Gallardón arropa a su suegro, el ex ministro Pepe Utrera, en una cena de desagravio en Málaga

Las Navidades de 2008 no fueron fáciles para el ex ministro José Utrera Molina. La Diputación de Málaga (controlada por el PSOE con el apoyo de IU) le acababa de despojar del título de Hijo Predilecto y la Medalla de Oro de la Ciudad, concedida en 1975. ¿Una venganza contra el PP? ¿Más en concreto contra el alcalde de Madrid? Nadie lo sabe. Lo único cierto es que el yerno de Utrera Molina es Alberto Ruiz-Gallardón. Y Alberto respondió a la llamada familiar de apoyo. “Pepe, estaré contigo”, tranquilizó el alcalde a su suegro. Así fue. El pasado sábado Gallardón tomó el AVE a Málaga rumbo al hotel NH, el mismo donde se alojó el dictador Muamar Gadafi en diciembre de 2007 y, entre extraordinarias medidas de seguridad, también lo hizo a mitad del pasado mes de enero el equipo de baloncesto del Maccabi de Tel Aviv.

En el céntrico NH (4 estrellas), 600 personas homenajearon a Utrera Molina, malagueño, 82 años, ex ministro Secretario General del Movimiento, un falangista “honrado y que luchó mucho por Málaga”, cuentan sus más allegados, “más o menos lo mismo que ahora practica Magdalena Álvarez con su tierra”.

Gallardón no se sentó en la mesa presidencial, pero sí accedió al salón junto a su suegro y su mujer, María del Mar Utrera. El alcalde aguantó los gritos -no dirigidos a él, sino a Pepe Utrera- de unos jóvenes miembros de una coordinadora antifascista. Y se dejó fotografiar antes de que los comensales degustaran el salmón hervido, el solomillo con verduras y la tarta de postre a razón de 50 euros por persona.

El acto acudieron dos buenos amigos de Utrera: Manuel Alcántara, columnista de Vocento, el decano de los articulistas de España, y Félix Gancedo, tres veces campeón del mundo de Vela y con cuatro participaciones en Juegos Olímpicos (1964, 1968, 1972 y 1976). Gancedo fue alumno de Utrera en su etapa de profesor de la asignatura Formación del Espíritu Nacional en un colegio religioso de Málaga: “Fue él quien me inculcó el amor a un nación, España”.

El discurso de Utrera, sin tono revanchista, según los asistentes, no obvió sus años de gloria. “El pasado eran luces apagadas”, glosó el también ex gobernador civil de Sevilla y Burgos. Entre el entregado público, sus camaradas, alguien soltó un “¡Viva España!” que no fue a más… La cena acabó a la una de la madrugada. “Me sentía alejado de Málaga y me vuelvo a sentir dentro de mi tierra”, se despidió Utrera. Gallardón aplaudió y le dio un abrazo a su suegro, el ex ministro desagraviado.