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FG pasa por el 'taller' para curarse las cicatrices de su batalla con Guindos
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FG pasa por el 'taller' para curarse las cicatrices de su batalla con Guindos

En el comité de directores regionales de BBVA de hace unas semanas, los resultados del primer trimestre y los objetivos de un nuevo año duro por

En el comité de directores regionales de BBVA de hace unas semanas, los resultados del primer trimestre y los objetivos de un nuevo año duro por la caída de márgenes y la morosidad desbocada quedaron relegados a un segundo plano por la nueva imagen con que apareció el presidente de la entidad, Francisco González, que llevaba 15 días retirado del mundanal ruido.

Faltó tiempo tras su deslumbrante aparición para que comenzaran las especulaciones sobre si "se ha hecho un lifting" o si "está rubio". Comentarios en voz baja entre los directivos asistentes y alguna foto tomada disimuladamente con el móvil hicieron del nuevo look del presidente del BBVA la comidilla del mundo financiero patrio en sólo un par de días.

En realidad no está rubio, sino caoba. Pero es cierto que el restyling de FG ha causado sensación. A sus 69 años, se ha quitado buena parte de las arrugas y se ha dejado el pelo muy al estilo italiano. Hay quien dice que las duras batallas que está librando con el ministro de Economía, Luis de Guindos, le estaban dejando demasiadas cicatrices y ha llegado el momento de disimularlas. Ya saben, la negativa de BBVA a entrar en el banco malo y la penalización en la derrama del Fondo de Garantía de Depósitos como represalia gubernamental.

FG no es el primero ni será el último de nuestros grandes banqueros que pasa por el salón de belleza. Ya lo hizo Emilio Botín hace años, y desde entonces luce un semblante eternamente bronceado y un pelo donde no se aprecia ni una cana. Hay que seguir dando buena imagen al frente de los dos buques insignia de la banca española durante los complicados tiempos que se avecinan.

Porque lo que no se plantea ninguno de los dos es dejar el sillón en vez de renovar su imagen, a pesar de que ambos han tenido que cambiar varias veces los estatutos para aplazar su jubilación según iban cumpliendo años. Pero ya se sabe de la laxitud de las empresas españolas con el buen gobierno corporativo y lo poco que se esfuerzan las autoridades por imponerlo.

En el comité de directores regionales de BBVA de hace unas semanas, los resultados del primer trimestre y los objetivos de un nuevo año duro por la caída de márgenes y la morosidad desbocada quedaron relegados a un segundo plano por la nueva imagen con que apareció el presidente de la entidad, Francisco González, que llevaba 15 días retirado del mundanal ruido.

Luis de Guindos