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Subvenciones a obispos, alcaldes y empresarios por... cuidar sus bosques
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Subvenciones a obispos, alcaldes y empresarios por... cuidar sus bosques

Pasados ya los tiempos en que una ardilla viajaba desde los Pirineos hasta Andalucía sin tocar el suelo, simplemente saltando de rama en rama, los bosques

Pasados ya los tiempos en que una ardilla viajaba desde los Pirineos hasta Andalucía sin tocar el suelo, simplemente saltando de rama en rama, los bosques se han convertido en un patrimonio que hay que vigilar y cuidar celosamente para evitar la deforestación del país. En Cataluña, existe el Centro de la Propiedad Forestal, un organismo que depende de la consejería de Medio Ambiente y Vivienda, participado por la Generalitat y por el sector forestal privado. Su objetivo es promover la ordenación y la gestión de los bosques de titularidad privada. Y una de sus principales actividades es repartir subvenciones a quien cuide bien la masa forestal.

Por eso, no es de extrañar que todo el que tenga un terruño con árboles lo cuide y lo mime como un preciado bien que no sólo puede reportarle beneficio a largo plazo, sino que puede suponerle una fuente de ingresos año tras año. Que se lo digan al Obispado de Vic, propietario de bosques en el centro de Cataluña, por los que cada año recibe un buen pellizco de las arcas públicas. En el 2005, por ejemplo, esta institución religiosa recibió por “la ampliación y mejora de la protección de la superficie forestal” 20.755,39 euros. Poca cosa comparada con el dinero que fue a parar al Obispado de Solsona, que se embolsó 42.859,82 euros. Los vigarenses, sin embargo, recibieron también 37.770,56 euros en el 2007 y 22.192,86 euros el año pasado por una “gestión forestal sostenible”.

Forges ya había advertido que “cuando un bosque se quema, algo suyo se quema... señor conde”. Pero entre los propietarios que recurren a la financiación pública hay pocos condes y muchas empresas y particulares. Uno de los potentados que más dinero reciben es Francisco Rovira Corominas, presidente de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España y gerente del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya, cuyo celo en gestionar sus bosques le ha servido para recibir cantidades que oscilan entre los 16.159,72 euros hasta los 94.928,07 euros del año 2005 o los 44.052,25 euros del año pasado.

Nombres conocidos

Más discretas fueron las subvenciones para el presidente de la Bolsa de Barcelona, Joan Hortalà, que percibió 3.612,67 euros en el 2008. Hace tres años, sin embargo, Hortalà recibió por la “ampliación, protección y mejora de la superficie forestal” la nada despreciable cantidad de 38.529,43 euros. Poca cosa en comparación con lo que puede sacar de la Bolsa -jugando o cobrando por su cargo-, pero bastante si se compara con los demás de la lista. Mucho más discreto ha sido el alcalde democristiano de Vic y presidente del Consorci Forestal de Catalunya, Josep Maria Vila d’Abadal, que obtuvo 3.408 euros en el 2008. Entre los beneficiados, se encuentra también el empresario Ramón Ticó Vilarrasa, cuyo nombre se hizo famoso al resultar implicado en el Caso Filesa. Ticó recibió el año pasado 3.139,8 euros por la “gestión forestal sostenible” de sus bosques.

En el baile de nombres, ni siquiera las instituciones financieras resisten la tentación de tener su parcela de naturaleza. Así, la Caixa Manlleu, la más pequeña entidad de ahorros de Cataluña, percibió 3.068,81 euros. Nada que ver con la potente Casa Tarradellas, que a lo largo de los años ha resultado siempre premiada con diferentes cantidades: 15.701,49 en el año 2005 y 5.232,03 euros el año pasado por “gestión forestal sostenible” más otros 16.911 euros por la “redacción y revisión de planes técnicos de gestión y mejora forestal”. Incluso el Colectivo Ronda, un potente despacho de abogados de Barcelona, se sumó al carro -gestiona una gran masía en el interior de la provincia de Barcelona- y logró 4.837,43 euros de subvención.

Entre los beneficiados, se encontraba también Juan Laporta Bonastre, fallecido en el 2007 y padre del actual presidente del FC Barcelona. La cuota que ingresó por cuidar bien sus bosques fue de 45.259,05 euros en el año 2005. Y lo mismo cabe decir del empresario peletero, fallecido el año pasado, Andreu Colomer Munmany, beneficiado con 14.047,89 euros en 2005, pero que en el 2008 todavía recibió 7.111,08 euros.

En fin, no hay duda de que la larga lista de beneficiados con las ayudas públicas son unos aprovechados, pero no cabe duda de que algo habrán hecho bien para que su labor sea reconocida por la Administración. Y ahora, si un bosque se quema, algo nuestro también se está quemando.

Pasados ya los tiempos en que una ardilla viajaba desde los Pirineos hasta Andalucía sin tocar el suelo, simplemente saltando de rama en rama, los bosques se han convertido en un patrimonio que hay que vigilar y cuidar celosamente para evitar la deforestación del país. En Cataluña, existe el Centro de la Propiedad Forestal, un organismo que depende de la consejería de Medio Ambiente y Vivienda, participado por la Generalitat y por el sector forestal privado. Su objetivo es promover la ordenación y la gestión de los bosques de titularidad privada. Y una de sus principales actividades es repartir subvenciones a quien cuide bien la masa forestal.

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