Bárcenas, como Pedro por su casa en los juzgados y con parking reservado

El nuevo trabajo de Luis Bárcenas consiste en denunciar y ser denunciado y parece que los juzgados son el nuevo punto de encuentro de políticos y cargos públicos. Ayer mismo se cruzaron en los pasillos de los Juzgados de Plaza de Castilla, como si del Congreso de los Diputados se tratase, el extesorero del PP con el exdelegado de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, Antonio de Guindos, hermano del ministro de Economía.

Ambos están imputados pero en diferentes causas. Uno acudía a declarar por el ‘caso Madrid Arena’, el otro para ratificar una denuncia contra los que durante años le han tenido en nómina por haberle robado los ordenadores de su despacho. Uno ha trabajado para un ayuntamiento ‘popular’, hasta que dimitió tras su imputación, y el otro ha controlado las cuentas del PP hasta que le han despedido por causas aún por definir.

Ayer los dos estaban citados en la misma planta de los juzgados madrileños pero optaron por mostrarse indiferentes el uno del otro. Cada uno, a lo suyo. Uno a ‘quitarse el muerto’ de encima y culpar a sus subordinados de los fallos en la seguridad del recinto del Madrid Arena, y el otro a seguir con su ‘tourné’ judicial, que tiene con el corazón en un puño al partido para el que trabajó durante tantos años.

Y mientras, Bárcenas está cogiendo experiencia en hacer peinetas a todo aquel que se le cruce: periodistas, ex compañeros, jueces y fiscales. Se pone el mundo por montera y ayer decidió que no iba a entrar como el común de los mortales por la puerta de Plaza de Castilla, donde hacían guardia decenas de periodistas. Se vio con todo el derecho, y alguien se lo consintió, de meter su coche en el aparcamiento exclusivo de jueces y funcionarios. El decano madrileño, José Luis Armengol, ya ha abierto una investigación para averiguar quién ha permitido que el señor que tiene en jaque a todo el PP por sus papeles con sobresueldos no oficiales se crea con más derechos que el resto de los ciudadanos.