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Las tres razones por las que la crisis del PSOE preocupa, y mucho, en el PP
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Federico Quevedo

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Las tres razones por las que la crisis del PSOE preocupa, y mucho, en el PP

Habrá quien crea que en las filas del PP están brindando con cava por lo que ocurre enfrente, pero se equivoca

Foto: El líder del PP, Mariano Rajoy. (EFE)
El líder del PP, Mariano Rajoy. (EFE)

Las elecciones gallegas y vascas del pasado domingo han derivado en una semana que podríamos catalogar de infarto. Lo cierto es que nadie, o casi nadie, se esperaba lo que está pasando. Debo reconocer que me confié también en el sentir general de que fuera cual fuera el resultado, poco o nada iba a influir en la gobernabilidad de España. Como viene ocurriendo desde las elecciones del pasado 20 de diciembre, nos volvimos a equivocar todos, o casi todos. Pero añadiré en nuestro descargo que los propios protagonistas de la ‘revuelta’ contra Pedro Sánchez eran los primeros que transmitían esa impresión de que todo iba a seguir igual.

Cortina de humo, claramente. La debacle sufrida por el PSOE en Galicia y en el País Vasco, y la desafortunada rueda de prensa ofrecida al día siguiente por Pedro Sánchez colmaron el vaso de la paciencia del sector crítico del PSOE, y lo demás ya lo conocen ustedes y todavía sigue alimentando las portadas de todos los medios de comunicación, y lo seguirá haciendo en los próximos días. Tan es así, y tan profunda y cruenta —en un sentido político— está siendo la crisis del Partido Socialista, que los demás partidos —incluido Podemos, a pesar de alguna salida de tono de sus dirigentes— han optado por pasar a un segundo plano.

Desde luego, esa ha sido la postura del principal implicado, en la medida que es al que más le afecta, por esta situación: el Partido Popular. Desde la dirección de los populares se ha dado orden de no inmiscuirse y no hacer declaraciones sobre la crisis socialista, más allá de manifestar un escrupuloso respeto por lo que está ocurriendo en el partido rival. Pero eso no significa que no se esté siguiendo todo con una especial atención y, sobre todo, con una enorme preocupación.

La dirección del Partido Popular ve con mucho respeto, por no decir que incluso cierto temor, todo lo que está pasando en el PSOE

Sí, habrá quien crea que en las filas del PP están brindando con cava por lo que ocurre enfrente, pero se equivoca. Claro que habrá quien lo celebre, pero descerebrados hay en todas partes. No es el sentir de la dirección del partido, que ve con mucho respeto, por no decir que incluso cierto temor, todo lo que está pasando en el PSOE, y ello por tres razones fundamentales que resumo a continuación:

La primera, “es que existe un riesgo real de fractura en el Partido Socialista, y eso sería muy negativo para los intereses de España, porque eso convertiría a Podemos en el partido referente de la izquierda”. Dicho de otro modo, España perdería la referencia de un gran partido socialdemócrata y moderado como alternativa de gobierno al Partido Popular, con el riesgo que eso tiene desde todos los puntos de vista, pero especialmente desde el económico y desde el mantenimiento del modelo territorial.

"La fractura en el PSOE sería muy negativa para los intereses de España, porque eso convertiría a Podemos en el partido referente de la izquierda"

La segunda, “es que no sabemos lo que va a pasar, y si al final Pedro Sánchez logra mantenerse al frente del PSOE y derrota a los barones, se va a tirar de cabeza a la fórmula de Gobierno de izquierdas con los independentistas”, lo cual supone un riesgo de fractura territorial inmediato, así como de más que probable intervención de nuestras cuentas por parte de la UE. Sería un Gobierno muy negativo para los intereses generales del país, además de extraordinariamente débil.

La tercera, “es que si al final los críticos se salieran con la suya y forzaran la dimisión de Pedro Sánchez, es más que probable que el PSOE se abstuviera en una segunda investidura de Rajoy, pero eso no sería gratis”, porque el precio a pagar por esa abstención sería muy alto. Es más, en el PP se da por hecho que la legislatura sería muy corta, porque el Gobierno no podría gobernar contra un Parlamento que continuamente estaría imponiéndole leyes que no compartiría.

Eso es lo que me dice un miembro de la dirección del PP, y parece un análisis bastante acertado. Es más que probable que la última de las tres opciones sea la que salga adelante, pero aunque así el PP consiga gobernar, ya es seguro que no lo hará en unas condiciones favorables, sino que tendrá que hacerlo capeando un temporal tras otro en un Parlamento dispuesto a hacerle a Rajoy la vida imposible.

Las elecciones gallegas y vascas del pasado domingo han derivado en una semana que podríamos catalogar de infarto. Lo cierto es que nadie, o casi nadie, se esperaba lo que está pasando. Debo reconocer que me confié también en el sentir general de que fuera cual fuera el resultado, poco o nada iba a influir en la gobernabilidad de España. Como viene ocurriendo desde las elecciones del pasado 20 de diciembre, nos volvimos a equivocar todos, o casi todos. Pero añadiré en nuestro descargo que los propios protagonistas de la ‘revuelta’ contra Pedro Sánchez eran los primeros que transmitían esa impresión de que todo iba a seguir igual.

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