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Enésimo terremoto en Repsol tras un nuevo jaque anónimo a su presidente
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Enésimo terremoto en Repsol tras un nuevo jaque anónimo a su presidente

Repsol parece la casa de tócame Roque. Sólo unos meses después de que Luis del Rivero, presiente de Sacyr, fuera derrotado en su intento de hacerse

Repsol parece la casa de tócame Roque. Sólo unos meses después de que Luis del Rivero, presiente de Sacyr, fuera derrotado en su intento de hacerse con el control de la petrolera, vuelve la guerra. Visto el arranque de semana, la tregua accionarial ha durado bien poco. Este lunes, el diario Expansión informó a toda página, en portada, con una exclusiva de calado que no iba firmada, del inmediato relevo de Antonio Brufau como máximo responsable de la compañía energética.

El jaque al ejecutivo catalán, uno más que sumar a los sufridos durante los últimos años, está abanderado desde la sombra. Desaparecido el empresario murciano, apartado incluso de Sacyr, constructora que todavía sigue como accionista, el deseo de remover a Brufau de su asiento sigue presente entre los accionistas, pero entre bambalinas, por si la refriega costara algún jirón en los trajes nobles que visten los miembros del consejo de administración o quienes les asisten en retaguardia.

Mientras el equipo de Mariano Rajoy se afana en los términos del rescate a España, las cuestiones de gobernanza en las multinacionales españolas carecen de prioridad en la agenda de La Moncloa. Tal vez por este motivo, desde el Ejecutivo aluden a cuestiones entre accionistas, es decir, a La Caixa, Sacyr (Juan Abelló y Demetrio Carceller) y a Pemex, para referirse a la suerte del bien remunerado Brufau, que a sus 63 años va camino de cumplir una década al frente de la petrolera.

El trasquilón recibido por Repsol a manos de Cristina Kirchner, con la expropiación a cámara lenta de la petrolera argentina YPF, podría bastar como argumento de peso para que los accionistas de referencia retiraran su confianza a Brufau. Sin embargo, como en otras ocasiones en las que la continuidad del presidente pendió de un hilo, nadie ha sometido a consideración ese punto en el máximo órgano de gobierno de la compañía. La partida se juega fuera de cámara.

De esta manera, los sospechosos interesados en abrir el melón de la sucesión son los habituales, con La Caixa como juez y parte, atrapada en el hamletiano dilema de romper con el que fuera su hijo o apoyarle una vez más. Incluso algunos intérpretes de lujo, como Borja Prado, actual presidente de Endesa y hombre en España de Mediobanca, principal acreedor de Rizzoli-Unedisa-Expansión, han sido incorporados al casting de posibles interesados en aceptar el papel protagonista en Repsol.

Visto lo visto, queda claro al menos que nadie quiere empuñar la pluma que firme la sentencia de Brufau. Ni siquiera el Gobierno, con el que el presidente de Repsol se siente confortable, especialmente con su ministro de Industria, el canario José Manuel Soria, bajo cuyo mandato la petrolera ha salido derrotada en Argentina, con trasiego diplomático de por medio, y bajo el que también ha conseguido sendos permisos para iniciar prospecciones en las aguas de las islas para extraer petróleo.

Repsol parece la casa de tócame Roque. Sólo unos meses después de que Luis del Rivero, presiente de Sacyr, fuera derrotado en su intento de hacerse con el control de la petrolera, vuelve la guerra. Visto el arranque de semana, la tregua accionarial ha durado bien poco. Este lunes, el diario Expansión informó a toda página, en portada, con una exclusiva de calado que no iba firmada, del inmediato relevo de Antonio Brufau como máximo responsable de la compañía energética.