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Rajoy, el “hombre más buscado”, su entrevista con Montilla, su entrada por la Puerta del Príncipe y la lección magistral a Laporta
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Rajoy, el “hombre más buscado”, su entrevista con Montilla, su entrada por la Puerta del Príncipe y la lección magistral a Laporta

Mariano Rajoy hace números para ser el hombre más querido, el más deseado, el más buscado del país. Por eso, accedió a la petición de la

Mariano Rajoy hace números para ser el hombre más querido, el más deseado, el más buscado del país. Por eso, accedió a la petición de la presidenta del Partido Popular de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, para que se desplazase a dicha comunidad el 23 de abril, Diada de Sant Jordi, porque ahí continúa la tradición de regalar una rosa o un libro durante esta jornada. “Es una gran fiesta social y cultural. Es un día muy especial para Cataluña. Tienes que venir”, le dijo Alicia. Y Mariano le hizo caso: varió toda su agenda y se embarcó en el AVE para estar puntual a primera hora de la mañana. Era su primera visita a Cataluña en un día tan señalado. Es más: era la primera vez que un presidente del PP acude a celebrar esta efeméride.

Su primera escenificación fue aparecer en el programa de Helena García-Melero, La hora Q, de TV3. Tenía su porqué: Helena está embarazadísima y deja la presentación del programa a finales de este mes. Fue un detalle del presidente del PP el acudir a su programa como regalo de maternidad, lo mismo que obsequiarla con una rosa.

Montilla le pidió una reunión

El presidente de la Generalitat, José Montilla, estaba enterado de la presencia de Mariano Rajoy en tierras catalanas desde el lunes día 20. El miércoles 22 por la tarde, el máximo mandatario de la comunidad telefoneó al líder popular para poder mantener una reunión tête-à-tête durante la recepción oficial.  Y no hubo inconveniente. Desde los estudios de TV3, Rajoy se dirigió al acto programado en los jardines del Palacio de Pedralbes. Pero no entró por la puerta principal, sino por la Puerta del Príncipe. Nadie se enteró. Nadie le vio. Porque Rajoy es tan discreto como gallego. Y nada tiene que ver esta connotación con la Casa Real ni con Maquiavelo. Simplemente, el azar lo quiso así.

Montilla le esperaba en una sala, en compañía de la presidenta del PSC, Manuela de Madre. Tanto ésta como Alicia Sánchez-Camacho estuvieron unos minutos en la reunión y luego los dos políticos se quedaron a solas, intercambiando impresiones. Ni siquiera las interrupciones de los ayudantes de Montilla perturbaron la placidez del encuentro. “President, te reclaman afuera”, avisaron a Montilla con insistencia. Pero más de media hora tardó el presidente de la Generalitat en salir a los jardines, donde le esperaba una ingente cantidad de invitados ávidos de “tocar president” y de poder intercambiar aunque sólo fuese un apretón de manos o una sonrisa con él.

Pero la sensación fue Mariano Rajoy. No salieron juntos, sino por separado. Y el líder del PP se convirtió pronto en la estrella de la fiesta. Una hora para recorrer 60 metros dice mucho sobre la expectación creada. Desde el presidente de Unió Democràtica, Josep Antoni Duran Lleida, hasta el consejero de Educación, Ernest Maragall, o el presidente de la Pimec, Josep González, no desperdiciaron la ocasión para acercarse. Un alcalde le regaló una barretina (gorro típico catalán), que Mariano supo recoger y guardar. Y hasta los estudiantes anti Bolonia tuvieron su minuto de gloria, el suficiente como para regalarle el libro Universidad SA.

Libros para la familia

Tras la fiesta oficial, el presidente del PP recaló en la popular Rambla de Cataluña, cortada al tráfico y repleta de stands con rosas y libros. Allí, hizo sus deberes conyugales: compró El hombre más buscado (acaso una alegoría de lo que quiere ser en el futuro), de John Le Carré, para su esposa, Elvira Fernández, y Tim y Tom en África, de Jorge de Pallejà, para su hijo Mariano, que está próximo a cumplir los 10 años.

La completa agenda culminó con su visita al torneo de tenis Conde de Godó. Vio sólo el tercer set entre Tommy Robredo y Igor Andreiev, pero le bastó. Allí coincidió con su antiguo compañero de gabinete y actual presidente de Vueling, Josep Piqué, y se aplicó a fondo con Joan Laporta, el presidente del Barça. Hablaron especialmente de fútbol, de lo que resta de Liga y de los importantes encuentros que les quedaban por disputar a Barça y Real Madrid. Pero también de competiciones internacionales y, especialmente, del Mundial sub 20 de 1999, que Rajoy vivió en primera persona en Nigeria cuando estaba de ministro del ramo (era ministro de Educación y Cultura, con competencias sobre deportes). No en vano, en aquella fecha España ganó el primer campeonato mundial del fútbol español. El presidente del PP le recordó a su homónimo del FC Barcelona la importancia que tuvo en esta gesta un jovencito llamado Xavi, uno de los actuales motores del Barça, y de Gabri, un ex azulgrana que ahora milita en las filas del Ajax. Una lección de memoria histórica de la que el político no ha olvidado ni un detalle. Y es que empieza a calar hondo la retención mnemotécnica que Rajoy cultiva siempre que puede.

Además de comer con Javier Godó y sus hijos, Ana y Carlos, Rajoy tuvo tiempo de plantar un árbol en el stand de una compañía automovilística y de firmar la pelota del torneo. Y de allí nuevamente al AVE, para proseguir la apretada agenda de la precampaña electoral de las europeas. Bajo el brazo, tres libros, regalo de Alicia Sánchez-Camacho: Anatomía de un instante, de Javier Cercas, El factor humano, de John Carlin, y Crackovia, basado en el programa satírico del mismo nombre que presenta Toni Soler en TV3 y que es líder de audiencia en Cataluña. Pero, sobre todo, volvía con la satisfacción del deber cumplido.

¿Y la entrevista con José Montilla? “Bien, gracias”, fue su lacónica respuesta cuando alguien le preguntó sobre el particular. Es posible que el hablar de política hubiese deslucido una jornada de tan profundo sentimiento cívico como la de Sant Jordi. Por eso, Rajoy sigue siendo tan discreto como gallego.

Mariano Rajoy hace números para ser el hombre más querido, el más deseado, el más buscado del país. Por eso, accedió a la petición de la presidenta del Partido Popular de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, para que se desplazase a dicha comunidad el 23 de abril, Diada de Sant Jordi, porque ahí continúa la tradición de regalar una rosa o un libro durante esta jornada. “Es una gran fiesta social y cultural. Es un día muy especial para Cataluña. Tienes que venir”, le dijo Alicia. Y Mariano le hizo caso: varió toda su agenda y se embarcó en el AVE para estar puntual a primera hora de la mañana. Era su primera visita a Cataluña en un día tan señalado. Es más: era la primera vez que un presidente del PP acude a celebrar esta efeméride.

Mariano Rajoy