Es noticia
Otro lío de comunicación puede dejar a Trillo sin la embajada en Washington
  1. España
  2. El Confidente
El Confidencial

El Confidente

Por

Otro lío de comunicación puede dejar a Trillo sin la embajada en Washington

Lo del Gobierno con las filtraciones, después de la lección que dio Mariano Rajoy en la formación del Gabinete, empieza a ser más que preocupante. Ayer,

Lo del Gobierno con las filtraciones, después de la lección que dio Mariano Rajoy en la formación del Gabinete, empieza a ser más que preocupante. Ayer, el sainete volvió a tocar a Exteriores, después de haber sufrido el bochorno de filtrar el nombre de Mario Vargas Llosa para presidir el Cervantes, meter por medio al Rey y quedarse luego con el ‘no, gracias’ del Nobel.

Como no escarmientan, a Federico Trillo se la jugaron (o, no, que quizá sabía muy bien lo que hacía y a quién se lo decía) los supuestos amigos. El ex ministro, que no quiere ni en pintura que le “jubilen prematuramente”, como él mismo dice, en la presidencia del Consejo de Estado, llevaba trabajándose desde hace tiempo la Embajada en Washington. De hecho, en Exteriores se había pedido a algunos periodistas que ya sabían de la operación, que la enfriaran y no publicaran nada. García Margallo quería ‘camuflar’ el nombramiento de un embajador político (no de carrera) en una tanda de otros seis o siete para que así se notara menos una excepción que el propio ministro de Exteriores había dicho que no pensaba recurrir salvo “casos muy excepcionales”.

Trillo le hizo la confidencia a un amigo y éste a otra, y su nombramiento apareció como “muy posible” en la prensa de ayer. Cuando las agencias intentaron confirmarlo, el ex presidente del Congreso y ex ministro de Defensa dio orden de que así lo hicieran, y la noticia apareció como un hecho “de fuentes oficiales”. Sin embargo, a Margallo (y se supone que a Rajoy) las prisas del compañero le sentaron muy mal, tanto que aseguró que tal nombramiento no era, ni mucho menos oficial. Y para refrendarlo, tuvo a bien recordar… a Franco, cuando un general le dijo: “Señor, he oído que mi nombre suena para ministro”. Y Franco, impasible, le contestó: “Pues yo no he oído nada”.

La filtración, interesada o no, pone en riesgo el ‘exilio dorado’ que se había buscado Trillo y demuestra por qué Rajoy guardó hasta el último minuto y con un celo enfermizo el anuncio de los posibles integrantes de su Gabinete incluso a ellos mismos. Sobre todo, y por lo visto en las últimas semanas, a ellos mismos.

Lo del Gobierno con las filtraciones, después de la lección que dio Mariano Rajoy en la formación del Gabinete, empieza a ser más que preocupante. Ayer, el sainete volvió a tocar a Exteriores, después de haber sufrido el bochorno de filtrar el nombre de Mario Vargas Llosa para presidir el Cervantes, meter por medio al Rey y quedarse luego con el ‘no, gracias’ del Nobel.