Es noticia
La banca privada de La Caixa está que arde: sufre dos desalojos en Madrid por incendio
  1. España
  2. El Confidente
El Confidencial

El Confidente

Por

La banca privada de La Caixa está que arde: sufre dos desalojos en Madrid por incendio

La banca privada es uno de los negocios que más está sufriendo por la crisis y la temperatura se eleva mucho cuando los clientes adinerados preguntan

La banca privada es uno de los negocios que más está sufriendo por la crisis y la temperatura se eleva mucho cuando los clientes adinerados preguntan a sus gestores dónde ha ido a parar el dinero invertido en productos tan seguros como bonos del Estado o incluso participaciones preferentes. Pero en algunas entidades lo de las "altas temperaturas" es literal, hasta el punto de que parece que el fuego las persiga. Es el caso de La Caixa, cuyos empleados de banca privada en Madrid no ganan para sustos últimamente: han vivido dos desalojos por culpa de las llamas en lo que va de verano.

El primero tuvo lugar el 28 de junio, cuando tuvieron que abandonar a la carrera perseguidos por una densa humareda la sede de gestión de patrimonios de la caja catalana en Madrid, en la calle Serrano número 52. Un fallo en el sistema de aire acondicionado en plena canícula madrileña tuvo la culpa del susto. A consecuencia del incidente, la oficina de la milla de oro quedó inservible y hubo que improvisar un traslado a la sede central de La Caixa en la capital, en Castellana, 51. Los empleados de a pie tuvieron que apretujarse (sobre todo en el parking) para hacer hueco a los encargados de cuidar la cartera de los clientes VIP de la entidad.

Después de dos meses de estrecheces, éstos encontraron un nuevo acomodo en la sede de Banca Cívica en Madrid, en el Paseo de Recoletos, 37 (el mismo eje que Castellana pero más al Sur). Una vez suprimidos los redundantes servicios centrales de la fracasada fusión de Caja Navarra, Burgos, Canarias y Cajasol -adquirida por La Caixa en marzo-, el meglómano edificio construido por Enrique Goñi y Antonio Pulido ofrecía espacio más que de sobra para ubicar al área de banca privada.

Pero el mismo día de la mudanza, pertrechados con las cajas de papeles que hasta entonces se amontonaban por los suelos de su 'destierro', la fatalidad volvía a cebarse con ellos. Cuando apenas acababan de instalarse, zas, se declaraba un incendio en la planta superior a la que estaban ocupando por culpa de un cortocircuito. De nuevo tocaba salir a toda prisa y esperar en la calle a que los bomberos hicieran su trabajo.

Pasado el susto inicial, muchos hacían bromas nerviosas: "No es posible, ¡otra vez no!". "Parece que nos ha mirado un tuerto". "A quien se lo cuentes no se lo cree". "¿Habrá un pirómano en la oficina?". Pero esta vez la cosa no pasaba a mayores y sólo tenían que esperar una hora para volver a sus nuevas dependencias. Y allí siguen, terminando de instalarse y a la espera de que la temperatura vuelva a subir cuando tengan que enfrentarse a los clientes a la vuelta de vacaciones. Eso, sin contar con las turbulencias que se avecinan en los mercados con el más que previsible rescate de España. Lo dicho, la cosa está que arde.

La banca privada es uno de los negocios que más está sufriendo por la crisis y la temperatura se eleva mucho cuando los clientes adinerados preguntan a sus gestores dónde ha ido a parar el dinero invertido en productos tan seguros como bonos del Estado o incluso participaciones preferentes. Pero en algunas entidades lo de las "altas temperaturas" es literal, hasta el punto de que parece que el fuego las persiga. Es el caso de La Caixa, cuyos empleados de banca privada en Madrid no ganan para sustos últimamente: han vivido dos desalojos por culpa de las llamas en lo que va de verano.