El dicharachero Miguel Ángel Rodríguez resucita después de 'visitar' el otro barrio

Es un rostro habitual de las tertulias televisivas y su voz se oye con frecuencia a través de las ondas radiofónicas. Desde que colgó los hábitos de la política en las filas del Partido Popular, el portavoz Miguel Ángel Rodríguez reparte doctrina de Génova allí donde tiene oportunidad. Sólo un grave y reciente susto de salud ha impedido que el experiodista faltara a su cita como opinólogo durante un par de semanas.

Recuperado para la causa, MAR ha superado con éxito un serio infarto que estuvo a punto de costarle la vida a finales del mes de febrero. El vallisoletano ha preferido guardar silencio al respecto y compartir sólo con sus allegados el sobresalto. Ni siquiera hizo mención alguna tras su mutismo absoluto en Twitter durante dos días, red social a través de la cual siguió en activo a modo de entretenimiento durante el periodo de convalecencia.

El tertuliano estuvo fuera de juego poco más de dos semanas. Fue el tiempo suficiente para tomar consciencia de lo ocurrido y reincorporarse a la vida cotidiana con garantías suficientes. Desde ese momento, el cambio de hábitos ha sido total. Ya no hay tabaco que valga (tres cajetillas al día) ni almuerzos generosos. Toca perder peso, hacer algo de ejercicio y mimar el ritmo cardíaco, estresado por una vida algo desordenada.  

Más allá de un par de kilos, lo que no ha perdido Miguel Rodríguez ha sido su particular sentido del humor ni su inconfundible sello político. En ese aspecto, como tertuliano mantiene intacta su marca registrada popular. Sus dardos dialécticos siguen yendo en la misma dirección, aunque con algo más de sosiego y retranca. Como él mismo dice, haber visto de cerca el otro barrio humaniza al más iracundo de los comentaristas de cuota.