Los 'milagros' de Ana Botella en el barrio estrella de Madrid

Ana Botella anda de ronda para conocer in situ sus nuevos dominios como alcaldesa de Madrid. La nueva inquilina del consistorio de la capital anduvo la semana pasada por Aravaca, uno de los barrios madrileños de más poder adquisitivo, donde hasta hace apenas unas semanas vivía su jefe, Mariano Rajoy, a unos 400 metros de donde el Príncipe Felipe lleva a sus hijas al colegio.

La mujer del expresidente Aznar fue a hacerse la foto oficial para inaugurar una pasarela peatonal sobre las vías del tren que había sido abierta al público... abierta al público, eso sí, solo tres semanas antes y después de varios meses de obras y desvíos de tráfico que la policía municipal aprovechó para multar a todo el que intentaba encontrar aparcamiento en las zonas colindantes. La limpia y la recaudación fueron descomunales.

Acabado el solemne acto, Botella se acercó a visitar el Polideportivo Municipal Alfredo Goyeneche, inaugurado en 2003 y ampliado el pasado año con nuevas pistas de pádel. Sin embargo, la instalación, pese a ser relativamente moderna, no marcha como debe, especialmente la zona de gimnasios.

Desde hace semanas, un cartel indica que varias de las máquinas instaladas para hacer ejercicios cardiovasculares “no funcionan”. Por ese motivo, los usuarios pueden acceder a la zona de musculación sin pagar los algo más de cuatro euros de la entrada.

No obstante, debido a la presencia de la alcaldesa, los empleados del polideportivo se apresuraron la víspera en dejarlo todo como la patena, lo cual incluyó hacer desaparecer la dichosa advertencia. Todo un 'milagro'. Botella disfrutó del paseo y dio su visto bueno a las instalaciones, ahora que Madrid prepara su enésimo asalto a los Juegos Olímpicos. Sin embargo, al día siguiente, se volvió a colgar el cartelito para que los deportistas supieran que nada de nada, que la maquinaria seguía rota, que se volvía a la triste realidad.

La respuesta de los monitores es que no se sabe cuándo vendrá la empresa de mantenimiento a revisar las bicicletas, las cintas de correr y demás material que requiere conexión eléctrica y software para funcionar.  Quizás tenga algo que ver la enorme deuda de 7.000 millones que le ha dejado su antecesor, Alberto Ruiz Gallardón, premiado con el Ministerior de Justicia. Un acto más de la hipocresia de la política.