Recortes de 'impresión' en Telefónica: directivos sin fotocopias ni prensa

Los accionistas de Telefónica no son los únicos que sufren los recortes de la operadora. Aparte del dividendo, los curritos de a pie han visto limitada en los últimos días el número de fotocopias e impresiones que pueden realizar en el trabajo. Y no sólo eso, sino que en ese afán por recortar costes de donde sea, la compañía ha tocado también a las plantas nobles, donde los directivos ya no disfrutan de uno de los privilegios tradicionales de la casa: la prensa diaria calentita junto al café a la hora de llegar al despacho.

A partir de ahora, los directores generales tendrán que acostumbrarse a compartir periódicos con sus pares o a conformarse con el resumen de prensa que les sirven diariamente desde los servicios de comunicación de la empresa. Todo un síntoma de pérdida de estatus... aunque en la era del iPad no hay directivo de empresa que se precie sin la tablet debajo del brazo, así que tampoco es tan grave si pueden leer su periódico favorito en Internet.

Claro que para quien sí es una señal alarmante es para el sufrido sector de la prensa de papel, con Público recién cerrado y varias cabeceras más pendientes de un hilo o con pérdidas como nunca se habían visto por culpa de una crisis publicitaria sin precedentes y la migración estructural a Internet. Uno de los 'impuestos revolucionarios' tradicionales del sector eran las suscripciones masivas de bancos y empresas (el otro es la publicidad repartida urbi et orbe independientemente de las audiencias y la influencia de cada medio). Y si todo el mundo sigue el ejemplo de la primera empresa española, el panorama puede ser dantesco para el sector.

Lo de las limitaciones en la impresora es un fastidio mucho más generalizado en el Distrito C, aunque hay que reconocer que de esta forma Telefónica acabará con costumbres tan españolas -y tan poco legales o ecológicas- como fotocopiar libros enteros o los apuntes de la carrera del niño en el trabajo. Hasta ahora, se había establecido un tope de 100 impresiones o fotocopias al mes, pero ahora cada empleado tiene un tope basado en su 'operativa' de los últimos meses (lo cual no deja de ser paradójico porque se beneficia a los que han sido más gastones en el pasado).

En todo caso, ambas medidas son todo un síntoma hasta dónde llegan los recortes de costes para enderezar un resultado que se desplomó casi el 50% en 2011 y para tratar de recuperar el dividendo de antaño, una vez iniciado el ERE de 6.500 personas.