Los jueves al sol de Paco Luzón en el lujoso hotel Santo Mauro

Hay formas y formas de llevar el paro. Algunos pasan los lunes al sol sopesando el futuro incierto en los astilleros de Vigo, como hacía Bardem en la mencionada película, y otros, los más afortunados, lo hacen en el AC Santo Mauro de Madrid, un singular hotel cinco estrellas ubicado en un lujoso palacete que fuera en su día residencia del duque de Santo Mauro en Madrid.

Sentado en sus abullonados sofás y flanqueado por tupidos y versallescos cortinajes, pasó ayer la mañana un prejubilado de oro, Francisco Luzón (64 años), el que fuera hombre de confianza de Emilio Botín para Latinoamérica, responsabilidad que abandonó hace escasos días, un salida en falso, inesperada, pero con una gratificante liquidación de 56 millones bajo el brazo.

Elegante y sonriente, Luzón lucía un semblante relajado. Su aspiración por alcanzar logros mayores en el Santander, es decir, el sillón de consejero delegado, ha resultado inalcanzable. El sacrificio de una década entregado a Latinoamérica, que ya representa más del 50% del beneficio global del banco, no ha sido mérito suficiente para reemplazar al indultado Alfredo Sáenz.

Ahora, lejos de las oficinas de Boadilla del Monte, el financiero conquense, criado en la irrepetible camada de los vizcayas de Pedro Toledo, desfila por los salones del Santo Mauro para hacer business y reiniciar su vida social fuera del paraguas todopoderoso del Santander. La gloria de servir a don Emilio ya no sirve como credencial, toca empezar de cero.

Para dar su versión de lo ocurrido y explicar sus nuevos planes, Luzón fue recibiendo en audiencia a distintos invitados ilustres. Uno de los citados a primera hora fue Álvaro Cuervo, catedrático, director de Cunef y consejero de ACS, con el que departió largo y tendido en torno a un café. Para el segundo turno de visitas, otro café y el mismo sofá del Hotel Santo Mauro.