El extraño caso del hombre que revolucionó el Congreso con un pantalón corto, una camiseta y unas chanclas

Un visitante con look playero ha revolucionado el Congreso de los Diputados. A falta de actividad política, la Cámara se ha convertido en noticia por el “decoro” que, supuestamente, José Bono exige a quienes entren en el edificio.  Así lo relataba ayer el diario El Mundo, que aseguraba que el Congreso había dado órdenes a los ujieres de no dejar entrar a nadie con “vestimenta indecorosa”. El diario apuntaba a Bono la ocurrencia, aunque no aportaba pruebas, y daba a entender que los ujieres iban a convertirse en guardianes de la elegancia y el recato, así como en vigilantes de diputados, periodistas, funcionarios y turistas.

La polémica obligó al Congreso a emitir ayer una nota de prensa aclarando que no se ha dictado “instrucción alguna relacionada con la vestimenta que deben llevar quienes accedan a la Cámara”. De acuerdo con el comunicado, “el pasado 30 de junio se produjo una situación totalmente excepcional en el que manifiestamente se habían excedido los límites admisibles para entrar no sólo en el Congreso, sino en cualquier institución u oficina”.

Pero, ¿cuál fue esa situación excepcional que excedía cualquier límite? Según fuentes bien informadas, un visitante, invitado por un funcionario, se presentó el martes en el Congreso “con un pantalón tan corto que le llegaba por la ingle, una llamativa camiseta de tirantes y chanclas”. Una indumentaria ideal para un día de playa, pero que dejó atónitos a varios trabajadores de la Cámara.

El detonante se produjo cuando el secretario general del Congreso se encontró en los pasillos con el extraño visitante. El letrado de las Cortes no dudó en avisar al portero Mayor del Congreso para que, en adelante, se evitaran casos similares. En general, la política del Congreso es bastante laxa, y es habitual ver a periodistas, reporteros o técnicos vistiendo de manera informal durante el curso político. De hecho, en la nota aclaratoria, desde el Congreso se apunta que “nunca se ha considerado necesario establecer una regulación expresa sobre la materia”, y se reconoce que “los visitantes y trabajadores que diariamente acuden a la Cámara mantienen una actitud respetuosa con la institución”.

La guerra de la corbata

El único precedente que se recuerda data de julio de 2008, cuando Bono le facilitó, a través de un ujier, una corbata al ministro de Industria, Miguel Sebastián, durante la celebración de un pleno. Sebastián rechazó la prenda y continuó con la camisa abierta, en un gesto que se interpretó como un choque con el presidente del Congreso. Más tarde, el ministro de Industria explicó que había dado permiso a los funcionarios de su departamento para despojarse de las corbatas en verano. La razón, ahorrar energía al no tener que situar la temperatura media de las instalaciones por debajo de los 24 grados. Sebastián contraatacó regalándole a Bono un termómetro, aunque el ministro acabó por lucir corbata en las Cortes.