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Los desayunos ejemplares del 'bienpagado' Javier de Paz
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Los desayunos ejemplares del 'bienpagado' Javier de Paz

Madrid no es ciudad para ociosos en el mes de julio. Sólo las obligaciones profesionales pueden explicar que sus vecinos soporten el trajín diario y sus

Madrid no es ciudad para ociosos en el mes de julio. Sólo las obligaciones profesionales pueden explicar que sus vecinos soporten el trajín diario y sus calores agobiantes aun a riesgo de desfallecimiento. Los más afortunados, entre ricos de postín y jubilados de oro, disfrutan ya de las playas de Marbella y Sotogrande. Aun así, algunos reconocidos bienpagados continúan deambulando por los sitios más lucidos de la capital, apurando negocios en ciernes y dejándose ver a partes iguales.

Uno de los personajes más repetidos en este papel es el hacelotodo socialista Javier de Paz, que despachaba esta semana en uno de los enclaves más fashion de la capital al calor de un café y una exquisita tostada con tomate. Con la pausa de quien no está obligado a madrugar, el amigo del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero irrumpió a media mañana en el concurrido local, con la pausa de un veraneante, mientras levantaba la vista por encima de sus finas gafas para encontrarse con su cita.

Equipado con un look preppy total, es decir, polo y pantalón de pinzas color chillón, De Paz lucía ya un moreno bastante resultón, casi a juego con su renovado tono capilar. Con ese escogido atuendo casual, el expresidente de Atento (filial de Telefónica hasta finales de 2012) sigue resultando casi un perfecto anónimo, incluso para el público ilustrado que abarrotaba el famoso restaurante madrileño, que no reparó en la presencia del otrora influyente intermediario socialista y rico tras su paso por Panrico.

A pesar del cambio de régimen con la caída del PSOE, el vallisoletano ha conseguido mantener su sillón como consejero de Telefónica, la gran empleadora pública, donde fue capaz de renovar en el cargo el pasado mayo por otros cinco años. Su actitud bastante decorosa, sin dar que hablar y arrimando el hombro, le ha servido para mantener la confianza del presidente, César Alierta, y a la vez tener tiempo para sus quehaceres.  

Madrid no es ciudad para ociosos en el mes de julio. Sólo las obligaciones profesionales pueden explicar que sus vecinos soporten el trajín diario y sus calores agobiantes aun a riesgo de desfallecimiento. Los más afortunados, entre ricos de postín y jubilados de oro, disfrutan ya de las playas de Marbella y Sotogrande. Aun así, algunos reconocidos bienpagados continúan deambulando por los sitios más lucidos de la capital, apurando negocios en ciernes y dejándose ver a partes iguales.