -¡oh, sorpresa!- a lo mejor el 26-J por la noche nos encontramos con que son la primera fuerza política del país. Tal y como están las cosas no me sorprendería nada que eso ocurriera. Pero supongamos que ocurre lo que dicen las encuestas: gana el PP y Podemos es segunda fuerza. Ni Mariano Rajoy, sume o no sume más votos que el conjunto de la izquierda, será presidente del Gobierno, ni lo será tampoco Pablo Iglesias si sumando los escaños del PSOE son más que los del PP+C’s.

Es una cuestión de rechazo. Si el PP quiere gobernar tendrá que convencer a terceros partidos -C’s y PSOE- de que sumen votos o, al menos, se abstengan en la votación de investidura suponiendo que de esa forma el PP obtenga más síes que noes… Y la condición firme que van a poner ambos partidos para llegar a ese acuerdo va a ser, precisamente, la de que sea otro, y no Rajoy, quien se presente a la votación de investidura. Y no hay ni la más mínima grieta en la posición de ambos partidos que pueda hacer pensar que al final acepten al actual presidente en funciones.

Luego si Rajoy insiste en que o él o nada, y tampoco se produce ninguna otra clase de acuerdo por otro lado, estaremos abocados de nuevo a unas terceras elecciones. De ahí que, en ese caso -y esto se verá la misma noche electoral en función del resultado- es más que probable que en su propio partido le pidan un gesto porque lo contrario puede suponer una debacle para el PP. Hay quienes no descartan que incluso el rey Felipe VI intervenga proponiendo una figura de consenso que permita el acuerdo, aunque lo veo difícil.

Yo aquí, ahora, me apuesto a que todo ese voto oculto con el que cuenta Arriola para el PP no va a ir a parar a las listas del PP, sino a las de Unidos Podemos

Y algo parecido ocurre con Pablo Iglesias. Todas las encuestas dicen que será segundo y que, incluso, sumando los escaños del PSOE podría estar por encima del PP+C’s, pero aun así no será presidente. Iglesias genera un enorme rechazo en las filas socialistas, y ni siquiera las bases del PSOE, partidarias en su mayoría del pacto con Podemos por encima de la abstención al PP, estarían dispuestas a aceptar a Iglesias como presidente.

Eso significa que podríamos estar ante una opción con la que nadie está contando pero que un destacado dirigente socialista me insinuaba hace unos días: que Iglesias ceda la presidencia del Gobierno al PSOE pero siendo Podemos el más representado en el Consejo de Ministros. Es más, si Unidos Podemos gana las elecciones -insisto en que es posible, y no es solo mera intuición, sino que hay sociólogos que creen que eso podría ocurrir-, ese será el acuerdo al que lleguen ambas formaciones políticas porque, en ese caso, sí que al PP le habrán dado los ciudadanos con la puerta en las narices.

En el número 13 de la madrileña calle de Génova, sede del Partido Popular, empiezan a asumir lo inevitable: Mariano Rajoy no será presidente del Gobierno. No es así en todos los despachos porque el sempiterno asesor presidencial Pedro Arriola, colgado de la solapa de la chaqueta de Rajoy cual clavo ardiendo, sigue empeñado en convencer al jefe -que se deja convencer, porque es lo que le interesa- de que existe un voto oculto al PP que aflorará el 26-J y el resultado será espectacular.

Mariano Rajoy