El boicot catalán a los peajes se queda en un susto del 2,5%

Mucho ruido y pocas nueces. El popular movimiento ciudadano que ha promovido el boicot a los peajes de las autopistas catalanas se ha diluido como un azucarillo en la cuenta de resultados de Abertis, el principal operador de la red carreteras afectadas por esta acción. A pesar del eco mediático alcanzado, el agujero sufrido el 1 de mayo, primera jornada en la que se llevó a cabo esta acción, apenas representó el 2,5% de la recaudación de esa jornada.

Aunque la campaña gozó de la aparente simpatía de una parte de la opinión pública catalana, la segunda jornada de boicot, celebrada fundamentalmente en Cataluña el pasado 20 de mayo, arrastró todavía a menos seguidores. Los impulsores de la corriente crítica aglutinada bajo el lema Yo no pago quedaron muy por debajo de sus expectativas, hasta el punto de infligir un castigo insignificante en Abertis, sin llegar a suponer algo más que un episodio marginal.

La principal queja de los operadores de autopistas, fundamentalmente de Abertis, donde La Caixa ejerce todavía de accionista de referencia, es la cierta pasividad de los Mossos, que por una clara decisión política actuaron con cierta tibieza o neutralidad el primer día de movilizaciones, en pleno puente de mayo. Esa percepción de aparente impunidad de los conductores que se negaban a pagar fue el principal motivo de preocupación de los gestores de autopistas de peaje.

Una vez superado esos episodios, reveladores en cualquier caso de una corriente de opinión crítica latente, la principal preocupación de Abertis y del resto de operadores es el continuo descenso del tráfico en sus vías de peaje. Con descensos continuados mensuales de hasta el 10%, las infraestructuras más recientes, como por ejemplo las radiales de Madrid, convierten en inviables estos proyectos, que nacieron durante los últimos años de bonanza económica.