Prisa responde a su manera al apagón de móviles ejecutado por Telefónica

En página impar, con mejor visibilidad. A cuatro columnas, con buena tipografía. “Telefónica da la banda ancha más cara de los antiguos monopolios europeos”. Esta fue la noticia más destacada de la sección de Economía del diario El País ayer martes. Un informe de precios realizado por la CMT sirvió como base para construir el artículo, nada favorable para la imagen de la operadora, mientras en el resto de diarios era una información menor.

El tratamiento concedido por el diario de Prisa no resultaría cuestionable si no fuera porque el lunes, según publicó este diario, se supo que la misma Telefónica dejó sin servicio de telefonía a la red de móviles del grupo por el impago acumulado de una factura de 300.000 euros. De esta manera, una información no exclusiva y rebotada por las agencias, se convertía en pieza de especial relevancia bajo la lupa del periódico El País.

 

En realidad, la historia entre Telefónica y Prisa ha estado trufada de intereses comerciales que han trascendido siempre la relación convencional entre el soporte publicitario que representa un medio y el anunciante. Si a su condición de generoso inversor, factor siempre determinante, se suma el componente de socio o competidor, según la época o el negocio, la colusión de intereses está servida para cuestionar su imparcialidad informativa.

Ahora que la deuda ahoga, resulta que Telefónica es el único interesado, junto al francés Vivendi, en comprar su negocio de televisión por pago Digital Plus. La familia Polanco está obligada a vender su activo más jugoso para rebajar la losa de 5.000 millones, un montante que contribuyó a engordar la propia operadora cuando, de manera inesperada, vendió su 16% en Sogecable tras acudir a la OPA lanzada desde Prisa.

Antes de ser socios, Telefónica y Prisa fueron competidores en la guerra de las plataformas por satélite, cuando el antiguo monopolio fue empleado para aglutinar una alternativa mediática competidora. Juegos de intereses que han tenido siempre como protagonista al inmenso fondo de la caja que ahora gestiona César Alierta, que supo ganarse la amistad y el cuidado del difunto Jesús Polanco. Ahora, visto el apagón de móviles, todo es distinto.